La inclusión también está de moda
Diseñadores, firmas responsables, ONG y cooperativas se alían para brindar oportunidades a grupos marginados
Darío Flores extiende un género estampado en mil colores dando vuelo a su pasión. El taller es una verdadera usina de diseño y Darío, un creativo en acción. Los hilos zigzagueantes que cuelgan de sus orejas, evidencian su look, entre hippie y heavy metal. Si bien él no se considera un diseñador, las telas y los tintes lo subliman convirtiéndolo en puro arte.
En las etiquetas de las prendas que tiene entre sus manos se lee Tramando (la firma del diseñador de moda Martín Churba en la que trabaja Darío hace un par de años) y es precisamente el nuevo entramado fashion de inclusión y conciencia social el que permite que aquello que para él empezó como un juego hoy sea su inequívoca vocación. Si bien nunca soñó con pertenecer al mundo de la moda, cuando nadie lo veía doblaba hierros para probar formas inventadas en la metalúrgica de La Matanza donde trabajó hasta fines de los 90 cuando lo despidieron.
Diseñar desde otra perspectiva, aportar creatividad echando mano a las raíces y a la experiencia de vida. Eso es lo que rescata Darío Flores, que fue piquetero y hoy diseña en Tramando. Así es como define una tendencia creciente que encuentra creativos más allá de las estructuras elitistas que hasta hoy modelaban la industria. Un movimiento que propone un circuito creativo cada vez más permeable.
Mientras cuenta su historia, Darío no hace más que comprobar, palabra por palabra, que la inclusión está de moda. Que hay un creciente grupo de entusiastas que encuentra un nuevo espacio para la esperanza, el compromiso y la conciencia social. Que hoy la inspiración y la obra de quienes hasta hace unos años permanecían al margen pueden filtrarse en el circuito del diseño aportando creaciones con historia de vida.
"Los proyectos de inclusión son importantes para que trabajadores y creativos que hasta el momento permanecían excluidos puedan sentirse integrados", dijo la diseñadora María Cher al referirse al fenómeno de la acción social en el mundo de la moda para luego confirmar que la solidaridad se está dando, en general, en todas las empresas de diseño.
Cooperativas, ONG y firmas responsables son las que llevan adelante proyectos que ya le dicen sí a un modelo inclusivo que se impone.
Proyectarse sín límites
Para Darío, por ejemplo, la moda fue una gran posibilidad en un momento en el que él sentía que todo estaba perdido. Es que la crisis de 2001 lo había dejado en la calle y, mientras muchos a su alrededor tomaron el camino más corto accediendo a planes sociales, él le dio la espalda al asistencialismo sumándose a la cooperativa La Juanita.
Allí, desempleados de La Matanza se unieron en una opción superadora que, a su paso, supo despertar conciencias con el ejemplo y entre los proyectos de los que participaban surgió la posibilidad de trabajar junto al entonces consagrado diseñador de moda Martín Churba.
El creativo se contagió de las buenas vibras de La Juanita y ofreció su ayuda (al menos en sus proyectos textiles). Fue entonces cuando Darío, de la mano de Churba, aprendió técnicas de estampado que dieron rienda suelta a sus más sorprendentes escapes creativos. Así fue como, de repente, se encontró diseñando una serie de delantales que se vendieron tanto en la semana de la moda local (BAFWeek) como en Europa y Japón.
Pero Churba vio el talento de Darío y fue por más. Así le ofreció trabajar en el área de producción y diseño textil de su firma Tramando, trascendiendo la dinámica típica en la que el que tiene ayuda al que no tiene.
"Nunca imaginé vivir de la moda, pero éste es un trabajo que me permite crear, dejar volar la imaginación para proyectarme sin límites. Algo que siempre estuvo en mi esencia, más allá de mi origen", describió Flores su nuevo oficio que le permitió infiltrarse en los entramados de la esfera fashion.
Pero él no fue el único que tuvo la posibilidad de poner un pie en la tantas veces mezquina industria fashion. La firma solidaria Arte y Esperanza se hizo un lugar en la última edición de BAFWeek. "Somos una marca para el comercio solidario de las producciones indígenas. Ya contamos con tres locales en Capital Federal y esta año tuvimos la suerte de poder participar de la semana de la moda de Buenos Aires", comenzó Sebastián Homps, responsable de comunicación en Arte y Esperanza.
