Poesía de las calles y la vida
Poeta, narradora, ensayista y promotora cultural -se ha desempeñado en la función pública-, Fingueret maneja un lenguaje a la vez dúctil y proteico. Su alfabeto lírico sabe apegarse a lo corpóreo, inclusive a un erotismo tan marcado como el de su poemario Uva y Racimo , de 1997, al que siguió dos años más tarde el fuerte dramatismo de su novela Hija del silencio .
Esquina rinde ante todo un original tributo a lo que palpita detrás de los emblemáticos cruces de calles porteñas, a su clima y su espíritu intransferibles. Pero -lo que acaso sea más significativo aún- junto a las esquinas de la realidad visible este poemario recrea intersecciones míticas, nombres que aluden no a un paisaje concreto sino a los hondos cortes de la vida personal y la colectiva: "Corrientes esquina Guetto", "Funcionaria esquina Bibliotecas", "1984 esquina Democracia" o "Cecilia esquina Barcelona". Son homenajes surcados por una emoción urbana tan vívida como la que atravesaba otra novela de la autora, Blues de la calle Leiva , de 1995. La misma calle de ese título reaparece en "Leiva esquina Ella", poema cuyo registro íntimo, familiar, contrasta con el de otros textos como "País esquina País": "...nosotros/ los que reímos con balazos en la espalda/ territorio o paisito/ Ni República/ ni perdida."
El ritmo jadeante, contrapuntístico, porteñiza más todavía esta voz que en "Pasteur esquina 85" clama, evocando el atentado a la AMIA: "Dicen los que oyeron/ rugir las piedras/ de intemperie/ y un instante/ el estallido cuando nombra/ danza macabra/ hacia dónde seguir/ desnudos huesos?" El capítulo "Esquina / Poesía" celebra a los poetas ya idos: Thenon, Carriego, Borges, Girondo, Orozco, Pessoa. De modo gradual, las estrofas se expanden casi hasta la letanía y hasta borrar las fronteras entre los géneros. La voz poética que antes tangueaba nostalgias al lado de esperanzas, humillaciones y pasiones dignas de ser compartidas, se torna grave para revelar su entraña profética.
Los textos que clausuran el libro, "Uva y Racimo esquina Erótica" y "Poesía esquina Retrato", despliegan una suerte de viaje por la propia subjetividad, en el que se anudan religión, sexo, amor y cultura.
En suma: alta poesía para nombrar lo que trasciende desde lo más entrañable y cotidiano.