Una tragedia americana vista por los "ojos" de una niña
La fotografía ganadora de 2018 demuestra, una vez más, la sensibilidad de World Press Photo por los temas sociales de gran impacto global. No es el primer año que los reporteros gráficos de todo el mundo se ocupan de contarnos conmovedoras historias de migrantes con los niños como protagonistas: por recordar un caso, la escena de 2015 mostraba a un hombre entregando un bebé a otra persona a través una alambrado. Sin embargo, esta vez la imagen galardonada pone el foco en la frontera caliente entre Estados Unidos y México, la línea que divide el centro de la periferia.
John Moore, que lleva una década trabajando en retratar los movimientos de personas de este continente que buscan una vida mejor, logró congelar uno en especial: el de Yana, una nena de dos años. Aunque parezca obvio, es todo un mérito –y años de experiencia– que Moore pudiera acercarse y permanecer en esa situación, para la mayoría de los espectadores inalcanzable, y que en ese instante fugaz lograra una composición tan brillante.
La toma, a un metro de altura, brinda la perspectiva de la niña. El vehículo, la mujer policía y su madre parecen desde allí abajo mucho más grandes. La luz puntual sobre Yana y la ropa de color rojo llevan irremediablemente a observar su llanto.
Las letras US en el pequeño espacio que la separa de su mamá es la única referencia espaciotemporal, pero a la vez resulta inequívoca. Sus pequeñas manos buscan el consuelo y la noche sin luna (lo que quiere decir, técnicamente, además, sin esa fuente de luz natural) otorga al cuadro un mayor dramatismo. Como las infinitas huellas sobre el terreno árido que invitan a pensar sobre el andar interminable de esos migrantes y sus sueños.
Julián Bongiovanni