
Encontrá las guías de servicio con tips de los expertos sobre cómo actuar frente a problemas cotidianos: Adicciones, violencia, abuso, tecnología, depresión, suicidio, apuestas online, bullying, transtornos de la conducta alimentaria y más.

Niños entretenidos con una tablet en un restaurante mientras su padres almuerzan; bebés que miran un celular como “anestesia maquínica” para evitar que lloren en la visita al pediatra; chicos que viajan en auto viendo sin parar material “fragmentado e hiperestimulante”; y adolescentes que se pasan horas accediendo a contenido estereotipado en redes sociales. Para Lucía Fainboim, especialista en crianza y ciudadanía digital, estas son solo algunas de las escenas que hemos normalizado en nuestra vida cotidiana y que deberían preocuparnos.
“Recién en unos años vamos a poder apreciar las consecuencias a nivel emocional, cognitivo y físico que tiene el uso prematuro y naturalizado de los dispositivos en la infancia”, advirtió la especialista durante el evento online ”Atrapados en las redes: el desafío de acompañar a la infancia y adolescencia en la era digital”.
Y agregó: “Las tareas de cuidado no se están trasladando a Internet. Eso se refleja no solo en el hecho de que los niños utilicen dispositivos y plataformas sin supervisión física de un adulto, sino también en la ausencia de una presencia simbólica que debería manifestarse a través de consejos, límites, guía y ejemplo”.
Organizado por Fundación La Nación, el encuentro del que participó Fainboim se hizo el viernes pasado y fue transmitido vía streaming en lanacion.com.ar. Psicólogos, pediatras, educadores y especialistas en crianza, entre otros referentes, analizaron los riesgos y desafíos del uso de las pantallas por parte de niños y adolescentes. El objetivo fue ofrecer a la audiencia herramientas prácticas para no dejarlos solos en el territorio digital.
Además, se presentaron las guías “Hablemos de todo”, de Fundación La Nación, que abordan un abanico de problemáticas vinculadas a la salud mental de los chicos y las chicas, y en las que se pueden encontrar desde señales de alerta hasta dónde pedir ayuda.
Fainboim, que dirige la consultora Bienestar Digital y es autora del libro “Cuidar las infancias en la era digital”, publicado recientemente, consideró que es fundamental derribar “el mito del nativo digital”.
“La noción de ‘nativos digitales’ tiende a equiparar las habilidades instrumentales y las reflexivas, y nos lleva a creer que por el simple hecho de manejar las herramientas tecnológicas los niños y las niñas también poseen automáticamente la capacidad de utilizarlas de manera crítica y consciente. Pero eso no es así”, explicó.
A la especialista le preocupa cómo las pantallas fueron ganando territorio en la vida de las infancias, con la consiguiente “pérdida del verdadero ocio, entendido como un estado de libertad que permite la creatividad, la contemplación y el descanso genuino”.
En esa línea, Fainboim considera que es clave tener en cuenta varias cuestiones antes de que los padres tomen la decisión de darles un celular a sus hijos. “Por un lado, hay cada vez más consenso respecto a que debemos esperar lo más posible. Sino los dejamos solos en la plaza, en el shopping o la calle, ¿porque los dejamos solos en un territorio que tiene unas particularidades específicas, como es el digital, pero que es un espacio donde hay montón de dilemas y riesgos? El celular lo que permite es el aislamiento: la conexión con las plataformas en soledad. Eso es lo que más deberíamos retrasar”.
Haber pasado de una infancia “criada a base de juego” a otra “atravesada por las pantallas” es para Fainboim uno de los grandes problemas de esta época. “El celular es un punto de inflexión, porque está siempre disponible, porque la navegación es solitaria y porque los chicos se encuentran con contenido que es mucho más para adolescentes que para niños”, sostuvo durante el evento organizado por Fundación La Nación.
Y agregó: “En las redes sociales, los chicos consumen un contenido que es muy corto, hiperestimulante, sin historia y con muchos estereotipos. Eso es una pelea desleal con las experiencias que necesitan los chicos en la infancia: el celular o la tablet están siempre a mano, disponibles, con un solo clic van a conseguir algo que los entretiene en seguida. En cambio, si tienen que ir a la plaza o con los juguetes, eso les implica un gasto enorme: se pueden frustrar, caerse, pelearse con un compañero, tienen que pensar una idea".
Es ahí donde las pantallas empiezan a ganar terreno: “Ahí aparece la frase repetida por los padres: ‘Tenés un montón de juguetes pero no usás ninguno’. Claro, les cuesta jugar porque están acostumbrados a un entretenimiento muy eficaz donde ellos no dan nada a cambio”, enfatizó la directora de Bienestar Digital.
¿Qué podemos hacer como padres y padres para empezar a incidir en esa realidad? Estas son, para Fainboim, siete buenas prácticas que los adultos pueden aplicar para educar a los chicos con su ejemplo:

Cuando vuelven de trabajar, muchos padres suelen preguntarles a sus hijos cómo les fue en la escuela. Pero Fainboim propuso sumar otra pregunta indispensable: cómo te fue en internet hoy.
“Algo que nos dicen mucho los chicos en los talleres que hacemos en las secundarias es: ‘En casa no hablamos de internet’. Y a los chicos les encanta hablar de eso, pero sobre todo si identifican que esa conversación no es desde el sermón. A veces nos confundimos y pensamos que existir como adulto en internet implica que tengo que saber más que los chicos, y como no sé más, me corro. Pero abrir la conversación es lo primero”, sugirió Fainboim.
Y siguió: “Hablar de lo que nos gusta, de lo que nos divierte. Que ellos entiendan que se habla en casa de eso. Lo que no tenemos que hacer es que sea un tema invisibilizado, porque después cuando hay un problema no entendemos ni cómo llegaron a esa situación”.
En resumen, la especialista consideró que “no podemos seguir adivinando lo que los chicos viven en internet o lo que es interesa, porque nuestras experiencias digitales son de adulto”. Lo que está en juego, es mucho.
Fainboim lo ejemplificó así: “Si yo supongo que mi hijo va a usar WhatsApp como lo uso yo, eso me hace pensar que es un uso seguro. Pero lo que vemos hoy, en cambio, es que los chicos de 4 y 5 grado que usan WhatsApp entran a grupos masivos donde hay groomers, adultos que los contactan con fines de abuso sexual. Si no me tomo el trabajo de preguntarles para qué usarían WhatsApp o por qué les interesa, no podemos saberlo”.
¿Por dónde empezar a trazar una línea de crianza digital? Según Fainboim, lo primero es retrasar lo más posible el acceso a un celular y a las redes sociales. “Cuando un niño tiene un celular tiene altas posibilidades de consumir, por ejemplo, pornografía. Hoy chicos de 8 o 9 años están accediendo a veces incidentalmente a pornografía y lo que genera muchas veces es un trauma por exponerse a contenidos para los cuales no tienen todavía la estructura psíquica para comprender. Son todas invitaciones a que vivan mucho más un mundo adulto que un mundo infantil. Y eso deja huella”, concluyó.
