El 29 de enero se conmemoraron 134 años de la patente del que se considera el primer automóvil; "el vehículo motorizado con motor de gasolina" fabricado por Karl Benz. Ese día, un nuevo paradigma en el transporte empezaba a abrirse camino.
Hoy, ese canon está en jaque, cuestionado y acosado por un nuevo paradigma: la electrificación del automóvil. Pero no es el único fundamento que se creía inamovible que tambalea.
En 1898 se efectuó en París el primer Salón del Automóvil, con objeto que el público tomara contacto directo con los autos. El "formato" ha llegado hasta nuestros días, pero hoy está en crisis.
Altos costos (stands y concept son carísimos), otra llegada a los clientes (internet, redes sociales, etcétera), nulo retorno de la inversión (no se venden autos en los salones), nuevas técnicas de comercialización (como hizo Tesla aplicando el "método Apple") hicieron que el interés de los fabricantes y del público decayera vertiginosamente en el último lustro. Y todo eso trajo consecuencias.
Entre los grandes salones, Detroit se mudó de enero a junio este año y permitirá la venta de vehículos, por lo que su estatus pasará a ser local. El bienal Frankfurt, el mayor de todos, tras pasar de un millón de visitantes a 500.000 entre 2015 y 2019, anunció días atrás que, luego de 70 años, en 2021 no se realizará en dicha ciudad y será itinerante. Ya se postulan Berlín, Munich y Hamburgo, aunque esto no garantiza el éxito.
¿Y en la región? A la cancelación de Buenos Aires 2019, le sigue un San Pablo 2020 con ausencias significativas: General Motors, Toyota y el Grupo PSA anunciaron que no irán, igual que otras marcas con menos volumen de ventas. Guste o no, los paradigmas de la industria automotriz están cambiando.