El rugido del tigre celta
La "isla esmeralda", como a veces se llama a Irlanda (por el verde de ensueño de sus campos y colinas), alberga un joven país de alrededor de 4,5 millones de habitantes que solían ser mayormente agricultores... y bastante pobres. Pero en las últimas décadas Irlanda se convirtió en uno de los países con el PBI por habitante más alto del planeta.
La receta del éxito económico irlandés tiene varios ingredientes, pero hay uno singularmente inspirador: en 1998, con la economía creciendo a un robusto 10% anual, lejos de echarse a descansar sobre los laureles, un grupo de expertos de la industria, el gobierno y las universidades -reunidos por el Consejo Irlandés de Ciencia y Tecnología para realizar un "ejercicio de anticipación"- aconsejó realizar inversiones "masivas" en investigación para no echar por la borda los éxitos alcanzados.
El gobierno tomó nota. Creó dos agencias que serían claves en el impulso de la ciencia irlandesa (Science Foundation Ireland y Forfás) y aumentó la inversión a mil millones de dólares, una cantidad colosal de dinero sin precedente en la ciencia irlandesa. Los resultados de esta iniciativa en las ciencias de la vida están detallados en un informe especial que se publica en un reciente número de la revista The Scientist . Baste con mencionar que en la actualidad la investigación en estas disciplinas produce alrededor del 40% de las exportaciones del "tigre celta".
¿Cómo lograron esta metamorfosis? En los nueve años que siguieron a 1998 triplicaron los fondos para investigación con la idea de que, si el país pretendía ser competitivo en la cambiante sociedad global del conocimiento, debía crear una "Irlanda de cuarto nivel" (en alusión al cuarto nivel de la educación, los posgraduados). "Tenemos que asegurar un elenco de doctorados y posdoctorados altamente entrenados -afirma Helena Acheson, directora de división de Forfás-. Entonces, más allá de lo que el futuro nos depare, seremos sólidos, flexibles y oportunos." Y más adelante agrega: "No es suficiente hacer investigación, también tenemos que optimizar la captura, protección y comercialización de ideas".
Para Patrick Cunningham, asesor científico en jefe del gobierno irlandés, la meta es llevar a Irlanda de los últimos a los primeros puestos de la investigación europea, un lugar ocupado por Suecia, Finlandia, Dinamarca, los Países Bajos e Israel. "Todos ellos impulsaron sus economías invirtiendo en el conocimiento", subraya.
Sabe que se puede. Está decidido. Y piensa haber logrado esa meta... en 2013. Argentina, ni que hablar, también podría hacerlo. Seguro.