Probamos el Chevrolet Agile, el exitoso hatchback, con un motor de 92 caballos y buen equipo de serie
A un mes del lanzamiento oficial, el Chevrolet Agile, además de haber conseguido el título de Auto del Año en Brasil, ha logrado un gran éxito de ventas, superando las expectativas de la propia compañía automotriz.
Este hatchback compacto de cinco puertas -que fue desarrollado en Brasil y que se produce en el Complejo Industrial GM, en Rosario, para toda la región- mide 3995 mm de largo, 1680 de ancho y 1470 de alto, y muestra el nuevo estilo de diseño exterior que, de ahora en más, tendrán los autos de Chevrolet, y que le entrega una imagen moderna, que no pasa inadvertido para el público que, en su gran mayoría, nos hizo señas de aprobación al paso de nuestra unidad de prueba.
Mirándolo de perfil se observa un marcado aspecto de cuña, con el techo redondeado y una gran elevación al piso, lo que deja un espacio muy grande entre los pasarruedas y las ruedas. En el sector posterior se destaca el pequeño alerón que marca la continuidad del techo, las grandes ópticas y el amplio portón del baúl. En esta sección hay un inconveniente por solucionar, ya que el portón sólo se puede abrir con la llave de contacto, lo que resulta bastante incómodo.
Una vez realizada esta maniobra quedamos ante una gran boca de carga, que muestra un baúl de muy buena capacidad inicial (327 litros) que se puede ampliar rebatiendo los asientos traseros. El piso plano también es beneficioso en las maniobras de carga y descarga.
El Agile viene con el motor naftero multivalvular de 1.4 litros, el mismo que equipa el Corsa Classic. Este es un motor que lleva mucho tiempo en el mercado, pero como ha comentado el nuevo presidente de GM, Sergio Rocha, "lo hemos ido actualizando para que cumpla con los requerimientos modernos".
A este propulsor se le ha desarrollado una gestión electrónica distinta y se le ha agregado un convertidor catalítico para que entregue 92 caballos de potencia, que mueven muy bien al vehículo en el tránsito ciudadano. Viene acoplado a una caja de cambios de cinco velocidades de funcionamiento preciso, que pone la potencia al piso en forma suave, pero progresiva.
No es un deportivo, claro está, pero cumple perfectamente con la función para la que fue pensado el auto: una conducta familiar. El consumo es contenido y se puede lograr sin esfuerzos. Da un promedio de 7,10 litros cada 100 km, lo que entrega una autonomía cercana a los 800 kilómetros. Muy conveniente.
Buen dinamismo
El comportamiento dinámico también es muy bueno. Se lo nota confortable en el tránsito urbano y no desentona en la ruta, donde si bien marca un balanceo de la carrocería al exigirlo en curvas cerradas dobla con firmeza y sin perder la línea. Esto está sustentado por el trabajo de la dirección, con una asistencia justa.
La cabina es amplia, luminosa y con muy buenas medidas para que cuatro ocupantes viajen cómodamente. Un quinto podría acomodarse, siempre y cuando el viaje sea corto, ya que de esta forma el espacio lateral queda bastante acotado. Los materiales utilizados para la fabricación del interior dan sensación de calidad y están bien logrados los ajustes y las terminaciones.
Manejamos la versión full LTZ, que trae una interesante batería de componentes, entre los que se destacan levantavidrios eléctricos delanteros y traseros, cierre centralizado y automático de puertas en rodaje, alarma, llantas de aleación de 15", doble airbag, frenos con ABS, espejos exteriores eléctricos y faros antiniebla. También trae aire acondicionado, dirección hidráulica y equipo de audio con CD, MP3, Bluetooth, USB y entrada auxiliar. Estos últimos componentes están de serie desde la entrada de gama (LZ).
El precio del LTZ es de $ 61.920, IVA incluido, y tiene una garantía de 2 años sin límite de kilometraje.
El Chevrolet Agile es, sin duda, una opción que debe tenerse en cuenta a la hora de buscar compactos familiares.