Hechos que nos hacen perder la identidad
Un continuo vandalismo está convirtiendo el bronce de placas, ornamentos y esculturas en materia prima para la fabricación de tornillos y pomelas, sin prisa, pero sin pausa.
Acongoja constatar que el Heracles arquero de Antoine Bourdelle, que se encuentra en la plaza Dante, ha sido mutilado y despojado de la parte superior de su arco, que completaba su elegante diseño, proyectándolo en altura.
Realizada en 1909 es la escultura más conocida de Bourdelle, quien se formó en el taller de Auguste Rodin, autor del monumento a Sarmiento en nuestra ciudad, y de numerosas piezas que se exhiben en los museos nacionales de Bellas Artes y de Arte Decorativo.
Otras copias del Heracles arquero se exhiben en París, en el Musée de Egreville, en el Musée d'Orsay, el Metropolitan Museum de Nueva York, y el Crow Center en Dallas, y el yeso original en el Musée Bourdelle.
En la plaza Rubén Darío, otra importante escultura , El segador, tras perder hace algunos años el extremo de su guadaña, ha sido amputada últimamente del brazo derecho desde el hombro, así como del remanente de la guadaña. Obra de 1896 del escultor belga Constantin Meunier, constituía, junto con El sembrador, situado a corta distancia en la misma plaza, un conjunto de excepcional importancia artística en el patrimonio de Buenos Aires, instalado en 1931.
En 2010, la Galería Nacional de los Museos del Estado de Berlín readquirió en un remate en Christie's El sembrador, de Meunier, considerada la obra más relevante del modernismo europeo, para ser exhibida en los jardines de la Kolonnadenhof, en la Isla de los Museos, en el corazón de Berlín.
Estos antecedentes no han sido, sin embargo, bastantes para que el Ministerio de Cultura de nuestra ciudad las incluyera en el plano del Paseo de las Esculturas, instalado en esa plaza .
Incontables ornamentos han sido sustraídos, perdiéndose con ellos información que hace a la memoria colectiva, nuestra historia e identidad, y a la historia del mundo al que pertenecemos.
Urge tomar conciencia de la pérdida cultural y patrimonial que estos actos vandálicos conllevan, para denunciarlos y llamar la atención sobre ellos, y que las autoridades tomen medidas que eviten que esta situación se agrave.
Estas pérdidas irreparables se producen como un goteo incesante que alienta el olvido de la historia con sus efemérides, personajes y representaciones destacables: una condena al extravío.
El autor es arquitecto, integrante de la ONG Basta de Demoler
Germán Carvajal