El proyecto, que empezó como una iniciativa de ayuda solidaria con comunidades wichis de Formosa, terminó descubriendo que el arte indígena tenía mucho para dar a la industria y acabó lanzando esta marca en la que todos suman. "Actualmente trabajamos con nueve etnias de alrededor de 40 comunidades. Hay más de 500 trabajadoras que hacen diseños increíbles que además de ser urbanos y muy combinables tienen el plus de la historia detrás de la moda. Es que cada prenda lleva una etiqueta con el nombre de quien la hizo", contó Homps.
El 95% de la ropa que se exhibe en el local es obra de mujeres creativas de las comunidades colla. En cada viaje, Sebastián Homps junto con el staff porteño de Arte y Esperanza les llevan a las tejedoras revistas de moda e ideas de diseño. "No les imponemos un patrón determinado. Siempre decimos que no se trata de hacer un Mickey Mouse de palo santo (material típico en la artesanía aborigen). Pero sí de una colaboración entre las técnicas ancestrales que aportan ellas y nuestro conocimiento tanto del mercado como de las tendencias de moda", explicó.
Celebrar la diferencia
Haciéndose eco de esta tendencia de inclusión La asociación civil La Usina -que busca promover un cambio de actitud con respecto a la discapacidad- lanzó una línea de ropa que habla de tolerancia e integración. Un proyecto que sostiene que las personas con discapacidad motriz deben tener la posibilidad de crear y de vestir ropa de tendencia que, además, esté en línea con sus necesidades.
"La moda, a lo largo de la historia, persiguió la belleza ideal generando una inevitable exclusión. Su concepción implica una carrera por la perfección que repercute en miles de personas con discapacidad que no responden a los patrones de lo estéticamente establecido haciendo que muchos todavía se sientan excluidos de ámbitos tan habituales como el de indumentaria", explicó Bea Pellizzari, directora de La Usina.
Pero en esta asociación, entienden que hoy la moda se ha democratizado, que cada vez encuentra más destinatarios y que el círculo virtuoso se ensancha ofreciendo mil posibilidades. Y por eso pensaron la marca social Amagi que producirá una línea de ropa de diseño para personas con discapacidad.
Las prendas que proponen, además de estar a tono con las tendencias y ser una alternativa de moda atractiva, se caracterizan por su diseño moderno, muy funcional. "Se sigue una curva de talles diferente que contempla las necesidades y calza mucho mejor. Además, los pantalones, por ejemplo, se abren de los laterales, tienen cintas para poder subirlos e imanes y velcro para ajustarlos", explicó Pellizari.
En el marco de esta iniciativa, La Usina lanzó BE FREE ("Sé Libre"), una línea de remeras de edición limitada cuyas ganancias serán destinadas íntegramente para financiar el sueño de Amagi pudiendo lanzar esta marca que será realizada por y para personas con discapacidad.
Pero en Buenos Aires no toda la moda pasa por BAFWeek. El nuevo polo del diseño porteño, en Barracas, también suma inclusión. En la megasede del Centro Metropolitano de Diseño inaugurada por el gobierno de Buenos Aires tiene su espacio Cosiendo Redes, el proyecto textil de la fundación Paz por la No violencia Familiar. La directora de la fundación, Liliana Crigna, que en un primer momento había pensado el centro con el fin de asistir a víctimas (especialmente mujeres) de la violencia doméstica, con el tiempo entendió que, más allá del espacio de contención que se le podía dar a las mujeres, había que ofrecer una alternativa de trabajo para que pudieran independizarse y comenzar a andar rumbos propios. Así nació Cosiendo Redes, un proyecto que cada año recibe alrededor de 500 alumnos que buscan perfeccionarse en diseño y costura ya sea para lanzar sus propias marcas como para insertarse en la industria de la moda.
"No es asistencialismo, es un trabajo de superación", explicaba Liliana Crigna cuando finalizó el desfile de fin de curso 2011 en diciembre pasado. De las 462 alumnas que se recibieron, 199 consiguieron trabajo mientras que 59 se animaron a lanzar sus propios proyectos.
