Damas del tablero

Las chicas se lucieron en la olimpíada

19 de noviembre de 2002lanacionar

La actuación tuvo ribetes de hazaña. Es que después de doce temporadas de frustraciones internacionales en el deporte mental, la Argentina recuperó una sonrisa entre jaques, enroques y el perfume de mujer.

En la 35a. Olimpíada de ajedrez, en Eslovenia, realizada entre el 26 de octubre y el 11 del actual, el equipo femenino argentino cumplió la más destacada actuación desde la olimpíada de Novi Sad (Yugoslavia), en 1990 (finalizó 18°). Después de 14 jornadas, cuatro mujeres, ajedrecistas de vocación, la cordobesa Liliana Burijovich (37 años), Marisa Zuriel (20), Carolina Luján (17) y Anahí Meza (17), se clasificaron 23as -entre 90 equipos-, las mejores hispanoamericanas, incluso por delante de las cubanas, históricas líderes del continente.

"No sé, todo fue muy rápido", dice Carolina Luján, la ajedrecista del partido de Tres de Febrero, que alcanzó la actuación más destacada del plantel, ya que obtuvo el título de maestra internacional y sumó una norma (son necesarias tres) para el título de gran maestra. Y sigue: "Sabíamos que íbamos de punto en varios matches, pero cuando le ganamos a Israel (N° 23 del mundo) y empatamos con Ucrania (N° 4), Croacia (N° 31) y Bielorrusia (N° 27) nos dimos cuenta de que todo dependía de nuestra garra y coraje; así nos juramos que a cualquier equipo le íbamos a arañar algunos puntos, por eso nació aquello de las lobas", remata de manera explosiva, como lo es su carácter juvenil al igual que su estilo sobre el tablero de juego.

Anahí Meza, la actual campeona argentina, que llegó desde Claypole acompañada de mamá Mirta, suelta con timidez y nerviosismo una sonrisa con cada frase. "Al comienzo todo fue difícil, estuvimos alojadas a más de 30 kilómetros del lugar de juego. No podíamos saber quiénes eran nuestras próximas rivales ni con qué color de piezas jugábamos. Sin embargo, todo eso sirvió para hacernos más fuertes".

Marisa Zuriel, la jugadora del Círculo de Villa Martelli, que sumó su segunda norma (son necesarias tres) para el título de maestra internacional, es la más observadora del grupo y la mayor al momento de la charla (porque Liliana Burijovich viajó hacia Córdoba, donde la aguardaba su esposo José y su hija, Verónica, de 8 años. "Es evidente que a los argentinos nos falta más competencias, la única manera para aprender y crecer. Carolina y yo pudimos sumar normas a pesar de que nuestras rivales eran durísimas; en Buenos Aires eso sería imposible, porque acá casi no existen los torneos que te otorgan normas".

"Poné que gracias a la Secretaría de Turismo y Deporte viajamos a la olimpíada, porque esta vez nos otorgaron los pasajes pese a la crisis del país", dice Carolina Luján, bicampeona argentina en 2000 y 2001, y agrega "y agradecerle a Rodolfo Blanco (Director de deportes de la Provincia de Buenos Aires) que nos prestó una Notebook para ayuda del equipo".

Anahí Meza, que piensa seguir la carrera de Psicología, aunque sin descuidar el ajedrez, expresó: " Yo quiero agradecerle a Hebe Maruco la Intendenta de la Municipalidad de Almirante Brown, que siempre escuchó mis reclamos", y cerró con su enésima sonrisa.

-¿Cómo era la relación con la capitana del equipo?

-Liliana (Burijovich), es un encanto. Ella ya jugó 7 olimpíadas así que era una especie de mamá para nosotras (Luján).

-Lo mejor de todo fue que su opinión era valiosa, pero las decisiones fueron por elección y por mayoría. (Meza).

-La otra cara de la moneda es que ella se pagó de su bolsillo el pasaje de Córdoba a Buenos Aires, porque el viaje a Eslovenia era desde Ezeiza y eso no trascendió en ningún lado (Zuriel).

-¿Y, alguna anécdota?

-Cuando nos enfrentamos con Ucrania en la mesa N° 3 del salón principal nos miraban todos. Si hasta parecía que se preguntaban ¿y éstas quiénes son? (Luján).

A partir de ahora, para algunos, quizá, solo las Lobas. Para otros más, verdaderas damas del tablero.