Fue el primer día que comenzó a manejar. No hubo consecuencias, pero lo tocó tres veces seguidas
"Aprendí a manejar en 1956 cuando mi novia (ahora mi mujer) vivía en la costa y vino a pasar unos días a Buenos Aires. Yo tenía que salir y pasear con ella por algún lado y me prestaron un auto. En ese momento, bien o mal, aprendí a manejar.
"El primer día que me largué solo atropellé, levemente y sin consecuencias, tres veces al mismo motociclista. Menos mal que no fue grave, pero si lo hubiera tocado otra vez creo que me habría matado.
"El primer auto lo tuve en 1957, fue un Jeep IKA, que en esa época era un auto accesible, aunque hasta 1955 uno solo de mis amigos tenía coche, ya que era un bien costoso. Años más tarde viajé a Europa y permanecí allí cerca de cuatro años. Adquirí un Taunus que, lastimosamente a mi regreso a Buenos Aires, lo tuve que vender.
"Acá, el siguiente auto fue un Fiat 600, pero luego me pasé a la marca Peugeot. Actualmente, tengo un 405 modelo 92.
"Considero que la marca Peugeot me ofrece un auto suave para manejar, manuable, responde muy bien y es elegante tanto en la línea como en el diseño.
"Siento que conduzco bien y muy prudentemente, pero en cuanto a la mecánica del auto no sé nada. Si algo falla de urgencia llamo al auxilio mecánico, si no tengo un mecánico de confianza desde hace 15 años; él sabe el historial de mi auto. Si hay problemas lo llamo, él lo saca del estacionamiento, lo arregla y lo sigo usando.
"Afortunadamente, después del incidente del motociclista no volví a tener accidentes graves. Hoy, uso el automóvil sólo para ir a la chacra en Capilla del Señor. Al hacerlo me cuido de revisar el retrovisor y no superar los 120km/h.
"Cuando realizo viajes con acompañantes me gusta que usen el cinturón de seguridad. Hasta hace un tiempo, al asistir para dar conferencias en algún lugar del país me trasladaba en coche y recorría las rutas; me gustaba ir escuchando a Feliciano Brunelli y su orquesta característica, los sentía como viajes refrescantes.
"Aunque he manejado en diferentes países, considero que en Suiza son muy prudentes y cumplen estrictamente las normas de tránsito, claro que para el que no es de allá hay un tiempo de adaptación a las reglas. Allí es todo muy ordenado, a diferencia del caos del tránsito que se vive en la Argentina.
"En Buenos Aires, afortunadamente, no conduzco hace mucho tiempo. El tránsito es muy caótico. Sin embargo, observo que los jóvenes intentan ser más disciplinados, siguen las normas y usan el cinturón de seguridad. Creo que el desorden se podría superar si la gente cuida su carril y aplica las normas.
"En mi trabajo el auto ha sido un objeto que me ha facilitado la vida. Sé que un vehículo se puede tomar para elevar el status, sobre todo si es más costoso.
"Ahora sería bueno que por dos o tres años bajaran las ventas de automóviles, ya que hay una superpoblación de vehículos. Digo esto aunque no me quieran los vendedores de autos."