Murió la mexicana operada en EE.UU.
Hay acusaciones de negligencia médica
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DURHAM, Estados Unidos (EFE).- Jesica Santillán, la joven mexicana que emigró de forma ilegal a los Estados Unidos en busca de un trasplante que le salvara la vida, falleció el sábado después de que los médicos confirmaron su "muerte cerebral".
Jesica, de 17 años, falleció dos días después de recibir un segundo trasplante de corazón y pulmones en el centro médico de la Universidad Duke, en Durham (Carolina del Norte), y su caso ha desatado un debate sobre los errores médicos y los derechos legales de familias afectadas.
La joven fue sometida a dos trasplantes en menos de dos semanas debido a que el 7 del actual recibió órganos de un donante incompatible con su tipo de sangre. Pese al éxito de la segunda operación, su salud fue empeorando debido a que desarrolló un daño cerebral irreversible, según los médicos.
Obstáculos
Jesica tenía una deformación del corazón que impedía que los pulmones enviaran oxígeno a la sangre. Hace tres años, ella y su familia emigraron ilegalmente a los Estados Unidos desde el poblado de Tamazula, cerca de Guadalajara (en el Estado mexicano de Jalisco) para intentar acceder a una mejor atención médica.
Mack Mahoney, un empresario que creó la fundación Jesica´s Hope Chest para costear los gastos médicos, pidió la intervención del ex senador Jesse Helms para que la familia no fuese deportada. Su situación migratoria no fue obstáculo dada la gravedad del caso médico, aunque sólo el 5% de los trasplantes está reservado a extranjeros.
Anteayer, poco después de que le fueron desconectadas las máquinas que la tenían artificialmente con vida, las autoridades del hospital -que han contratado a un abogado- expresaron sus condolencias.
El médico que la operó las dos veces, James Jaggers, lamentó el desenlace "de un proceso que empezó con tanta esperanza", se responsabilizó por el error y agregó que su equipo hizo "todo lo posible".
En un comunicado cuidadosamente redactado, Jaggers describió el complicado proceso de trasplante de órganos y agregó que confía en que será una lección para mejorarlo.
A raíz del caso, el hospital exige que tres médicos confirmen independientemente la compatibilidad de los órganos antes de cualquier operación.
La familia no ha decidido si presentará una demanda, dijo su abogado Kurt Dixon.
Según Dixon, la familia recibió informaciones contradictorias acerca del derecho a una segunda opinión sobre el caso de la paciente.
La familia, profundamente católica, se había negado a que los médicos desconectaran los aparatos que la mantenían con vida, pero la última palabra la tienen las autoridades médicas una vez que a un paciente se le diagnostica "muerte cerebral".
"Ahora vamos a organizar una colecta de ayuda. La familia está muy mal, porque esto es pura negligencia médica. Una muerte duele, pero es peor cuando se pudo haber evitado", agregó González, propietario de un restaurante y una tienda de productos mexicanos en Pink Hill, a dos horas y media de Durham.
El vocero del hospital, Richard Puff, dijo que la familia se negó a donar cualquier órgano de Jesica.
El caso ha llamado la atención en los EE.UU. sobre la escasez de órganos donados, los errores médicos y sus implicaciones éticas, y los derechos de las familias afectadas.



