Un género en franco retroceso
Tal vez haya razones para que casi no se lean ya las críticas de cine, más allá de la simplificación de las estrellitas. En la nota de tapa de este número, Javier Porta Fouz dice algo interesante: en una buena crítica importa tanto el análisis como la belleza del texto. Es lógico que no se encuentren comentarios del nivel del siguiente, publicado en Sur en 1942: "Me atrevo a sospechar que El ciudadano perdurará como perduran' ciertos films de Griffith o de Pudovkin, cuyo valor histórico nadie niega, pero que nadie se resigna a rever. Adolece de gigantismo, de pedantería, de tedio. No es inteligente: es genial, en el sentido más nocturno y más alemán de esta mala palabra". Es lógico que no se encuentren ya, porque sólo hubo un Borges. Pero también es muy difícil dar con un crítico de la altura, digamos, de Homero Alsina Thevenet. Alcanza con leer la primera frase de su artículo sobre El padrino , en 1972 ("Hay un doble nivel de crónica doméstica y de ferocidad criminal en cada secuencia del film") para entender cuál era el nudo de un género al que muchos éramos aficionados y que hoy se encuentra en franca decadencia.