Ante la catástrofe (ya casi no se lo encuentra en las heladerías), los puristas del “chocolate chip” lo defienden en nombre del “lowbrowcool”: paladar distinto, retro y con personalidad
PUNTA DEL ESTE.– Recientemente The New York Times publicó una nota demoledora, que inmediatamente repercutió en otros grandes medios. Ocupó gran parte de su página sábana y online fue de las más comentadas. Mucha gente afectada todavía está en shock tras la confirmación en letra de molde de aquello que intuían pero se negaban a aceptar: el helado de granizado de chocolate está en vías de extinción.
No hay razones verificadas para el fenómeno, pero empíricamente es innegable. El sabor “chocolate chip”, considerado un clásico de las heladerías americanas, y sobre todo, de los helados industriales, en las ciudades adeptas a las tendencias ya es difícil de encontrar.
"En EE.UU., si uno se guía por los comentarios de lectores, la noticia bordeó el trauma. Se señala como culpable a la moda de que ahora el helado venga mezclado con trozos grandes de lo que sea"
Un paseo por el balneario uruguayo en la minitemporada de Semana Santa parecería apuntar a que el tema trascendió fronteras. En cadenas importadas de la Argentina como Freddo aclaran que desde hace dos años que no lo producen. En los supermercados de la Punta a José Ignacio, pocos recuerdan la última vez que alguien específicamente lo pidió. En las heladerías italianas que ahora parece haber en cada esquina de Gorlero se consigue sin problema, solo que es mucho más denso y hay que llamarlo stracciatella.
Nadie aquí parece rasgarse las (escasas; afortunadamente el sol de otoño brilla fuerte) vestiduras. En EE.UU., si uno se guía por los comentarios de lectores, la noticia bordeó el trauma. Se señala como culpable a la moda de que ahora el helado venga mezclado con trozos grandes de lo que sea. En EE.UU. se trata, sobre todo, de galletitas Oreo y de masa para masitas cruda. Sobre esta indigerible “cookie dough” siempre hay debate, porque la temible FDA (Food & Drug Administration) periódicamente alerta que, en las versiones artesanales, puede transmitir E.coli y Salmonella; pero eso no parece sino aumentar su atractivo. Mientras tanto, en Uruguay, la tendencia de poner trozos grandes de lo que sea en el helado encontró su expresión más autóctona curiosamente en Burger King, donde uno de los postres express trae las típicas obleas Bridge en la mezcla. Siempre hay gente, claro, para quien la moda de trozos grandes en el helado no es aceptable. En Nueva York, para quienes insisten que quieren simplemente “chocolate chip”, se suelen ofrecer dos alternativas, que causan igual de indignación. La primera es el helado “chocolate chunk”. En los lugares con onda las “chocolate chip cookies” tan emblemáticas de la cocina americana están demodé y fueron reemplazadas por las “chocolate chunk cookies”. En vez de tener pedacitos mínimos de chocolate duro en su interior, ahora tienen trozos considerables cuyo centro, idealmente, se derrite en la boca. Esto se tradujo a los helados. Para los puristas, el cambio de proporción y consistencia no funciona.
La otra alternativa es el helado de menta granizada. Aunque el helado de dulce de leche (aún en su inferiorísima versión sabor “caramel”) es popular, pocos lo ofrecen con pedacitos de chocolate, y el helado de menta es el último que mantiene a las pepitas en formato original. Tampoco funciona: según The New York Times la típica respuesta de los puristas del “chocolate chip” es que si querían sabor a pasta de dientes en su boca, se hubieran quedado en el baño de casa.
Pero no todo está perdido. Pedir helado “choc-chip” quedó tan fuera de moda, y es tan difícil de conseguir, que ya muchos observadores están apostando a que volverá como algo retro. Más aún, el término aspiracional para 2024 en el mundo gastronómico es lowbrow cool: lo que la gente de avanzada busca este año es mostrar que tiene un paladar distinto al de los demás, pero manteniéndose dentro del mundo de los consumos masivos, e idealmente dentro de aquellos que perdieron prestigio. En esta categoría el viejo helado de granizado de chocolate tiene las de ganar. Si en Buenos Aires ya lo tiene en la heladera, puede hacer que su mesa de Pascua sea lowbrow cool. Con mínimo esfuerzo, y máxima envidia de quienes viven al Norte del continente asegurada.
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