“Ecomamás”, el ambientalismo desde el hogar
SAN RAFAEL, California.– Las mujeres reunidas en el amplio living, el vino servido y las bromas intercambiadas. En muy poco tiempo la conversación se ha encendido, pero no sobre las novelas favoritas del género, sino sobre el engaño de los limpiadores antibacterianos para manos o sobre cómo modificar el lavado de ropa para utilizar sólo agua fría y detergente biodegradable fuera del horario de consumo pico de electricidad.
Es algo más que el caricaturesco encuentro de “tupper”. Es la reunión de las “ecomamás”, que ha llegado con su siempre expandible lista de cosas “por hacer”, como la preparación de viandas para el colegio que no generen basura, el lobby en favor de los códigos verdes de construcción, comer alimentos cultivados localmente y recordar no dejar el auto en marcha cuando una baja a buscar a los chicos en el colegio.
Quizá desde los tiempos en que no existían las máquinas lavavajillas el hogar no ha sido tan demandante. Pero ahora, en vez de centrarse en pisos relucientes o platos brillantes, la obsesión es por la instalación de lamparitas de bajo consumo, comprar a granel y utilizar centrales eléctricas “inteligentes” que corten la electricidad cuando la máquina de expresso, el microondas, la televisión y la laptop no están siendo usadas.
"Es como comer demasiados brownies un día y luego hacer ejercicio extra al día siguiente", dijo Kimberly Danek Pinkson, de 38 años, fundadora de la EcoMom Alliance, al referirse al conjunto de esfuerzos que se realizan para reducir la "ecoculpa" que genera la liberación a la atmósfera de dióxido de carbono.
La alianza, que según Pinkson tiene 9000 miembros a lo largo de los Estados Unidos, forma parte de una creciente subcultura dedicada a lo que denominan "mamá verde", con blogs y páginas web como greenandcleanmom.blogspot.com o eco-chick.com .
Organizaciones presentes en Internet, como el Centro para un Nuevo Sueño Americano, proponen reducir el consumo y ofrecen un registro que ayuda a las novias a "celebrar el casamiento con menos material de tus sueños".
En el círculo EcoMom en Palo Alto, California, madres ejecutivas desenfundan hojas de cálculo en las que controlan el cumplimiento de sus metas, inspiradas en un programa de 10 pasos que insta a usar sólo productos no tóxicos de limpieza, baño y maquillaje, al mismo tiempo que a reducir la generación de basura en un 10 por ciento.
Ecoansiedad y ecoterapeutas
"Solía sentir ansiedad", dijo Kathy Miller, de 48 años, miembro de la alianza, al recordar su vida antes de que comenzara a investigar sobre el uso de dispositivos de irrigación sensibles al clima para regar su jardín. "Ahora siento que estoy haciendo algo", aseguró.
Aquí, la noción de "ecoansiedad" ha ido invadiendo lentamente la cultura. Recientemente fue sujeto de una nota de tapa de una revista de San Francisco, que contaba la historia de una mujer de Berkeley, tan preocupada por la extravagancia de sus baños nocturnos que comenzó a reutilizar el agua con la que se bañaba su hija.
Y allí donde existe "ecoansiedad", por supuesto también hay "ecoterapistas".
"La verdad es que no estamos viviendo muy naturalmente", dijo Linda Buzzell, una terapista de Santa Barbara que publica quincenalmente el EcoTherapy News y suele realizar las sesiones de terapia en el patio trasero de su casa, donde se encuentra su jardín de permacultivo de alimentos. "Estamos en nuestros automóviles, frente a la pantalla de la computadora, separados la mayor parte del día de las personas que amamos", opinó.
"El activismo puede ayudar a contrarrestar la depresión -agregó Buzzell-. Si quedamos atrapadas en tratar de salvar el mundo por separado, sencillamente vamos a terminar agotadas."
