Para Chocolatito es la hora de ser el mejor del mundo
Resultaría poco práctico identificar al personaje de esta nota por su nombre real. Román González, merecedor de un título “nobiliario” que la industria del boxeo le niega desde hace tiempo, es el mejor púgil del momento. Gramo por gramo, libra por libra.
“Chocolatito” es su nombre de batalla. “Chocolatito” González es uno de los tres nicaragüenses más famosos del planeta en la actualidad. Cuando Mauricio Sulaimán, el presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), lo consagró públicamente como “el campeón más importante de 2016”, sus inmediatos competidores por tal premio, Floyd Mayweather y Gennady Golovkin, se pusieron de pie y lo ovacionaron, admirablemente, en la última convención del CMB en Miami.
Mañana, “Chocolatito” deberá corroborar todos sus pergaminos en una de las peleas más difíciles de su carrera, contra el tailandés Wisakil Wangek en el célebre Madison Square Garden, de Nueva York. El nicaragüense volverá a ser “soporte” del kazajo Golovkin, la estrella máxima de los empresarios televisivos, que será fondista ante el estadounidense Daniel Jacobs, en la unificación del titulo mediano. Los promotores Tom Loeffler y Akihiro Honda repetirán una fórmula que les ha dado muy buen resultado hasta hoy: intercalar a un pegador explosivo, Golovkin, de 72 kilos, y un artista brillante del ring, diminuto y flexible, “Chocolatito”, de bajo peso.
Compartir estas carteleras rutilantes en las cuales siempre tuvo mayor oposición que Golovkin, con mejores rivales y asumiendo muchos más riesgos, lo potenció y lo benefició. Se sacrificó, se lució y construyó una campaña maravillosa: es cuádruple campeón mundial y está a apenas tres combates de igualar el record histórico de 49 victorias consecutivas, logrado por campeones retirados e invictos, Mayweather (volverá en junio) y Rocky Marciano.
Fiel a la memoria de su primer maestro y consejero, el inolvidable Alexis Argüello –el deportista más importante de su tierra–; agradecido a la educación que recibió en Japón, donde estuvo radicado por muchos años, y melancólico, aún, por la muerte de su entrenador Arnulfo Obando, sucedida el año pasado. Éste es el perfil de un campeón de 29 años, de 38 KO en 46 triunfos y conquistas gloriosas.
Ganó su primera corona, la mínima (47,6 kilos) de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) por KOT en cuatro rounds frente a Yukata Nida en 2008. en Tokio. Obtuvo su segundo cetro, en peso minimosca (48,9), también de la AMB, al unificar su interinato contra Manuel Vargas, por puntos en 2011. Se convirtió en tricampeón al conseguir el mosca (50,8) de la AMB ante Akira Yaegasi, por KOT en cuatro capítulos en Japón en 2014, y se consagró cuádruple campeón al destronar al mexicano Carlos Cuadras por la corona supermosca (52,1) en 2016. Completó 16 combates mundialistas.
“Chocolatito” vive una historia tan vieja como el boxeo: la del campeón postergado por pertenecer a las categorías chicas, las diminutas. Las mismas que relegaron al mexicano Ricardo “Finito” López, campeón mínimo y minimosca, dueño de 51 victorias y un empate entre 1990 y 2001 y sepultado en la consideración popular por Oscar de la Hoya, Roy Jones, Mike Tyson y Evander Holyfield, estrellas de esos momentos.
Román “Chocolatito” González está concentrado en una helada Nueva York, llena de nieve y movimiento. Sabe que mañana puede acercarse a todo: a las estadísticas de Rocky Marciano y al ansiado rótulo de Nº 1 del mundo
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