Por Fernando Soraggi
La concentración total en el manejo, tanto en la ciudad como en la ruta, es un tema de vital importancia para evitar lo que nos hace tristemente famosos en el mundo: los accidentes de tránsito.
En la actualidad, no es difícil ver personas al volante y hablando por sus teléfonos celulares, lo que es una irresponsabilidad absoluta.
Se debe tener en cuenta que circulando a sólo 60 km/h, cada segundo de distracción corresponde a 17 metros sin mirar el camino. Marcar cada dígito de un número de teléfono requiere alrededor de tres segundos, por lo que no se estará observando la vía por 51 metros.
Además, el tiempo de reacción ante un peligro es de uno a tres segundos, lo que significa que ese conductor estará en riesgo y poniendo en peligro a los demás por, aproximadamente, 100 metros, lo que es una barbaridad en una avenida o calle con tránsito y peatones alrededor.
Estadísticas recientes publicadas en los Estados Unidos y Europa han llegado a la conclusión de que la distracción y el peligro de manejar hablando por teléfono celular son tan amenazadores como conducir bajo la influencia del alcohol, lo que significa cuatro veces más posibilidades de provocar un accidente.
La ley de tránsito prohíbe conducir utilizando auriculares y sistemas de comunicación de operación manual continua, pero, definitivamente, esto no se respeta como debería y, además, faltan controles más estrictos.
Aunque, en realidad, el control debe ser nuestro. Tengamos una actitud responsable frente al manejo.
Manejar es un trabajo de tiempo completo. Además, es una responsabilidad que tenemos hacia nosotros mismos y, sobre todo, hacia los que nos rodean.