La mayoría de los trabajadores sufre de stress
Un informe de la Organización Internacional del Trabajo lo atribuye al impacto de la revolución tecnológica y a la competencia
¿Trabaja más y lo disfruta menos? Si esto le ocurre, usted no está solo. Según un reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), uno de cada diez trabajadores sufre depresión, ansiedad, stress o cansancio, que en algunos casos llevan al desempleo y la hospitalización. Expertos de ese organismo indican que los costos del stress laboral están aumentando, y que la incidencia de la depresión entre los trabajadores es cada vez mayor. En la Argentina se calcula que el número de personas afectadas sería similar.
El trabajo de la OIT, titulado "Mental Health in the Workplace", analiza la situación de los trabajadores, las políticas y los programas de salud mental en el ámbito laboral de cinco países: Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Finlandia y Polonia. El organismo prevé, en los próximos años, extender la investigación a otros lugares.
Indica que "los empleados se sienten mal y los empleadores reportan baja productividad y menos ganancias". El problema se refleja en los gastos en salud mental: en la Unión Europea representan entre el 3 y el 4% del PBI. En Estados Unidos, se gastan alrededor de 40 millones de dólares al año... sólo en depresión. Actualmente, "en muchos países crece la jubilación prematura debida a problemas mentales -dice la OIT-. Hasta el punto de estar convirtiéndose en el motivo más común de asignación de pensiones por incapacidad".
Por causa de la depresión, los norteamericanos pierden 200 millones de jornadas laborales anuales; en Finlandia, más del 50% de los trabajadores sufre algún síntoma de stress; en Alemania, los trastornos depresivos son responsables de casi el 7% de las jubilaciones prematuras; en el Reino Unido, casi tres de cada diez empleados sufren problemas de salud mental; en Polonia, la transformación socioeconómica del país y el desempleo aumentaron los requerimientos de asistencia psicológica.
Países paradigmáticos
La elección de estos países no respondió a que "presenten incidencias anormalmente altas de enfermedad mental sino a que son emblemáticos en las distintas maneras de concebir la organización del trabajo y los sistemas de protección".
Según explicó el licenciado Hugo Hirsch, psicólogo y director del Centro Privado de Psicoterapias, "el trabajo de la OIT se alinea con varias publicaciones en las que se advierte un crecimiento muy significativo de los problemas psicológicos (trastornos de ansiedad, de ánimo, adicciones) en el ámbito laboral. En la Argentina tenemos los mismos problemas en el sector de la población vinculado con trabajos del mundo desarrollado. Aunque por una cuestión de confidencialidad no podemos dar cifras, hemos atendido durante la última década a los empleados del Estado y sus familias y un porcentaje altísimo de las consultas se originaba en cambios de las condiciones laborales".
Precisamente, entre las razones del aumento de las enfermedades mentales, la OIT cita "el impacto de la revolución tecnológica" y la competencia, por lo que "no debe sorprender que cada vez sean más los casos de discapacidad relacionados con la presencia de dolencias crónicas tales como el stress inducido por trabajo".
En la Argentina
En un futuro no muy lejano, los investigadores prometen más datos sobre países en vías de desarrollo: "La preocupación por este tema es creciente. Sabemos que la OIT está continuando el estudio y que trabajará en naciones subdesarrolladas y en empresas pequeñas y medianas,", dijo a La Nación la doctora Majella Uzan, presidente de World Strategic Partners, una red internacional que trabaja en la promoción de nuevas ideas en políticas y servicios de asistencia sanitaria, recibe apoyo de la OIT y realizará en octubre próximo un simposio global sobre el tema.
Mientras tanto, en la Argentina, la Superintendencia de Riesgos del Trabajo indica que "las enfermedades relacionadas con la salud mental no se consideran enfermedades profesionales, no están incluidas en el Listado de Enfermedades Profesionales".
Para Hugo Hirsch, "en nuestro país todavía existe muy poca conciencia respecto de que el ámbito laboral puede enfermar psicológicamente y, al mismo tiempo, representa una oportunidad para mejorar la salud mental o solucionar problemas".
Aún con dificultades, varios de los países estudiados por la OIT plantean panoramas diferentes. En Estados Unidos se están desarrollando programas para favorecer la integración de los problemas del trabajo junto con los de la familia y los personales. Los finlandeses promueven la salud mental en la empresa y trabajan para crear organizaciones donde el trabajo sea saludable. En Alemania y el Reino Unido el apoyo institucional y gubernamental a programas para reducir el stress ya es una realidad.
"En los Estados Unidos, donde se contratan habitualmente los llamados Employee Assistance Programs (EAP), el razonamiento es que los problemas del empleado afectan su capacidad laboral y, por lo tanto, resolverlos es de interés para la organización -contó Hirsch-. Aquí, en cambio, las empresas tienen una percepción equivocada del tema: creen que si un empleado tiene dificultades es fácil reemplazarlo, y que de todas maneras existe la cobertura de su servicio de salud. Esta es una respuesta pasiva a los problemas".