Test drive: Peugeot Landtrek, a prueba en el fin del mundo

El mercado de las pickups es tentador en todo el mundo. Hace años que Peugeot anunció su ingreso a este segmento que no deja de crecer, a excepción de Europa, en todo el globo (sin contar a China, 5,76 millones de vehículos por año; el 52% de los comerciales livianos). Ese anuncio se concreta hoy en la Peugeot Landtrek, una chata mediana que el león desarrolló en conjunto con el fabricante chino Changan, que aportó su expertise en la tecnología y la fabricación, pero bajo las especificaciones y características definidas por Peugeot, que también se ocupó de darle un diseño exterior atractivo y un interior moderno y funcional.

Para darla a conocer en nuestro continente, donde ya se comercializa en varios países, Peugeot ideó la expedición Conectando las Américas, cuya primera etapa se realizó en México, entre Los Cabos (Baja California) y Veracruz, y siguió con una segunda manga en América del Sur por Chile hasta llegar a Tierra del Fuego, donde LA NACIÓN pudo tomar contacto durante un par de días con esta pickup mediana en recorridos sobre asfalto, caminos de ripio y un exigente circuito off-road que la puso a prueba.

La Peugeot Landtrek se lanzará en la Argentina en el segundo semestre de 2022 y se producirá en la región, aunque todavía es un secreto en qué país será fabricada para abastecer nuestro mercado. De hecho, las tres camionetas de la prueba fueguina eran de origen chino y con patente de Chile, donde ya está homologada y se vende. ¿Por qué sumarse a un segmento con una competencia amplia y dura? Desde Peugeot lo explican así: hoy, la franja de las pickups medianas representa el 20% del mercado argentino; por lo tanto, piensan que allí tienen un espacio accesible para aumentar la participación general de la marca, ingresar en nuevos segmentos (hoy Peugeot tiene productos solo para el 50% del mercado) y completar su catálogo de utilitarios.

Las pickups medianas hoy muestran tres roles bien definidos: el trabajo, el uso familiar y recreacional, y el mixto. Esto exige una amplia variedad de parámetros por cumplir: confiabilidad mecánica y bajo mantenimiento, atributos off-road, versatilidad y confort interior (doble cabina), caja de carga amplia, capacidad útil y de arrastre.

Con esto en mente, las Peugeot Landtrek disponibles en el test drive no contaban con la motorización con la que se venderá en la Argentina (que se mantiene en secreto bajo siete llaves), que será turbodiésel por exigencias del mercado (lo son el 97% del parque de pickups medianas). De las tres chatas, dos contaban con motor turbonaftero 2.4 L de 210 CV de potencia y 320 Nm de torque con caja automática de 6 marchas, y la restante montaba un turbodiésel 1.9 L de 150 CV y 350 Nm. Aunque no se pueden sacar demasiadas conclusiones, sí puede decirse que la versión con motor naftero respondió con creces en todas las situaciones de marcha, así como la transmisión (Punch AT6): suave, precisa y rápida. En cuanto al mantenimiento, cabe acotar que Peugeot ocupa el tercer puesto en el ranking intermarcas de services.

Lo que sí no va a cambiar en la Landtrek son las dimensiones y en esto hay dos puntos para destacar: la amplitud de las plazas traseras (hasta tres adultos pueden acomodarse muy bien; dos van muy cómodos), que son confortables, disponen de apoyabrazo central rebatible (quinta plaza) y de ventanillas generosas, y el tamaño de la caja de carga, que será el más grande del segmento. Esta gran habitabilidad y capacidad de transporte se debe a una longitud de 5,33 m, por 1,93 m de ancho y 1,89 m de alto, más una distancia entre ejes de 3,18 m. Esto le permite a la Landtrek ofrecer una caja de carga de 1,63 m de largo por 1,6 m en su parte más ancha y 1,22 m entre los pasarruedas, en la que se pueden cargar dos euro palets. La capacidad de carga útil (la suspensión trasera tiene elásticos) es de 1000 kg y la de arrastre de hasta 2,5 toneladas.

En cuanto al comportamiento dinámico, en asfalto se manifiesta muy cómoda, estable y franca al doblar. Lo mismo vale para los caminos de ripio, incluso en tracción simple. Puesta a prueba en un exigente circuito off-road con profundos pozos que provocaban el cruce de ejes, varios vados más trepadas y bajadas y zonas de piedras (incluyendo ingresar al lago Fagnano para seguir su vera), la Landtrek superó los obstáculos con holgura. No en vano tiene un sistema off-road muy completo: dial para seleccionar el modo de tracción entre 4x2 (2H), 4x4 alta (4H) y 4x4 baja (4L), a lo que suma bloqueo eléctrico del diferencial trasero Eaton (Peugeot se preocupó de establecer sociedades con los proveedores más reconocidos de cada sistema), que sirvió muy bien en trepadas con barro, y el control de estabilidad ESP (on/off) que incluye: controles de tracción y de descenso, y asistentes de arranque en pendiente y de control de tráiler. A la electrónica la ayudan las cotas de la carrocería: ángulo de ataque de 29°, de salida de 27° y de rampa de 25° (limitado por los estribos, que no se llevaron un buen trato), más 600 mm de vadeo y 235 mm de despeje. A esto hay que sumarle la cámara frontal off-road, que se completa con la trasera y la vista 360°, sensores de estacionamiento delanteros y traseros, y alerta de salida de carril.

A la espera de conocer la motorización final para nuestro mercado, Peugeot puede quedarse tranquila de contar con un producto que cumple de sobra (y en algún caso supera) las exigencias del segmento de las pickups medianas.