Cómo evitar los peligros del bronceado
Claves para el antes y el después de la exposición solar que permiten prevenir el envejecimiento y el cáncer cutáneos. Además, todo lo que hay que saber sobre cremas protectoras
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Es un antidepresivo natural que estimula la producción de endorfinas, las hormonas del buen humor. Vehiculiza la síntesis de vitamina D, esencial para la absorción del calcio. Da luz y calor. Y es un aliado de la estética mediante el bronceado. Pero un uso indiscriminado desenmascara su lado oscuro: es responsable del envejecimiento prematuro de la piel, de afecciones oculares severas y de incómodas quemaduras que no son tan inocentes como parecen ya que, en el largo plazo, pueden despertar procesos cancerígenos.
Tanto poder se explica por la vigorosa energía de esa gigantesca central termonuclear que es el sol. De su radiación, apenas el 5% está compuesta por los famosos rayos ultravioletas (UV), discriminados en UVB y UVA.
La intensidad de la radiación ultravioleta que llega a la superficie de la Tierra depende de varios factores: época del año, altura, latitud, la presencia de nubes o smog que la reducen relativamente, la situación del agujero de ozono -que este año alcanzó niveles alarmantes, según la Organiación Meteorológica Mundial- y las superficies reflectoras, ya que el agua, la arena y la nieve intensifican por reflejo su acción. El efecto nocivo de la radiación UV sobre la piel no es percibido de inmediato porque no produce sensación de calor, como la infrarroja. Pero estalla en el cuerpo.
"La piel humana dispone de mecanismos naturales de defensa que se movilizan ante las agresiones provocadas por la excesiva exposición solar", explica la doctora Rita García Díaz, médica principal del Servicio de Dermatología del Hospital de Pediatría Garrahan. Pero esta capacidad de adaptación al sol denominada capital solar es, como todos los capitales, limitada. Por eso es indispensable evitar que se agote.
"La piel tiene memoria y los efectos de la radiación solar son acumulativos a lo largo de la vida. Por ejemplo, para un individuo de raza blanca y piel mate podemos esperar la aparición de un carcinoma (tumor) epidérmico después de 15.000 horas de exposición al sol; este tiempo se reduce a 5000 horas cuando la piel es clara", contabiliza García Díaz.
Según una publicación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), "las estimaciones sugieren que el 80% de la exposición a la radiación ultravioleta se recibe antes de los 18 años". Esto significa que, sin la protección adecuada, a los 20 años el capital solar se ha reducido a más de la mitad.
La capacidad reparadora de la piel es limitada y decrece con los años. Una vez agotada, la radiación solar provoca daños celulares. La evidencia del envejecimiento producido por la radiación solar fue claramente demostrada, en 1993, por el investigador francés J. De Rigal, que estudió a agricultoras italianas de más de 80 años. Entre la piel expuesta regularmente al sol y aquella protegida por la ropa encontró alteraciones equivalentes a un envejecimiento suplementario de 30 años.
"El fotoenvejecimiento es el resultado del daño que las radiaciones solares producen cuando penetran en las capas superiores de la piel, alterando la estructura genética de las células. Con los años, la piel va perdiendo su tonicidad por alteración de las fibras elásticas y el colágeno, dando paso a las arrugas. Una de las consecuencias más graves del fotoenvejecimiento es la aparición del cáncer de piel", advierte la doctora Patricia Troielli, secretaria científica de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD).
Mejor prevenir...
"Medidas de protección muy simples y baratas, como buscar la sombra en las horas del mediodía y usar pantallas solares, gorros, remeras y anteojos de sol, son capaces de reducir el 70% de los dos a tres millones de casos de cáncer de piel y los dos millones de cegueras que se producen cada año en el mundo por efecto de la radiación solar", alerta la OMS.
El Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos relevó los resultados de diferentes investigaciones sobre las estrategias de intervención para que la gente reduzca su exposición a la radiación solar. Así concluyó que la educación es la vía más efectiva, sobre todo entre quienes no se reconocen vulnerables a sufrir enfermedades graves, pero prevenibles como el cáncer de piel en cuatro de cada cinco casos. El tema es especialmente sensible para los más chicos y, sobre todo, para los adolescentes, que son más reacios a tomar precauciones. De ahí la necesidad de difundir los beneficios de la fotoprotección desde los primeros años, cuando es más fácil inculcar hábitos perdurables.
Un par de años atrás, el doctor Mario Marini y otros investigadores argentinos evaluaron la efectividad de una campaña concientizadora vehiculizada a través de una obra de títeres. Las conclusiones, publicadas en la revista de la SAD, resaltan el valor de esta técnica sencilla, agradable y de bajo costo, para enseñarles a los más chicos cómo cuidarse del sol con medidas de fotoprotección sencillas, pero efectivas. Con independencia de la edad, éstas son:
- Usar gorro o sombrero, anteojos de sol y remera con mangas, especialmente cuando la piel es muy clara.
- Aplicar sobre toda la piel (también en manos y orejas) pantalla con protección 15 o más, según el fototipo de piel, 30 minutos antes de exponerse al sol y renovar la aplicación cada dos horas o después de cada baño.
- Evitar el sol entre las 11 y las 15, horas durante las cuales se recibe el 50% de las radiaciones nocivas.
- Proteger a los menores de 6 meses bajo la sombra. Después de esa edad se puede utilizar pantallas (antes no porque el producto se absorbe a través de la piel, pero pasa a la sangre).
- Aumentar gradualmente la exposición al sol (si es posible desde la primavera, aumentando algunos minutos cada día) para estimular la fabricación de melanina.
Deben extremar los cuidados las personas de piel muy blanca, los pelirrojos, los pecosos, quienes tienen antecedentes familiares de cáncer de piel o una historia de exposición excesiva durante los primeros años. Sin embargo, la recomendación de pecar por exceso y no por defecto vale para que todos puedan disfrutar de los múltiples beneficios del sol sin quedar atrapados en sus nefastos efectos.
Dónde consultar
- Sociedad Argentina de Dermatología: (011) 4814-4915; www.sad.org.ar .
Cómo actúan las pantallas
Los protectores solares multiplican el tiempo que cada persona tarda en enrojecer. Se estima que una persona con fototipo A reacciona al efecto del sol en 10 minutos; entonces, con pantalla 20 lo hará aproximadamente a las tres horas. La eficacia del protector depende del espesor de la aplicación. Además, es importante colocarlo entre 15 y 30 minutos antes de la exposición para que el producto se impregne en la piel, siempre teniendo en cuenta que la pantalla no sustituye las otras medidas de fotoprotección.
Fototipos
Las pantallas actúan absorbiendo parte de la radiación solar. Es importante seleccionar aquellas que detienen los UVB y los UVA. El índice de protección tiene que estar en relación con el tipo de piel.
A. Piel muy blanca, que nunca se broncea, y desarrolla quemaduras de sol rojas y tumefacción dolorosa. Necesita pantalla total.
B. Color moreno muy claro que a veces se broncea, pero generalmente se quema; si se expone gradualmente se obtiene un bronceado marrón claro. Usa pantalla 15.
C. Pigmentación definida, marrón o aceituna con una rápida respuesta al bronceado. Pantalla de 12 a 15.
D. Piel color marrón, marrón oscuro o negra, que siempre se broncea y rara vez desarrolla quemaduras. Puede usar pantalla 12.