Es el caso de Azucena Gutiérrez, que a partir del empuje y de las herramientas que obtuvo en la fundación ya lanzó su marca. "Cosiendo Redes me dio las herramientas para poder integrarme al mercado. Me dieron el empujón para lograr sacar afuera todo mi potencial, me guiaron en el diseño. Apenas terminé, registré mi marca y comencé a vender tanto en Facebook como en ferias o por consignación en tiendas", contó Azucena.
Además de la apuesta a lanzar la marca propia, los docentes suelen recomendar alumnas destacadas para trabajar en las grandes marcas de moda local con las que tienen convenio. "La mayoría de los estudiantes se integra a los departamentos de confección o producción, pero también hay algunos que son seleccionadas para el staff de diseño", aseguró Crigna. Chocolate, Maria Cher, AY Not Dead, Dorina Vidoni, Vitamina, Giesso, Lupe, Mariana Dappiano y Rapsodia son algunas de las firmas que ya han reclutado nuevos talentos de esta fundación.
Tejer historias
Otro sueño que, literalmente, empezó a tejerse en 2009 y que el año pasado cruzó el Atlántico desembarcando en París, es el de Matriarcado. Todo empezó tres años atrás cuando Mashenka Jacovella conoció a un grupo de mujeres del barrio bonaerense de Agustoni con las que decidió poner manos a la obra. "Es una red de mujeres apasionadas de un barrio carenciado de Pilar que realiza tejidos de un altísimo valor, tanto por sus diseños como por su historia, y que, a través de las ventas, buscan acceder a una vida mejor", dijo Mashenka.
Son seis las vecinas de Agustoni que, agujas en mano y mate de por medio, se reunieron en la casa de Cristina Achava para trabajar. "Nuestro sueño, como madres, es juntar los recursos para poder convertir el descampado de enfrente en una escuela para nuestros hijos", dijo la dueña de casa señalando el predio que se veía desde la ventana.
María de las Nieves Cornejo, otra de las tejedores, explicó que más allá del objetivo que persiguen, tejer es la pasión de muchas, un momento de encuentro, una satisfacción al ver el producto terminado. "Estoy orgullosa de las cosas que hacemos. Cada creación es como un hijo, cada trabajo, un orgullo. Además, nuestros productos pueden competir con los que hay en el mercado", advirtió María de las Nieves.
El significado de cada punto como el diseño de cada tejido, hicieron que el año pasado el Foro Latinoamericano de Moda ética eligiese a Matriarcado en la categoría diseño, como una de las tres ganadoras de la competencia "Sustentabilidad en Acción 2011". Gracias a este reconocimiento, las creaciones de las mujeres de Agustoni dieron el presente en el Ethical Fashion Show de París el último septiembre.
"Más allá del reconocimiento y de los premios, lo importante es que ellas mismas descubrieron el talento que tienen y hoy valoran su trabajo", destacó Mashenka.
"Es que lo que hacemos nosotras son diseños diferentes, distintos a todo lo que hay. En cada puntada se van miles de sueños, sueños que hoy, gracias a la difusión, empiezan a concretarse", aseguró otra de las mujeres sentadas a la mesa, mientras tomaba mate y tejía un nuevo proyecto.
COMO COLABORAR
La Juanita
Pueden conseguirse sus bolso "Beso" Eco-Solidario en los locales de Rossi & Caruso (Posadas 1387) o prendas de diseño en Tramando (Rodríguez Peña 1973), 4698-2581, www.lajuanita.org.ar
Matriarcado
Tienen un showroom en el km 50 de Pilar, donde se puede ir con cita previa a través de info@matriarcado.com. También se pueden adquirir sus tejidos vía Facebook. Web, www.matriarcado.com
Cosiendo Redes
cosiendoredes@yahoo.com.ar,
Arte y Esperanza
Tienen tres sucursales: San Telmo (Balcarce 234), San Isidro (Pedro de Mendoza 587) y Retiro (Suipacha 892), donde se pueden encontrar todos sus productos,
Amagi
http://amagi.mercados-hops.com.ar
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