Un teatro para armar, desarmar... y volver a armar
Una construcción fabril, basada en estructuras metálicas que se desmontan, es el concepto innovador de esta sala teatral del barrio del Abasto, que ahora amplia sus instalaciones mediante un anfiteatro al aire libre
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Si Carlos Gardel viviera... seguramente estaría instalado en su barrio natal, más ahora que el Abasto suma 35 espacios culturales donde se exhiben los mejores espectáculos del circuito off porteño. Lo más interesante es que la mayoría de las nuevas salas propone una arquitectura contemporánea, y algunas en edificios de valor patrimonial, lo que ayuda a preservar la identidad del barrio al tiempo que transforma la imagen decadente que lució la zona hasta no hace menos de cinco años, aunque huelga decir que aún falta mucho por hacer. Un ejemplo de este fenómeno urbano es el teatro El Cubo, en la calle Zelaya, diseñado a partir de un concepto innovador inspirado en los antiguos circos, cuyas enormes carpas pueden desmontarse y volver a montarse en cualquier lugar.
Sobre un terreno de 780 m2, la impronta fabril de la construcción, basada en estructuras metálicas que se desarman, acompaña el paisaje de los edificios vecinos y la vieja calle empedrada. Desde la vereda se accede al espacio a través de una gran marquesina que hace las veces de fachada, y que alberga el bar y la oficina con boletería, conformados por dos volúmenes vidriados que anuncian las obras en cartelera. Los espectadores ingresan luego en un sector a cielo abierto donde el propio dueño del teatro diseñó un jardín zen que reemplaza el clásico foyer de las salas de teatro. Hay plantas, piedras blancas, bancos y pequeñas acequias que recogen el agua de lluvia del techo de la sala, actuando al mismo tiempo como desagüe pluvial.
Diseñado por el Estudio V, integrado por el desarrollista Jorge Vidoletti y los arquitectos Hernán Llamazares y Alejandro Baviello, la sala tiene una planta casi cuadrada, que le da nombre al teatro, y está construida con paredes y techo de chapa ensamblados en un gran meccano con un tratamiento especial para lograr una acústica adecuada. Algunas de las chapas giran hasta convertirse en ventanas, evitando las ventilaciones forzadas.
Barrio de tango
Originalmente, el teatro contaba con dos camarines con baños a ambos costados del escenario, también contruidos con materiales desmontables, y actualmente se incorporó otro en el entrepiso técnico más dos habitaciones recicladas anexadas del edificio lindero, y que forma parte de un ambicioso proyecto de viviendas que lleva adelante el mismo propietario. Abasto Loft Apart & Art Hotel, también diseñado por el Estudio V, contará con 26 habitaciones distribuidas en cuatro pisos y una fachada de hormigón armado con diferentes texturas en el relieve, con imágenes alusivas al tango y el arte del filete. En la planta baja, el edificio albergará un bar, una galería de arte y, en el terreno trasero, además de una piscina circular, contará con un anfiteatro - actualmente en construcción - que pretende ampliar la oferta de la cartelera en verano.
Peatonal y tanguera
La calle Zelaya ocupa sólo dos cuadras, que se extienden entre Agüero y Jean Jaurés. Entre las edificaciones se destacan las casas de estilo italiano de principios del siglo pasado, y cuyas fachadas fueron intervenidas por el artista plástico Marino Santamaría. La intención de Vidoletti, propietario del teatro, es transformar la cortada en peatonal y bautizarla Astor Piazzolla.



