Un médico argentino recibe el máximo galardón de Francia
Vive en París desde hace 20 años; en la Argentina lo habían declarado "prescindible"
Ayer, a cuatro cuadras de la Torre Eiffel, en París, el médico argentino Juan Carlos Chachques preparaba el discurso que hoy leerá ante el auditorio de más de 200 personas que lo verá recibir el título de Caballero de la Legión de Honor -máxima distinción de Francia a quienes contribuyen con el progreso de la República- en la Maison de l´Amerique Latine.
El título fue otorgado en julio del año pasado. El 17 de ese mes, Chachques recibió una carta del primer ministro de Francia Lionel Jospin: "Doctor: en ocasión de su nominación al grado de Caballero de la Orden Nacional de la Legión de Honor, que yo propuse, lo felicito en mi nombre y en el nombre del Gobierno". Chachques está acostumbrado a recibir reconocimientos fuera de la Argentina, el país que durante la última dictadura militar lo declaró "prescindible" y lo obligó a buscar mejores horizontes en el exterior.
Hoy sostiene, como lo hizo en ocasión de la muerte del doctor René Favaloro, que la Argentina es un país "antropófago, porque se devora a sus mejores hijos". Mundialmente, es conocido por el desarrollo de la técnica de miocardioplastía o echarpe cardíaco , una alternativa quirúrgica para pacientes con enfermedades terminales del corazón que no pueden someterse a un trasplante.
"Estoy muy contento, aunque la noticia ya la tuve el año pasado. Creo que no sólo están premiando a una persona, sino el trabajo de todo un equipo", expresó ayer el científico en diálogo telefónico con La Nación . A los 57 años, Chachques dirige el área de investigaciones del laboratorio de estudio de prótesis cardíacas de la Universidad de París, donde desempeña una intensa actividad docente.
"Dirijo un equipo multidisciplinario y multinacional. Conmigo han trabajado franceses, chinos, norteamericanos, griegos, egipcios, brasileños, italianos, cubanos y argentinos", afirmó.
Las contribuciones de Chachques, principalmente en el campo de la insuficiencia cardíaca, permitieron que Francia pudiera obtener patentes de cuatro de sus descubrimientos: "Se trata de electrodos y marcapasos utilizados en la técnica de echarpe cardíaco; un ventrículo artificial muscular, aún en desarrollo; un sistema de expansión y electroestimulación muscular y, finalmente, los trabajos en el área de la terapia celular asociada a la electroestimulación que se está patentando en este momento".
Esta línea de trabajo "hizo del echarpe cardíaco, que antes implicaba una operación de cirugía mayor, algo más sencillo. Empleamos técnicas de biología celular, hacemos cultivos y luego inyectamos a los pacientes".
De Godoy a París
Juan Carlos Chachques nació en Godoy, un pequeño pueblo de la provincia argentina de Santa Fe. Ahora, y desde 1988, tiene doble nacionalidad. No pensó en dejar su país de origen hasta 1976, cuando siendo presidente de la Asociación de Médicos Residentes del hospital de Clínicas José de San Martín fue detenido por fuerzas militares.
"Estuve un mes en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde me torturaron -recuerda-. Después, me declararon "prescindible" y tuve que irme en 1980 porque era imposible que pudiera realizar mis investigaciones en ese contexto."
Cuando se lo consulta sobre si esa imposibilidad no se debió a una situación política particular, Chachques es categórico: "En la Argentina, el contexto político siempre influyó en la ciencia. Aquí, en Francia, no sucede lo mismo. Cuando llegué nadie me preguntó de dónde venía, qué ideas políticas tenía, ni cuál era mi religión. Antes y ahora lo que importa es lo que yo puedo hacer, producir para el país".
Hoy, durante la ceremonia en la que se lo distinguirá con la Legión de Honor, se enumerarán los logros de Chachques en territorio francés. Asistirán personalidades argentinas, colegas, profesores y amigos.
La emoción de Chachques seguramente se acrecentará con la presencia del profesor Alain Carpentier, miembro de la Academia de Ciencias de Francia, que hace casi 20 años, en el hospital Broussais, confió en la idoneidad de un investigador argentino que en su país de origen no encontró destino.