Maravilla Martínez: "Es el momento esperado para ganarle a Cotto"

NUEVA YORK.— El tiempo es caluroso, pesado y húmedo en La Gran Manzana. Cuesta caminar y el trayecto de 20 cuadras que separa el Madison Square Garden del hotel Le Parker Meridien, donde se concentra Sergio "Maravilla" Martínez , se hace denso. Sin embargo, allí, donde empieza el Central Park, donde el verde se impone al cemento, comienza a cocinarse la pelea mundialista del próximo sábado.

Maravilla y su retador, el puertorriqueño Miguel Cotto , comparten el mismo albergue. Duermen a metros, uno de otro. Pero representan dos perfiles totalmente opuestos. De vida y de boxeo. De objetivos y codicia. De aceptación y rechazo. Mientras el argentino parece rendirse a merced de la calidez, Cotto se entrega ante los principios de la grandeza que le otorgaría la chance de convertirse en el primer puertorriqueño ganador de cuatro coronas en pesos diferentes.

Los rumores pintaban un ambiente caldeado. Lleno de presiones para Martínez por parte de la Comisión Atlética de Nueva York, aún en el ojo de la tormenta por los deficientes exámenes médicos a los que fue sometido el pesado ruso Magomed Abdusalamov tras su pelea con el cubano Mike Pérez, el año pasado, que determinaron secuelas irreversibles para el pugilista.

Los antecedentes recientes de Maravilla, con problemas en mano, codo y rodilla, ameritaron la solicitud de estudios computados sobre las zonas afectadas. Se insinuó algún otro examen, ajeno a lo normal, y ello provocó una enérgica reacción del equipo del campeón.

Es fácil llegar a Maravilla. El dato es verlo cuando monta la bicicleta del gimnasio hotelero, temprano por la mañana. Está con buen color en el rostro, contento, confiado, con menos de un kilo de sobrepeso, abrigado en ropas de nylon y con ganas de rehabilitarse con todos los argentinos. El tema del estado de sus huesos es prioritario sobre cualquier otra inquietud. Él mismo abre el diálogo con la nacion: "Escuche bien, estoy 11 puntos, en cuanto a lo físico y a la preparación. La diferencia que habrá entre esta pelea y la última en la cancha de Vélez es total. Con Murray no calificaba en más de 4 puntos… El sábado verá otra cosa".

—¿Qué quiere decir con eso?

—Con Murray subí hecho un cadáver. Faltando 4 días para la pelea, mi rodilla operada se complicó, se desplazó un menisco y todo fue un desastre. ¿Usted qué habría hecho? ¿Habría cancelado la pelea? No se podía hacer nada… Por favor, el estadio estaba en llamas y el fervor popular era total. ¿Se imagina la noticia "Maravilla cancela la pelea sobre la hora"? Me habrían linchado. Por eso, para mí aquella pelea ante Murray fue grandiosa. La defendí con toda mi alma cuando, realmente, no me podía mover. Casi nadie lo entendió. En fin…

—¿Y su rodilla derecha cómo está ahora?

—Le cuento toda la historia. Me hicieron tres operaciones en total. Después de la pelea con Chávez corrigieron mis meniscos, pero la operación salió mal. Quedaron algunos cartílagos y luego pasó lo peor, una infección, que también hubo que mejorar a través de cirugía. Se hizo todo esto en Madrid, con el profesor Villamor, uno de los mejores de Europa, y no funcionó. Luego, el 31 de octubre, el Dr. Delgado me operó de la ruptura de la cápsula sinovial, que me afectaba seriamente, y de a poco las cosas volvieron a su lugar. Se presentaron problemas en la rodilla izquierda, también, pero eso se trata con vendajes y masaje. La doctora Raquel Bordón hizo milagros con mi recuperación. Ya lo verán…

—¿Qué vamos a ver este sábado?

—A un boxeador contento y con ganas. Que va a bailar los primeros cinco rounds, para después bombardear con todo a Cotto y conectarlo. Me gusta verlo cada vez más petiso cuando nos encontramos en algún acto público. Me dan ganas de empezar a tirar los jabs. Ése es el plan. Ya está cantado.

—Nunca soportó a Cotto, que era figura en esta ciudad antes de que usted debutara aquí como preliminarista. ¿Por qué?

—Siempre miró a todos desde arriba y siempre para él. No es un campeón querido en nuestro ambiente. Ahora es el momento esperado para ganarle. Estoy muy por encima de él, en lo emotivo. Aceptó que es el socio ideal para armar un "supercombate". Lo aventajo en 10 cm y lo voy a aprovechar, pero es un tema de inteligencia y no de longitud.

Cotto, el retador de 33 años, escogió entrenarse en público en el Everlast Lab Gym, de Newark, en New Jersey, a más de una hora de trayecto desde el Parker Meridien. Recién hoy se manifestará en público por primera vez, en la conferencia de prensa oficial, en el Felt Forum, del Madison Square Garden.

Martínez y su equipo formaron parte del protocolo y las reglas promocionales que exige el combate. Seguido en todo momento por una cámara de HBO, que televisará el cotejo para Estados Unidos, volvió a recorrer, ante la mirada de miles de turistas, las instalaciones del mítico Empire State Building, una de las últimas reliquias edilicias de esta ciudad. Firmó autógrafos en la esquina de Times Square y volvió al doble turno en el gimnasio del hotel. La bicicleta del recinto estaba otra vez aceitada para exigir el veloz movimiento de sus piernas.