Obras con la impronta de cada lugar
Las casas del estudio jujeño Arquitectura Antoraz y Asociados, con absoluta comprensión del entorno
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Ciertos paisajes y tradiciones constructivas son absolutamente condicionantes en la definición de la arquitectura cuando ésta es producida por profesionales capaces de entender el espíritu del lugar. Así lo expone la extensa trayectoria del arquitecto Carlos Antoraz, titular de la firma Arquitectura Antoraz y Asociados, de Jujuy.
El estudio funciona en la capital jujeña y está integrado además por los arquitectos Carlos Romero e Inés Pemberton y por Alberto Pasquini. Una de sus obras recientes, la vivienda de la familia Antoraz en Purmamarca, es cabal expresión de la combinación de la esencia de lo tradicional con un equipamiento del siglo XXI.
Integramente construida en adobe, a la manera del norte argentino, con techo torteado de barro sobre encañado y estructura de madera de álamo, la casa es típico ejemplo de la sabiduría popular en este sentido. El álamo, una de las maderas más bajas en la escala de dureza y también barata, trabaja bien en un clima muy seco como el de Purmamarca: en esta casa, cubre luces de hasta 7 metros. El adobe, por su parte, si bien se lava con la lluvia, lleva protección hidrófuga. El adobe de los muros exteriores alcanza un espesor de 0,60 m, mientras que los interiores son de 0,40 m.
La vivienda, unos 300 m2 de superficie sobre un terreno de 1000, se estructura en torno de dos patios: uno empedrado seco y el otro verde, separados por una galería cubierta. Estar, comedor, cocina comedor, tres dormitorios y un estudio para el propietario arquitecto, junto con áreas de servicio, conforman la planta, articulada con otra galería, más abierta, con el quincho-asador. Los revoques son bolseados, y se agrega una característica: el ladrillo a la vista martelinado picado, que le da un aspecto rústico.
El interior es un juego de contrastes con todo el confort posible: pisos de madera y de cerámicos, calefacción, cocina eléctrica, jacuzzi, luces dicroicas, estufa de leña y salamandra en el dormitorio principal, y una combinación de muebles antiguos y modernos que da una mezcla de ambientes con una personalidad particular.
De corral a vivienda
El mismo criterio de respeto llevó a Antoraz a crear su vivienda de fin de semana en un paraje llamado Chilcayo Volcán. En una finca con un caserío de unas 20 viviendas de más de 100 años, abandonadas por sus antiguos ocupantes, el reciclado fue el origen de una obra singular. Antoraz trabajó a nuevo con las tradiciones que perviven; en Chilcayo construyó sobre un zócalo de 1,50 m de piedra, antiguo corral.
La impronta de una estructura de piedra y el trazado de la planta del corral fueron respetados por Antoraz y Asociados para definir el estar-comedor de su casa de fin de semana, al que se le adicionó un dormitorio y los servicios. Pero el paisaje también es interior: con fines estéticos, fue desviada una acequia para pasar, por debajo de una galería cubierta entre el estar y el dormitorio.



