Boyé se va a Newell's, pero pensando en Italia

La venta de Ezequiel Ponce a Roma provocó que los dirigentes de Newell’s intervinieran en el mercado de pases para cubrir la plaza vacante que dejó el juvenil rosarino. El elegido resultó Lucas Boyé , el delantero de River que actualmente está relegado en las preferencias del director técnico Marcelo Gallardo, aunque fue el Muñeco el que le ofreció rodaje y continuidad en Núñez, después de que Ramón Díaz lo promoviera al plantel profesional. La operación, que es ajena al arribo de Milton Casco, se hizo a préstamo, por un año, sin cargo y sin opción de compra. Lo extraño es que el santafecino, posiblemente, no vuelva a River, tras la experiencia en Rosario, donde podría debutar el domingo, en el clásico con Central. ¿Las razones? El contrato del atacante vence en junio de 2016, y aunque la intención de los millonarios, dueños del 80% del pase, es renovar el vínculo, el representante no está convencido y tendría avanzadas las charlas para que el jugador emigre al fútbol de Italia.

El jugador estaría en condiciones de negociar su futuro a partir de enero próximo y quien maneja su carrera es Luis Roldán, ex presidente del departamento de prensa de River, cuando Daniel Passarella era la máxima autoridad del club. En las oficinas del Monumental investigarán si ya existía alguna conexión entre Roldán, el jugador y el Káiser, cuando éste último conducía la institución. Los actuales dirigentes ya fijaron una postura y pretenden que se reconozcan los derechos formativos del goleador, el sexto nombre ofensivo que abandona el club en los últimos meses, detrás del colombiano Teófilo Gutiérrez, Fernando Cavenaghi, Gio Simeone, Juan Kaprof y Federico Andrada.

En medio del clima enrarecido que envuelve a Newell’s, después del ataque que sufrió la casa de la abuela de Maxi Rodríguez, Boyé, de 19 años, superó la revisión médica y mañana será presentado como la nueva cara del plantel que dirige Lucas Bernardi, que buscará en el poder de fuego del juvenil cortar la racha de siete partidos sin triunfos.