Recordando a Ermete De Lorenzi
Con motivo de la reciente mudanza del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU) a su nueva sede de 25 de Mayo 486, ser铆a oportuno hacer algunas reflexiones acerca de este edificio.
Cuando la arquitecta Mar铆a Teresa Egozcue (a la saz贸n todav铆a presidenta de la entidad) present贸 la flamante adquisici贸n ante un grupo de profesionales e invitados, subray贸 como un dato positivo las cualidades que exhib铆a la construcci贸n e hizo referencia a sus autores, el estudio de los arquitectos De Lorenzi, Otaola y Rocca. Seguramente fue un acierto para el CPAU la selecci贸n que dio origen a la compra, ya que se trata de un edificio de arquitectura clara y racional, sin ornamentaciones superfluas ni gestos ret贸ricos y que, luego del certamen que se hizo para proyectar la distribuci贸n interior, satisfar谩 eficientemente las necesidades funcionales y operativas de la instituci贸n.
Sin embargo, m谩s all谩 de lo expresado m谩s arriba, me parece pertinente destacar la personalidad del arquitecto Ermete De Lorenzi, que fue el primer decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires.
Nacido en Rosario en una familia que hab铆a desarrollado en El Tr茅bol, provincia de Santa Fe, una industria quesera que hizo popular en todo el pa铆s el apellido con un agregado (queso fresco) y un singular logotipo, don Ermete fund贸 un despacho de arquitectura que se impuso en concursos y dej贸 en su ciudad natal, como testimonio de su calidad proyectual, el edificio de La Comercial, que todav铆a se yergue gallardo en una esquina del Boulevard Oro帽o.
Esa misma sensaci贸n de arquitectura consistente, s贸lida y de buenas proporciones se percibe al observar, en la cuadra de 25 de Mayo entre Corrientes y Lavalle, c贸mo se destaca la fachada del edificio del CPAU con relaci贸n a las construcciones del contorno. Y c贸mo conserva su lozan铆a con m谩s de 60 a帽os de construido.
Recuerdo que De Lorenzi viajaba en tren desde Rosario para dar sus clases y aprovechaba el tiempo del trayecto para trazar los dibujos que ilustraban sus apuntes y libros.
En los inicios de mis estudios universitarios fui alumno de la c谩tedra de Teor铆a de la Arquitectura, de la que 茅l era el titular. Por entonces, bajo la influencia de los tratadistas franceses, en primer lugar, la materia se dictaba b谩sicamente en su faz instrumental, con el acento puesto en temas como clima, asoleamiento y paisaje, por una parte, y las tipolog铆as arquitect贸nicas con an谩lisis de las proporciones y los rasgos visuales, por la otra. Como tuve como condisc铆pulo a un hijo del profesor, Aldo De Lorenzi, nos hicimos muy amigos y acced铆 as铆 a la frecuentaci贸n de su casa, un petit hotel que compr贸 en la calle Rosario (hasta en eso era coherente el jefe de familia) en un predio hoy desaparecido para dar paso a la calle Riglos, frente al gran edificio de departamentos que fuera del ex Hogar Obrero. Aldo tuvo una intensa trayectoria como docente e investigador, actividad que asumi贸 con entusiasmo hasta su lamentada desaparici贸n.
Por eso, como supongo que para muchos j贸venes (y no tanto) que se acercaron al edificio del CPAU para examinarlo antes de concretar su participaci贸n en el concurso, el nombre de Ermete De Lorenzi puede resultar ex贸tico y desconocido, quise evocar muy sucintamente algunos motivos que hacen justiciero su recuerdo.
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