El actor de 100 días para enamorarse reconoce que lo que más le gusta en los autos es la comodidad y la tecnología
Alegre, dispuesto y siempre con una sonrisa, Juan Minujín, actor de cine, teatro y que ha sido parte de éxitos televisivos como Tiempo final, Son amores, Mujeres asesinas, Todos contra Juan, Viuda e hijos del Rock and Roll, El marginal, entre otros, y que hoy es nuevamente reconocido por los espectadores gracias a su papel de Gastón Guevara en la novela 100 días para enamorarse, se anima y recuerda cuando, en otro país, aprendió a conducir y cómo ve la actualidad del tránsito.
"Empecé a manejar en Bogotá, Colombia, porque mi papá, un matemático, vivió bastante años allí y lo iba a visitar. En uno de esos viajes, a los 17 años, una persona que trabajaba con él me enseñó a manejar. En los noventa, el caos de los autos era importante y claro, si querés una prueba de fuego para manejar, siento que fue esa. Al volver, ya con 18 años recién cumplidos, saqué mi licencia".
Al comprar sus autos, al comienzo no revisaba demasiado, "mi primer auto fue un Subaru Legacy de 1992, que estaba rotísimo y lo destrocé más aún; lo terminé vendiendo por 1900 pesos ¡Imaginate!, luego tuve un Ford Sierra viejísimo; en ese momento, la verdad que elegía los autos por la plata, la idea era llegar a comprarlos. También, tuve un Chevrolet, un Volkswagen y un Peugeot, en general fueron sedanes, como el que tengo actualmente".
Entre los pasos más importantes en el camino como conductor, al tener su primer auto automático, un Toyota Corolla, nunca más se alejó de este tipo de transmisiones, "me encantan, siempre prefiero automáticos, por comodidad".
Viajero ferviente
Acerca de los lugares donde ha podido llegar con un vehículo, este viajero ferviente señala que "luego de que mis padres se separaron en 1985, el primer viaje que hice solo con mi papá, fue en un Daihatsu chiquitito blanco, hermoso, y nos fuimos a la costa por Valeria del Mar y en un momento papá estacionó el auto en el bosque y dormimos ahí, adentro del auto, en medio del bosque y su silencio. Siempre me acuerdo de ese viaje, poníamos cassettes de Piero y lo cantábamos juntos (risas). Luego, ya de grande, hicimos un viaje hermoso con mi esposa por la ruta de Los Ángeles a San Francisco, con todo para ver y disfrutar, pudimos conocer cada lugar porque donde decidíamos entrar, lo hacíamos; se te presentan playas y un paisaje escarpado, es bellísima. Pensando, realmente, estos viajes de hace muchos años han sido muy bellos".
Juan, se declara nulo para arreglar cualquier daño en un vehículo, "si pasa algo, no le meto mano, no lo arreglo, llamo al seguro y lo hacen todo ellos, no entiendo nada de mecánica".
Del tránsito cotidiano afirma que es pésimo, "lo veo mal; en general, el nivel de manejo en la Argentina es muy malo y el de educación es peor. Los conductores no respetan ninguna de las disposiciones con los peatones, ni con los otros automovilistas. Y, las motos... ¡Es tremendo! Hay una deuda pendiente de todos los gobiernos que hubo de tener una política de verdad, que se haga cargo de la educación vial".
En tanto, como conductor se sabe muy precavido, previsible, tranquilo, consciente de los otros y conocedor que a cada uno le pasa algo; además, procura respetar las normas, también porque es el ejemplo para sus hijas Amanda y Carmela, y destaca la importancia del uso de los Sistemas de Retención Infantil (SRI) para llevar a los pequeños en el automóvil.
En la actualidad, Minujín busca vehículos "que sean grandes y muy cómodos en el interior, no me importa tanto el aspecto exterior como que el interior sea confortable. Además, cuantos más dispositivos, sistemas y tecnología ofrezcan, tanto mejor; me doy maña para usar todo lo que te ayuda a manejar más relajado y cómodo".
Juan afirma que el auto de sus sueños "es el que va a venir en unos años, que ni lo vas a tener que manejar, que te subís y se maneja solo".