Laberinto borgiano
El reciente viaje de María Kodama a Europa reanima el sueño de sir Randoll Coate, que a los 82 años desea hacer realidad su idea de dedicarle a Borges un memorial garden
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Hacia 1950, sir Randoll Coate, funcionario del Foreing Office, había sido nombrado Agregado Cultural de la Embajada inglesa, en Buenos Aires. Aquí conoció a Borges, cuya obra admiraba, y anudó con él varias afinidades y algunas obsesiones.
Coate regresó a Inglaterra, abandonó la diplomacia, y se dedicó a darle entidad física a uno de aquellos símbolos compartidos; se hizo constructor de laberintos, una especialidad del paisajismo inglés. En Europa, sus obras se ubican en parques exclusivos o resguardan la memoria colectiva, como el que recuerda a los Beatles, en Liverpool.
Una noche de 1976, Coate, en Inglaterra, soñó que Susana Bombal, una amiga común con Borges, le decía que el poeta ya no estaba, y había que dedicarle un memorial garden, el cual, obviamente, debía ser un laberinto. Impresionado por el sueño, Coate le escribió una carta a Susana Bombal.
Cuando murió Borges, en 1986, se pensó en materializar aquel sueño. Camilo Aldao, sobrino nieto de Susana, viajó a Londres, habló con Coate y empezó a andar el proyecto. Coate diseñó el laberinto y lo obsequió a la Fundación Borges, en la persona de su presidenta, María Kodama. Esta lo cedió a la Municipalidad, para su ejecución, y se contactó con el estudio del paisajista Carlos Thays. Se propusieron varias ubicaciones para su emplazamiento, considerando que Borges había conocido muy bien a Buenos Aires y había lugares a los que había amado particularmente. El tamaño de la obra, de 108 metros por 85, le agrega dificultades.
Según Thays, el Gobierno de la Ciudad pone trabas ajenas al paisajismo. El estudio que dirige presentó el proyecto en el Congreso Internacional de Arquitectura Paisajista que se reunió en Buenos Aires en octubre último.
Entre los lugares propuestos, el que parece más factible es un sector del parque Avellaneda, que fue visitado y aprobado por Coate y María Kodama. Estaría incluso resuelta la financiación, por medio de una fundación privada.
Pero la última respuesta es que el proyecto tiene que ser aprobado por la Legislatura porteña, ya que se trata de la cesión de un espacio público.
Mientras tanto, María Kodama viajó a España, donde quieren ese laberinto, y todo sería más fácil. Randoll Coate tiene 82 años, y desea ver esa obra realizada.
Por Cristina L. de Bugatti
Recordatorio con forma de libro
"Para conmemorar la obra de Borges, tan profundamente imbuida de simbolismo dedaliano, se impone un laberinto. Tiene forma de libro, de libro abierto, como era el hombre y el escritor.
"Sobre el cierre del libro, la entrada del laberinto, está grabado: "En el laberinto de Borges, los ciegos somos nosotros..." En efecto, aquellos que siguen con los ojos el camino se pierden, en tanto que los ciegos son guiados por la cita en Braille.
"Tsui Pen diría una vez: me retiro para escribir un libro. Y otro día: me retiro para construir un laberinto. Todo el mundo imagina que se trataba de dos obras. Nadie pensó que el laberinto y el libro eran la misma única obra.
"Los setos del laberinto dibujan el nombre prestigioso: JORGE LUIS BORGES.. Pero el trazado del recorrido deletrea: SOY BORGES. ¿Es la voz del escritor? ¿O la del discípulo buscando seguir al maestro? El punto de interrogación que figura al tope del recorrido representa el enigma de Borges, su misterio, su mística...
"Según la concepción clásica, el laberinto tiene dos partes que son espejo una de la otra. Juego de espejos muy borgesiano, donde es necesario leer su nombre primero al derecho y luego reflejado al revés. Estas son las dos caras de Borges: poeta y filósofo; erudito e irónico; ciego y visionario.
"El punto de interrogación y los de las íes son los puntos de entrada para quienes se aventuren en el laberinto, quienes siempre son regresados al margen del libro.
"Dos relojes de arena, uno en el punto en que empieza a caer la arena, y otro al terminar, significan a la vez los años del escritor y la noción del tiempo.
"Este proyecto no indica la escala, la escala borgiana es infinita. Así, se puede considerar un laberinto vegetal, plantado de boj o de tejos, un dédalo más íntimo de mármol o de mosaico, o aun una biblioteca cuyos anaqueles de libros harían de setos, donde el soñador podría seguir los caminos espirituales de la magia de las palabras."
Por Randoll Coate Octubre de 1986



