Escándalo en torno del servicio de salud inglés
LONDRES (The New York Times).- Durante la semana última, de ser una persona mayor con un corte en la frente, la señora Rose Addis se transformó en la protagonista de un melodrama político cuyos elementos pueden o no incluir descuido médico, racismo, oportunismo y mentiras generalizadas. Sin embargo, inadvertidamente también se transformó en el último ejemplo de los problemas que confunden al resquebrajado Sistema Nacional de Salud británico.
Es difícil saber quién dijo qué en esta guerra de palabras. Pero la familia de la señora Addis acusó al Hospital Whittington, del norte de Londres, de maltratarla, y al gobierno, de invadir su privacidad. El hospital ha acusado a la familia de mentir. El primer ministro, Tony Blair, acusó al partido tory de denigrar el servicio de salud. Iain Duncan Smith, el líder de los tories, afirmó que Addis fue tratada "peor que un perro".
El miniescándalo comenzó en las páginas de los diarios. La semana última, The Evening Standard publicó un artículo describiendo cómo la señora Addis -que llegó al hospital con una herida sangrante en la cabeza producto de una caída- fue encontrada por su hija en una silla, en un cubículo de la sala de guardia, 48 horas más tarde, confundida, sin higienizar y todavía usando la ropa manchada de sangre.
El episodio estimuló la presentación de otros casos por el estilo. Por ejemplo, un chico de 13 años, con posibles síntomas de meningitis, habría tenido que esperar ocho horas y media para ver a un médico de guardia.
El Servicio Nacional de Salud británico carece de los fondos necesarios, está sobrecargado, y muchos pacientes se quejan de descuido y de soportar larguísimas esperas en las salas de guardia. Periódicos como The Standard y The Daily Mail habitualmente presentan casos enfurecedores.