Con demasiados fabricantes ausentes, la gran exposición parisina no muestra los brillos que supo ostentar, pero las marcas locales y otras de Europa y Asia despliegan aquí sus mejores galas
Los salones del automóvil tienen casi la misma edad que éste. Narra la historia, que el pionero de ellos, denominado Horseless Carriage Exhibition (exhibición de carruajes sin caballos) tuvo lugar en Londres, en 1896. Sin embargo, el primero con carácter internacional se realizó dos años después, cuando tuvo lugar la primera edición del Salón de París (de allí su nombre oficial Mondial de l’Automobile), organizado por el marqués Jules-Albert de Dion, por entonces un conocido constructor de automóviles, primero impulsados a vapor y luego, desde 1894, con motores de combustión interna, bajo la marca De Dion-Bouton, junto con los ingenieros Georges Bouton y el cuñado de este último, Charles Trépardoux.
Desde el punto de vista histórico, esta edición 2018 del Salón de París no es una más: festeja nada menos que una trayectoria de 120 años. Y lo celebró mejor puertas afuera que hacia adentro. En efecto, el domingo último, los organizadores del salón realizaron, con el apoyo de marcas como Citroën y Renault que cumplen un siglo, y decenas de entusiastas coleccionistas, una gran exhibición gratuita de autos de todas las épocas, que convirtieron a la célebre Place de la Concorde en un verdadero museo del automóvil a cielo abierto, del que disfrutó un numeroso púbico de todas las edades.
Sin embargo, hacia adentro hubo demasiadas ausencias y pocos estrenos que hicieran seguir la fiesta de la calle, cuando el Mondial abrió sus puertas para la prensa el martes y para el público el jueves. La lista de marcas que faltaron es larga: Alfa Romeo (FCA completa en realidad, salvo Ferrari), Bentley, Bugatti, Fiat, Ford, Jeep, Opel (ex GM, que tampoco está, ahora perteneciente al grupo francés PSA), Nissan, Mazda, Mitsubishi, Subaru, Volkswagen, Volvo; mientras que hay otras que no participan a nivel de fábrica, es decir con un stand oficial, como Infiniti, Lamborghini, Aston Martin, Lotus y Maserati, pero exponen algunos de sus modelos en un hall especial denominado Limited, por intermedio de sus concesionarios de Francia.
Los motivos de tantas ausencias son varias. Algunos fabricantes simplemente no pasan por su mejor momento económico y financiero, por lo que los cuantiosos costos de un salón de este tipo es un gasto del que se puede prescindir. Otros están en medio del cambio de paradigma de la propulsión: el derrumbe de la estrategia de apostar por los diésel (hacia 2025 estará prohibido circular con ellos por ciudades como Madrid, Berlín, Copenhague y otras, por lo que hasta podrían desaparecer), los obligó a volcarse al urgente desarrollo de plataformas híbridas enchufables (plug-in), que dan una autonomía eléctrica de 50 km en ciudad y deja el motor térmico para viajes más largos, y hacia los modelos 100% eléctricos.
Y no solo los apura el futuro, también y más concretamente, la entrada en vigor desde el 1° de septiembre último del nuevo ciclo de homologación WLTP (Worlwide Harmonized Light Vehicles) en Europa, mucho más riguroso en las pruebas de consumo (y por tanto de emisiones) que el anterior NEDC, que resultaba siempre mucho menor que en la realidad. Cada fabricante deberá tener una gama de productos con un promedio de hasta 95 g/km de CO2 para 2021, por lo que están trabajando y gastando mucho dinero en el desarrollo de los autos híbridos y eléctricos que le permitan seguir vendiendo vehículos con motor de combustión, básicamente nafteros.
Ese es el lema para estar en este salón de las marcas francesas del Grupo PSA (Peugeot, Citroën y DS) y Renault (lo que incluye a Dacia y Alpine), al que acompañan las premium alemanas e inglesas (Mercedes-Benz, BMW, Porsche, Audi, Land Rover, Jaguar) y las asiáticas Toyota, Suzuki, Hyundai y Kia, más Ferrari, que como siempre deslumbró con la presentación de las barchettas Monza SP1 monoposto y SP2 biposto, inspiradas en la 750 Monza de 1954 y la 166 MM de 1948, respectivamente, ambas con flamante motor V12 de 810 CV.
En ese contexto, las primicias fueron bastante escasas. Entre las más rutilantes están las station wagon (rurales) Peugeot 508 SW y Toyota Corolla Touring Sport Hybrid; los Mercedes GLE (SUV), sendas versiones del nuevo Clase A, el hot hatch A35 AMG 4Matic y el sedán, y el flamante Clase B, más un variado grupo de modelos como el impactante nuevo sedán BMW Serie 3, el Audi E-Tron (ya conocido), el facelift del Porsche Macan, los SUV DS 3 Aircross y Citroën C5 Aircross y el picante Hyundai i30 N Fastback, entre otras.
Tampoco hubo demasiados concept cars, pero se destacaron el eléctrico Peugeot e-Legend (inspirado en la 504 Coupé) y el Renault EZ-Ultimo, un living rodante que completa la trilogía de concepts del rombo 100% autónomos iniciada con el EZ-Go, un transporte casa-trabajo-casa para varias personas presentado en Ginebra 2018, y el EZ-Pro, utilitario urbano exhibido en Hannover 2018, la mayor muestra de utilitarios del mundo.
De todo esto a la Argentina llegará, en algún momento entre 2019 y 2020, el Peugeot 508 y el multipropósito (MPV) Rifter; mientras que DS confirmó a la edición limitada 3 Café Racer (estará en marzo de 2019 con motor 1.2 Puretech de 110 CV) y el recién lanzado 3 Crossback, y Citroën llevará el flamante C5 Aircross, que se presenta aquí. En tanto, Renault confirmó para 2019 al espectacular Mégane R.S. (lanzado en Fráncfort 2017) y la pickup Alaskan, que se fabricará en Córdoba, y prometió al 100% eléctrico Zoe en el futuro inmediato.