Otra noche en la NBA: el partido de "San Lorenzo Ravens" ante los Cleveland Cavaliers que el Ciclón nunca olvidará

CLEVELAND, Ohio.– La experiencia es el mayor capital que se llevará de esta ciudad el plantel de básquetbol de San Lorenzo. La derrota por 120-89 ante los Cavaliers es la anécdota en medio de algo así como un viaje de egresados con obligaciones. Lo disfrutaron desde la llegada, una semana atrás. También, con los rigurosos entrenamientos en una universidad y en los paseos. Ayer, para la mayoría, fue el tiempo de bajarse del monopatín o de las letras gigantes en la entrada del museo del Rock and Roll para ser protagonistas dentro de la cancha ante el campeón de la NBA de 2015/2016, que está en proceso de relanzamiento en todos los sentidos.

Nicolás Aguirre y Marcos Mata tenían el antecedente de haber jugado aquel encuentro ante Toronto contra los Raptors hace tres años en el primer juego de la historia entre un equipo argentino y una franquicia de una liga superlativa. Pero el regreso del Ciclón a suelo norteamericano será parte de un hito en la historia de los Cavaliers: resultó el juego en el que reestrenaron el Rocket Mortgage FieldHouse, tras un proceso de renovación que llevó 10 años. Todos los que estuvieron ayer allí nunca olvidarán que el himno argentino fue el primero en sonar desde que simbólicamente cortaron las cintas en lo que para el local significó el inicio de la pretemporada. Cleveland puso a todos sus titulares, a diferencia de aquel Toronto.

La música convivió con los cantitos de los fanáticos de San Lorenzo, que llegaron con sus banderas desde diversas ciudades del país. Algunos manejaron ocho horas para vivirlo como si fuera un partido de playoffs. Sobre el parquet, nadie regaló una gota de esfuerzo. El cotejo fue emitido a varios países, pero la televisación local tradujo el "Cuervos" de San Lorenzo por "Ravens", tal como se vio en la transmisión para nuestro país.

Se sabe todo lo que representa para el club santo y para la Liga Nacional vivir dos veces una experiencia por la que ningún otro conjunto sudamericano transitó en siete décadas. Desde lo institucional, llegar a jugar estos partidos ya es un triunfo rotundo. En ese sentido, vale como el tetracampeonato que llevan logrado en la Argentina o el bicampeonato de la Liga de las Américas. O, en el caso de Agustín Cáffaro y Máximo Fjellerup, como la medalla de plata que se colgaron con el seleccionado en el Mundial de China.

En un ambiente lleno de simbologías, luminarias y recuerdos, desde que se ingresa al estadio, transitar los pasillos del subsuelo que llevan desde los vestuarios a la cancha es revivir la historia de las hazañas de LeBron James. Hasta ayer fue una zona vedada por meses. La última oficina por la que pasan los jugadores antes de asomar por el túnel, aseguran algunos empleados, siempre tiene la puerta abierta y los basquetbolistas visitantes se frenan y abren bien grande los ojos al observar un póster inmenso del primer plano de una tapa del astro que dejó su huella en el equipo. Aquella jugada, para los Cavs, fue determinante para revertir un 1-3 en la serie, batir a los Golden State y quedarse con el título. Aseguran, también, que desde entonces, cada vez que los Warriors vienen a Cleveland, alguno de sus jugadores cierra esa puerta cuando pasa y la ven. El detalle: en el dedo índice de la mano izquierda de James está editado el anillo que recibiría luego al consagrarse.

Ayer, con su vicepresidente y emblema Marcelo Tinelli al borde de la cancha, San Lorenzo sumó más roce internacional a los duelos con Bayern Munich y Flamengo en Uruguay el mes pasado, para que Facundo Müller, el nuevo DT, siga transmitiendo su idea al grupo e ir por más. Cleveland sueña que, ya con el regreso de Kevin Love luego de once meses sin jugar tras una cirugía en un pie, pueda dar la sorpresa y meterse en los playoffs. Uno, el que está volviendo al barrio, con las expectativas elevadas en la región. Otro, el que integra la liga de los extraterrestes y tiene los millones, reformateándose para recuperar el protagonismo que nunca dejó de tener el Ciclón desde que coincidió el año del primer título de ambos.