El increíble volver a vivir de Obras

Lo realizado por Obras Sanitarias, el finalista del Súper 8 que hoy, a las 22, jugará en su estadio por el título frente a Regatas Corrientes tras la postergación de ayer por la intensa lluvia que inundó el escenario, admite calificativos, tales como "increíble", "agónico" y hasta "milagroso". Pocas veces en el básquetbol un equipo disfrutó de un resurgimiento tan explosivo y contundente. Un especie de volver a vivir que concretó anteanoche al vencer en la semifinal al líder de la Liga Nacional, Atenas, de Córdoba, por 66 a 64, con un doble de Fernando Titarelli en el último segundo.

Esa ajustada y espectacular victoria, inesperada para la mayoría, le otorgó el derecho de intervenir en la próxima Liga Sudamericana, gracias a un reciente cambio en el reglamento del sistema de clasificaciones. Todo fue sobre ruedas para los tacheros , que desde hace 22 años (Copa Williams Jones, en 1986) no tienen participación internacional.

Obras llegó al Súper 8 beneficiado por el único cupo para invitado que tiene el certamen y desde el 14º puesto (entre 16 clubes) de la Liga Nacional. En otra palabras, era el peor equipo del Súper 8. Y, como si fuera poco, lo hizo con un director técnico nuevo (Carlos Duro) y jugadores mayores de bajísimo aporte, como el cubano Angel Caballero, que actuó 8 minutos en dos partidos, y Omar Cantón, que ni siquiera ingresó en esos cotejos. Además, en su cuarto de final eliminó a El Nacional-Monte Hermoso con un tiro libre acertado por Daniel Chaher a 8 segundos del epílogo. Esa fue la única vez en que Obras estuvo al frente en todo el partido: ¡Increíble!

Pero, sin duda, la hazaña mayor fue contra Atenas, el invicto en 15 fechas de la Liga, el favorito en todos los torneos, el plantel que con maestría maneja Rubén Magnano y que después de seis años volvió a colmar el polideportivo de su ciudad.

Con gran defensa, entrega e intensidad, Obras tuvo en jaque a Atenas y lo sorprendió con concentración y actitud ganadora en el final, más las excelentes tareas de Chaher (15 puntos y 5 rebotes) y Lázaro Borrell (22 y 5). "La clave fue jugar duro y físico. Estoy muy feliz por la responsabilidad que el técnico me dio al final. Yo tenía que penetrar con la opción de tirar o pasarla a un compañero destapado, pero me tuve confianza y la metí", señaló Titarelli. En tanto que el entrenador, Duro, señaló: "Fue fundamental no respetarlos tanto y convencernos de que se podía ganar".

La final de hoy será mucho más que un premio para Obras y un ejemplo para los demás, porque hasta desde lo más profundo de la crisis se puede resurgir si hay confianza.