Conocer el mar: con una colecta, buscan que 8 estudiantes de parajes rurales santiagueños tengan un viaje soñado
La asociación que los becó para que puedan cursar el secundario, empezó una campaña para que vuelen a Mar del Plata; para costear los gastos les falta reunir $ 488 mil; quieren que conozcan la playa, aprendan a surfear, vayan al cine, visiten una reserva y hasta paseen por la fábrica de Havanna
“Es la primera vez que saldremos de nuestra provincia”, dice contenta Melisa Sosa, una adolescente santiagueña de 17 años. Y no se detiene: “El proyecto del viaje empezó hace varios meses y estamos contentos porque podremos conocer nuevos lugares”.
El viaje al que hace referencia implica conocer el mar. Y es algo así como un “premio” a tanto esfuerzo y sacrificio. Melisa volará en avión por primera vez y recorrerá Mar del Plata: participará de varias actividades educativas pero también hará surf, conocerá la fábrica de Havanna y comerá en un McDonald’s. Lo hará junto a otros siete chicos que, como ella, nacieron en parajes rurales de Santiago del Estero con muchas carencias y donde no hay algo muy básico: colegios secundarios.
Los ocho son chicos que con el apoyo de una ONG pudieron cursar el secundario. A partir de una beca, se mudaron a una ciudad con escuela o pueden costearse el viaje diario para cursar.
Pero el viaje es, por ahora, un sueño muy cercano al que le falta un último empujón: “Una Sola Familia”, la asociación civil que beca los estudios de los adolescentes, empezó una colecta, reunió parte del dinero pero todavía le falta juntar 488 mil pesos como para todos los gastos estén cubiertos. Por eso, mantiene abierta una colecta contrarreloj para juntar lo que les falta.
Alejarse de la familia para poder estudiar
El camino no fue fácil para Melisa. Cuando Una Sola Familia le dio la feliz noticia de que había sido becada para poder ir a un colegio secundario agrotécnico, con tan solo 12 años tuvo que alejarse de su familia para instalarse cerca de la institución.
“Al comienzo fue duro, porque solo veía a mis papás los fines de semana. Después me fui adaptando. Este es mi último año del secundario y estoy muy contenta y agradecida de haber llegado hasta acá”, señala y cuenta que su sueño es “poder ir a la universidad” y reconoce que “es posible porque la ONG nos está ayudando para lograrlo”.
Los ocho adolescentes que quieren viajar forman parte del programa de becas de la asociación. Son Melisa Natalí Sosa (17), Eladia Guadalupe Otreras (17); Camila Noemí Maldonado (20); Lucas Daniel Jiménez (19); Lucía Mariel Ávila (17); Diego Alejandro Carrizo (19); Celeste Abigail Leiva (18); y Daniel Rodrigo Leiva (17).
“Elegimos a los tres estudiantes que terminaron el secundario en 2022 y cinco que pasaron al último año. Es la primera vez que lo hacemos. La idea es que sea un viaje educativo, pero también queremos celebrar todos estos años de esfuerzo. Sabemos que para ellos no fue nada fácil llegar hasta donde están hoy. Tuvieron que mudarse para poder hacer el secundario, algunos se trasladan todas las semanas a su hogar, otros se fueron a vivir con familiares y otros se mudaron con toda la familia”, cuenta Nicole Fusilier, directora ejecutiva de la ONG y abogada con maestría en políticas públicas y enumera: “Han sufrido pérdidas de familiares y abandonos. Crecieron estudiando en contextos muy difíciles. A muchos de ellos los conocimos cuando tenían cinco años. Nos esperaban llenos de esperanza y alegría para jugar juntos. Para nosotros es un orgullo que hayan llegado hasta acá. Nos emociona ser testigos de tanto crecimiento”.
Según datos del INDEC, Santiago del Estero cuenta con un 40% de habitantes bajo la línea de pobreza y el 6,4% por debajo de la línea de indigencia. “Desde nuestra organización contamos con un enfoque multidimensional de la pobreza, por eso trabajamos de una forma integral buscando abordar cada uno de los derechos que no logran acceder por sus propios medios. Muchos de los hogares con los que trabajamos no logran acceder a derechos básicos como el acceso al agua, baños, educación de calidad y atención médica”, detalla Fusilier.
De surfear a ir de shopping
Si logran viajar, estos chicos tomarán por primera vez un avión. El plan es partir el 6 de febrero, el 7 pasear por la ciudad de Buenos Aires y reunirlos con los “padrinos” (donantes particulares), que acompañaron a estos chicos durante todos estos años. Además, se encontrarán con alumnos y docentes del colegio Moorlands, de Pilar, que también colaboran con sus escuelas desde 2001. En ese colegio germinó la idea de crear la asociación Una Sola Familia, promovida por exalumnos.
