La refrigeración del motor de un automóvil no es un tema menor. Por el contrario, mantenerlo dentro de los límites mencionados por el fabricante redunda en la longevidad del propulsor y en su correcto funcionamiento. Los consejos básicos no son muchos, pero sí importantes.
- Vigile el nivel del aceite. Este no sólo sirve para lubricar el motor, también cumple una función de enfriamiento de los metales en fricción. No olvide cambiarlo periódicamente, al igual que el correspondiente filtro (por lo general, cada 10.000 kilómetros).
- Verifique y reponga, si hiciera falta, el líquido anticongelante en el sistema que alimenta el radiador. Este líquido evita que se hiele en el invierno (como sucede con el agua) y en verano aumenta el punto de ebullición. Si debe completar el nivel, prepare una mezcla de líquido anticongelante-refrigerante y agua (50 y 50%) y agréguelo hasta completar el nivel.
- Mantenga limpio el panel del radiador (sobre todo después de un viaje por ruta) y evite que se doblen o rompan los delgados conductos que lo componen. El contacto del aire con ellos enfría el líquido circulante.
- Controle periódicamente las mangueras del sistema (incluidas las del circuito de calefacción) y, si es posible, el termostato. También constate el correcto funcionamiento de la bomba de agua.
- Verifique el electroventilador. Para comprobar si funciona bien, arranque y mantenga el motor en marcha. Si la temperatura llega a 90 grados centígrados (observe el indicador en el tablero) y el electroventilador no enciende, significa que está deteriorado.
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