"La ciencia argentina todavía tiene mucho espacio para crecer"
Dio una conferencia sobre los problemas de la física actual ante trescientas personas
El célebre físico argentino Juan Martín Maldacena es capaz de demostrar que temas tan abstrusos como la gravedad cuántica, los primeros momentos del universo o la estructura infinitesimal de la materia pueden seducir a audiencias heterogéneas y crear fanáticos.
El viernes último, por ejemplo, más de 300 personas colmaron el auditorio de la Sociedad Científica Argentina para escuchar la charla que pronunció con motivo de la inauguración del nuevo Centro de Física y Matemática de América del Sur (Cefimas). Al final, muchos se acercaron a hacerle preguntas, pedirle un autógrafo o sacarle y sacarse fotos. Igual que a una estrella de la TV...
Radicado en Princeton, Estados Unidos, donde trabaja en el Instituto de Estudios Avanzados (el mismo en el que Einstein intentó durante 22 años desarrollar una teoría unificada del universo), Maldacena investiga en la frontera del conocimiento: la teoría de cuerdas o teoría del todo, una única hipótesis que sería capaz de describir todas las fuerzas de la naturaleza y que en las últimas décadas se transformó en una de las más estimulantes de la ciencia.
Para la teoría de cuerdas, el universo tendría diez u once dimensiones, y sus ladrillos fundamentales no serían partículas que mentalmente podríamos imaginarnos como puntos, sino cuerdas de una sola dimensión, tan pequeñas que, como alguna vez afirmó la revista Discover, se necesitarían 1.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 para cubrir un centímetro. Una cuerda oscilando de una manera sería un electrón, de otra manera sería un quark, y así sucesivamente.
La teoría de cuerdas comenzó a concretarse hace alrededor de dos décadas -a partir de los trabajos de John Schwarz y Michael Green- como un intento de integrar todas las teorías existentes en un único aparato conceptual. En la actualidad la estudian unos 2000 físicos y matemáticos de todo el mundo, que producen alrededor de 200 trabajos mensuales.
"Uno no puede leer todos los artículos que se publican", asegura el físico, que resume su rutina diaria sin alardes: "Voy a la oficina; leo los trabajos que se publicaron ese día; escribo fórmulas con papel y lápiz; hablo con los demás científicos... Básicamente, trabajo con fórmulas alrededor de diez horas por día".
-En los años ochenta se creía que tardarían unos cinco años en probar experimentalmente la teoría de cuerdas; sin embargo, aún no lo logran...
-Sí, resultó ser más difícil de lo que creía.
-¿Cuáles fueron los avances de estos veinte años?
-Progresamos más que nada en entender la teoría y en relacionarla con la física de partículas.
-Una de las principales críticas que se le hace a esta hipótesis es que -a diferencia de como procedió Einstein- no surgió del análisis de los fenómenos naturales, sino a la inversa: primero desarrollaron la descripción y luego intentaron plasmarla en la naturaleza...
-Eso no es cierto. Einstein tuvo primero la idea y después vio que a partir de sus ecuaciones podía explicar los fenómenos naturales. Nada más que a Einstein le llevó unos años; esto es más complicado y le está llevando mucho tiempo a mucha gente.
-Pero ¿por qué una cuerda y no otra figura? ¿Qué ventaja se obtiene de concebir el mundo como un producto de cuerdas y no como producto de puntos o partículas?
-Es una razón más que todo técnica: en la teoría de partículas, los infinitos aparecen cuando en las interacciones dos puntos están muy cerca uno del otro; en la teoría de cuerdas, eso no ocurre.
-¿Es decir que les permite sortear una dificultad matemática?
-Sí, es básicamente eso. No hay divergencias infinitas en la teoría de cuerdas que surjan de lo que ocurre a distancias muy pequeñas.
-¿Qué experimento podría probar esta hipótesis?
-Bueno, se podría comprobar a muy altas energías, produciendo las cuerdas en sí. Pero esos experimentos no son factibles en el corto o en el mediano plazo.
-¿Se necesitarían energías mucho más altas que las que se crean en los actuales aceleradores de partículas?
-Para hacer una comprobación directa, sí. Pero quizás haya algún experimento a bajas energías. Para eso, los teóricos tenemos que encontrar una explicación unívoca de las cuerdas, que todavía no se encontró.
-¿Se puede estimar un plazo?
-Bueno, como siempre dicen, las predicciones son muy difíciles, sobre todo sobre el futuro... La verdad es difícil saber cuándo vamos a poder probar esta teoría. En principio, hay dos formas en que podría comprobarse: una es a través de la cosmología y otra, a través de la física de partículas. Podría ocurrir que, si tenemos muchísima suerte en los experimentos que se hagan en los próximos años, las cuerdas sean tan livianas que se puedan ver. Pero para eso habría que tener demasiada suerte. Es simplemente una posibilidad teórica, pero no está claro si la naturaleza elige esa posibilidad o no.
-¿La teoría de cuerdas es intelectualmente más desafiante que otras?
-Es una teoría muy interesante, matemáticamente muy compleja y que está llena de sorpresas. Se podría decir que es matemáticamente más compleja que otras.
-¿Es válido desarrollar todo un aparato conceptual sin puntos de contacto con la naturaleza?
-Yo creo que es válido porque la necesidad de desarrollar este aparato viene de que las teorías actuales no son consistentes entre sí. Si tuviéramos una teoría consistente, aunque no nos gustara mucho, no veo ninguna razón particular para desarrollar otra. La única razón por que la teoría de cuerdas tiene cierta chance de ser correcta es que se trata de una manera de evitar la inconsistencia entre las teorías existentes. Podría ser que esa inconsistencia pudiera evitarse de otra manera. Hay montones de posibilidades, pero de lo que se trata es de encontrar la más sencilla. En ese sentido, la teoría de cuerdas es la posibilidad más sencilla que se ha encontrado hasta ahora.
-Usted estudió en la UBA y en el Instituto Balseiro. ¿Cómo ve la ciencia local?
-Me entero un poco por lo que me cuentan. Estuve en la reunión de los cincuenta años del Instituto; sabía que se estaba creando este centro... Se están haciendo cosas, pero hay mucho espacio para mejorar.