Luego, el 8 de febrero partirán a Mar del Plata, donde conocerán el mar y harán de todo: irán a la playa, conocerán la fábrica de Havanna y pasearán por el parque Aquarium. También visitarán un centro educativo que promueve el cuidado de la naturaleza, la escuela sustentable de Mar Chiquita y el Polo Deportivo de Mar del Plata. Comerán en McDonald’s, harán surf e irán a un shopping. “Muchas empresas y donantes particulares han colaborado para hacer realidad este sueño”, cuenta la directora de esta ONG.
“Espero con muchas ganas este viaje porque quiero conocer a mis padrinos y pasar increíbles momentos con los chicos. Estoy muy agradecida con Una Sola Familia porque además de toda la ayuda que nos dieron nos consiguieron padrinos a cada uno de nosotros que nos brindaron su ayuda a los 627 chicos que hemos egresado”, asegura Celeste Leiva (18 años). Cuando le preguntan a Celeste por las cosas que le gustan no duda en responder que ama leer, maquillar y jugar al vóley. “Acabo de terminar el colegio secundario y voy a ingresar a la universidad. Seguiré la licenciatura de Psicología. Espero que me vaya muy bien”, agrega.
Rodrigo Leiva (17 años) también tiene muchas expectativas con esta experiencia. “Siento que es muy importante todo lo que vamos a conocer. Nos motivará a seguir estudiando y poder salir de nuestra zona de confort. ¿Mi sueño? Estudiar ingeniería y poder salir de nuestra provincia”, reflexiona.
Mientras que Lucas Daniel Jiménez (19 años) sueña con terminar sus estudios y poder “probarse” en algún club de fútbol. “Conocer la cancha de Boca, también. En cuanto al viaje creo que va a ser hermoso. Voy a conocer nuevos lugares y creo que me ayudará a estar más preparado si me toca mudarme cuanto termine de estudiar”, agrega con entusiasmo.
Las carencias de su lugar de origen
“Una Sola Familia” busca promover un desarrollo integral de zonas rurales mediante tres pilares: educación, salud y desarrollo comunitario. Hoy ayuda a casi 100 familias de los Parajes Árbol Blanco Sur, Árbol Blanco Norte y Sachayoj, ubicados en la provincia de Santiago del Estero, donde pertenecen, justamente, estos ocho chicos.
El paraje Árbol Blanco se encuentra en el noroeste de Santiago del Estero, a 120 kilómetros del norte de Quimilí, departamento Moreno. La comunidad está compuesta por aproximadamente 50 familias que se dedican principalmente a actividades agrícolas y ganaderas. Algunos tienen sus propios terrenos y muchos trabajan como peones “golondrina” en los campos de la región. Muchas de las familias cuentan con viviendas de material construidas recientemente por el gobierno provincial pero carecen de baños dentro de la vivienda, alumbrado público, redes de agua, cloacas y gas.
Mientras que el pueblo Sachayoj se encuentra al noreste de esta misma provincia, en la región Chaco-Santiagueña, que es la segunda población en importancia del departamento Alberdi. En 2018, esta localidad contaba con unos 3.650 habitantes. Por otro lado, el 19,39% de los hogares de allí tiene necesidades básicas insatisfechas. La población local vive de una economía de subsistencia, como asalariados (empleados de la comuna), peones rurales y trabajos eventuales.
Vivir realidades que solo han escuchado
“Este viaje es un hito en el camino que cada uno de estos jóvenes está recorriendo. La culminación de la escuela secundaria los encuentra en un momento muy particular de la vida, un momento en el que imaginar un futuro posible y proyectar quiénes quieren ser de acá en más se convierte en un desafío muy grande y a la vez estimulante”, dice María Harismendy, psicóloga de la ONG.
Mientras que Tatiana Ferrer, psicóloga y coordinadora de educación de la asociación, resalta que gracias a este proyecto los chicos vivirán en primera persona muchas de las realidades que han escuchado o de las que han leído durante años. “El viaje será un gran desafío para ellos y seguramente estarán llenos de preguntas: ¿cómo será viajar en avión? ¿Cómo serán el mar y la playa? ¿Me va a gustar conocer tantas cosas nuevas o me va a intimidar? Desde USF acompañamos a los chicos para que puedan pensar de forma autónoma y creativa, para que puedan imaginarse más allá de los límites que la propia realidad les presenta”, sostiene.
¿Cómo ayudar?
La asociación civil “Una Sola Familia” aún necesita juntar más fondos para poder hacer realidad el sueño de que los chicos conozcan el mar. “Nos faltan exactamente $488.601″, dice Fusilier. Los interesados pueden sumar su aporte:
- Desde el sitio web de la asociación ingresando a este formulario: https://donaronline.org/asociacion-civil-una-sola-familia/viaje-de-estudio-a-mar-del-plata
- Con una hacer una transferencia al alias bancario: VIAJE.ESTUDIO.MDQ.
- Pueden contactar a la organización para colaborar con dinero, alojamiento, combustible o descuentos en restaurantes de Mar del Plata, por ejemplo.