La nueva pelea: Tyson Fury y Canelo Alvarez forcejean por copar la parada en Las Vegas

La consagración del inglés Tyson Fury como campeón mundial pesado del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), acaecida el sábado último en Las Vegas, aún mantiene encendida las expectativas que sólo desatan los eventos distintivos y excepcionales, aquellos que aportan una consecuencia trascendental. Su conmocionante victoria sobre Deontay Wilder implica ahora una lucha despiadada por la posesión y supremacía del primer lugar en el consumo pugilístico. De la industria y de la gente.

Tyson Fury equipara en estos momentos todos los privilegios económicos y comerciales que parecían ser exclusivos del mexicano Saúl "Canelo" Alvarez, cuádruple campeón mundial, inmerso en un sistema improductivo de noticias y sensaciones boxísticas. Tal es así que su presencia prevista para el 2 de mayo próximo, en el T-Mobile de Las Vegas, no tiene todavía confirmación oficial dado que los campeones mundiales ingleses Billy Joe Saunders y Callum Smith no muestran interés en enfrentarlo pese a las ofertas de 12 millones de dólares a cada uno de ellos. Algo que resulta difícil de entender. Si bien, extraoficialmente, se anticipa que Smith, un pegador interesante con 27 victorias consecutivas (19 KO), campeón supermediano de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), sería el rival. Su incomunicación con Oscar de la Hoya, el promotor de su carrera, es cada vez más evidente y todo esto influye su conducción.

El match Fury-Wilder II concitó una venta de 800.000 PPV (sistema de televisión paga por hogares) a un costo de 77 dólares por abonado, resultando un éxito absoluto. Sobre todo, por el hábito actual de transmisiones de boxeo por el sistema de streaming DAZN, al costo de 9.99 dólares mensuales en un pack que incluye, además, la transmisión de otros deportes.

Fury, de personalidad extravagante y controvertida, con un convincente estilo de combate, demostró que el gran público está dispuesto a pagar cuando el protagonista del espectáculo promete acción y compromiso. En tanto, "Canelo", que en los últimos días, con chaleco y corbata, volcó su tiempo a difundir su plataforma digital "Fitness 100% mexicana", aplicable en sistemas Android y Apple, se muestra ajeno a los comentarios y el significado que tendría su octava participación en los festejos del aniversario de la "Semana de Independencia mexicana en Las Vegas". Sus fanáticos y el gran público quieren saber de ello.

Ni Fury ni "Canelo" son los mejores. Ninguno representa al N° 1 del boxeo. Pero son los más populares, hoy por hoy. Los que más producen y esa ley de mercado los privilegia en modo excluyente. Ambos carecen del talento de Vasil Lomachenko, del tecnicismo de Gary Russell y Errol Spence o del estallido de Terrence Crawford. Sin embargo, sus solas presencias determinan un desequilibrio evidente sobre cualquier otro boxeador.

Todos quieren ver, ya mismo, la pelea unificatoria entre los ingleses Fury y Anthony Joshua, campeón de la AMB-FIB-CMB, quien debe exponer la corona en junio con el retador obligado Kubrat Pulev. Esto es un detalle, totalmente salvable, en un deporte en donde las reglas no se cumplen y sus artículos son de papel. Además, Joshua no da garantías y puede ganar o perder ante cualquiera.

En las sombras aparece el derruido Deontay Wilder, con una opción para un tercer combate con Fury y quien tras su debacle en el MGM de Las Vegas no despertaría mayores atractivos.

Tyson Fury está a punto de capturar, por guapo y por méritos propios, el "cartel principal" en los casinos de Nevada. "Canelo" Alvarez debe despertarse y aprovechar su próxima pelea para recuperar ese sitial que fue suyo por muchos años y que ahora está a punto de relegar.