Juntos: Articulación Patagónica, un ejemplo exitoso
En América latina, distintos grupos de la sociedad civil y del empresariado trabajan en red para lograr la igualdad de oportunidades, la transparencia en los procesos democráticos, la educación y la preservación de los recursos naturales
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La conciencia de los procesos de marginación, la insuficiencia de las búsquedas personales y las heridas de la fragmentación social han posibilitado, en muchos casos, el amanecer de experiencias llamadas de articulación.
Estas son en general construcciones de colectivos sociales que intentan superar la mera actividad de los individuos y las agrupaciones para lograr un nosotros social, que aprenda a responder a las necesidades locales.
Articularse es entrar en relación de giro y expansión a partir de ejes compartidos, sobre la interpretación del mundo y la región que se habita, con principios éticos, valores comunes y conciencia de los propios límites.
En este tipo de relaciones se da prioridad a la diversidad en medio de la unidad, una unidad concebida no como una abstracción, sino como el reconocimiento de la experiencia de ser pares.
Esta paridad se fundamenta en que todos somos iguales en dignidad y genera vínculos de simetría entre personas y grupos, en el que la participación de todos es necesaria para la expansión del proyecto y el giro abarcativo de la articulación que supera la mezquidad de los intereses particulares y busca el bien común.
Se traba la articulación, se rigidizan las conexiones, se pierde el placer y la autonomía del movimiento libre, cuando el egoísmo, la corrupción y la mediocridad enferman el tejido de la relación.
Además, la unidad no es sólo el logro de objetivos a los que se adhiere intelectualmente, sino el aprendizaje de acuerdos.
No basta con ser inteligente, también hay que ser honesto. No basta con integrarse al grupo, hay que animarse a decir la verdad sin violencia, verbalizar los errores y saber pedir ayuda desde la conciencia de las limitaciones. Hay que reconocer el valor de todos y cada uno y sentirse parte.
Quizá la humanidad venga intentado articularse desde el Paleolítico, cada vez que quiere construir comunidad. Pero hoy, cuando la amenaza y el terror circulan como motores de la deshumanización, articularse aparece como una imperiosa necesidad.
Articulación Patagónica Argentina-Chile es un ejemplo de vínculo exitoso, ya que persigue intenciones auténticas e intenta ser una de las posibilidades desplegadas con la conciencia de su carácter inicial, con la pasión de sus convicciones, y con la humildad basada en la necesidad de aprendizaje y escucha.
Articulación Patagónica es consecuencia de un proceso muy interesante de los socios de Avina en primera instancia, que valoran la diversidad con peculiar énfasis y han sabido nutrirse de ella.
Sus proyectos se caracterizan por la apertura, por una pluralidad que expresa la complejidad y riqueza de la región y por un abrirse a nuevas experiencias, metodologías y aportes, en conexión con líderes de toda América y desde una percepción de lo universal que les permite contextualizar lo patagónico con originalidad y visión de futuro.
La autora es licenciada en Filosofía