Shaina Forsman, de 13 años, hija de la ecomamá Beth Forsman, dijo que el brazo de la alianza en San Rafael ayudó a su madre a tomar la iniciativa en su hogar. Su madre baja tanto el termostato que Shaina a veces debe usar campera dentro de la casa, dijo con orgullo.
Su madre también controla el tiempo que pasa bajo la ducha, para evitar derrochar agua.
Lucha de valores
Los miembros de la EcoMom Alliance "están librando una batalla de valores", dijo Tim Kasser, profesor asociado de psicología del Colegio Knox, de Galesburg, Estados Unidos, y autor del libro El alto precio del materialismo . "Están rodeadas de materialismo, tratando de hallar la forma de crear una vida más orientada hacia los valores intrínsecos", agregó.
Wendy Murphy, de 41 años, miembro de EcoMom de San Anselmo, California, se convirtió en una activista después de que descubrió que los nuevos manteles del colegio de sus hijos contenían cloruro de polivinilo.
Ella y otra madre, trabajando en la Iniciativa de Colegios Verdes, una organización sin fines de lucro de Berkeley, crearon una guía verde de compras, para elegir productos de limpieza libres de cloruro, muebles con bajo contenido de formaldehído y juguetes construidos con materiales naturales.
El asunto de los juquetes es especialmente espinoso. En una reunión EcoMom en San Rafael, las mujeres intercambiaron ideas sobre cómo reciclar los juguetes que regalan en los cumpleaños y cómo intercambiar las ropas de los chicos.
Entonces surgió el tema de los materiales utilizados en los juguetes importados de China [recientemente fueron detectados varios juguetes importados de ese país que contenían sustancias tóxicas]. "Mami, éstos son de China" -contó Pam Nessi, de 35 años, que habían dicho sus hijas tras una reciente inspección de sus muñecas-. Puede ser insoportable. Una tampoco quiere asustarlas."
Primeras en preocuparse
Las mujeres han sido parte del movimiento ambientalista desde sus comienzos. En estudios de opinión, las mujeres suelen expresar niveles significativamente más elevados de preocupación por el medio ambiente que los varones, dijo Riley Dunlap, un profesor de sociología de la Universidad Estatal de Oklahoma, Estados Unidos.
Más recientemente, el "activismo comunitario", que en gran medida ha sido impulsado por mujeres, se encuentra en auge y parece tener larga vida, dijo Dunlap.
"Sólo pertenecer a una organización nacional ambientalista, algo que parecía ser efectivo en los años setenta y en los ochenta, ya no funciona más, particularmente en una era de irresponsabilidad gubernamental", agregó.
Pinkson y sus colegas están al tanto de la "demografía de la mamá", como la llaman, en la que, según estudios del Boston Consulting Group, las mujeres dicen "tener influencia o control" sobre el 80% del gasto hogareño. Es más, han preferido estar más centradas en ser consumidoras verdes que en tomar acción política.
Pero la vida "eco" puede ocasionalmente engendrar problemas domésticos.
Julie DeFord, de 33 años, dijo que el alto costo de los productos orgánicos había dado lugar a serias "conversaciones" entre ella y su marido, Curt, abogado, especialmente después de siete noches de cenar acelga.
Una "ecomadre" no siempre es amigable.
En una reciente reunión EcoMom, algunas invitadas recriminaron a su anfitriona, Liz Held, por tener alfombras en toda la casa (porque el pegamento utilizado podría emitir gases tóxicos), por sus paredes pintadas (que pueden tener compuestos orgánicos volátiles y poco saludables) y por las flores recién cortadas con las que había realizado un adorno para la reunión (y que no eran orgánicas).
Todo este nuevo "ecoperfeccionismo" parece no desconcertarla. "Miro dentro de mi casa y pienso: «No he cambiado todas las lamparitas». Pero no me llena de culpa. Pienso sobre todo lo que he hecho y trato de concentrarme en lo positivo", dijo Liz Held.