Brasil recibe el Congreso de la Conmebol, con sus dirigentes apuntados por el FIFAGate

RIO DE JANEIRO.- La mañana plomiza y gris en el coqueto barrio de Barra de Tijuca, en Río de Janeiro, marca la antesala de un Congreso de Conmebol, donde las máximas autoridades continentales se reunirán desde mañana para analizar el delicado presente de sus diez asociaciones miembro. El anfitrión Brasil marca el termómetro de la grave crisis que atraviesa el fútbol sudamericano a nivel gubernamental, ya que abre las puertas de su casa a los invitados, pero tiene un gran desorden interno que no puede disimular.

Desde que el FIFAGate modificó la situación de confort de los dirigentes del fútbol mundial, el 27 de mayo de este año en Zúrich, Sudamérica fue una de las zonas más apuntadas. En este contexto, un Brasil que todavía mantenía en sus retinas el Mundial del año pasado debió afrontar un escenario internacional que potenció un convulsionado. José María Marín, vicepresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, fue uno de los 14 dirigentes detenidos en aquella tarde donde el FBI sorprendió a la cúpula de FIFA en la antesala del Congreso en Zúrich.

El dirigente de 83 años, acusado de haber recibido sobornos de millones de dólares por la comercialización de las Copas América de 2015, 2016, 2019 y 2023, y las Copa Brasil entre 2013 a 2022, fue extraditado finalmente el 3 de noviembre a Estados Unidos, donde prestó declaración ante la Justicia y, desde entonces, cumple prisión domiciliaria en Nueva York.

Una elección anticipada para abril de 2014, con la intención de evitar que una derrota mundialista de Brasil alterara los planes de poder, habían permitido cambiar el orden de gobierno de la CBF: Marin a la vicepresidencia y Marco Polo Del Nero a la presidencia, en un comicio con lista única y sin oposición.

Del Nero, un playboy de 74 años y referente durante 20 años de la Federación Paulista, huyó por la puerta de atrás en el hotel de Zúrich cuando el FBI desembarcó en busca de los dirigentes y, previa escala técnica en Alemania, regresó rápidamente a Río de Janeiro, donde nunca más se movió.

Sin presencia en ningún evento FIFA ni Conmebol desde entonces, Del Nero, además, enfrenta una investigación interna a cargo del senado, aunque esta mañana expresó: "Estoy listo para cumplir mi mandato al frente de la CBF (hasta 2019). Tengo mucho para hacer todavía por el fútbol brasileño".

El problema de la sucesión local e internacional

A nivel interno, los clubes más importantes del país y algunos integrantes de la selección mantienen una crítica abierta al actual presidente Del Nero y esperan su licencia o retiro en pos de una reformulación de la institución que guía los destinos de Brasil. El actual líder de la CBF pretende armar una arquitectura de poder para poder delegar en personas de su confianza. El problema es que un retiro delegaría el poder en el reformista Delfim de Pádua Peixoto Filho, uno de los cuatro vicepresidentes en ejercicio.

Por ese motivo, desde hace dos meses, el abogado Del Nero y sus colaboradores buscan una receta -sería una licencia médica- para poder decidir la transición en manos de Marcus Vicente, un diputado que ya recibió una autorización eventual para hacerse cargo de la CBF. La resistencia a esta conducción crece día tras día, al punto que en Brasil toman como una alerta la organización durante este verano de la Liga Sul-Minas-Río, un torneo de 19 equipos -los más importantes de Río de Janeiro hacia el sur, salvo los paulistas- que coincidirá con el desarrollo de los diferentes campeonatos estaduales. Este será el primer torneo organizado por fuera de la CBF y supone una marca de futuro para la renovación interna del fútbol brasileño.

De fronteras para afuera Del Nero también tiene que 'acomodar las fichas' para su eventual retiro, porque dejará su cargo de representación del continente ante FIFA, y en su lugar pretende nombrar a Fernando Sarney, hijo del ex presidente del Brasil, José Sarney (1985-1990) y otro de los vicepresidentes de la CBF.

El apoyo irrestricto del líder de Conmebol, el paraguayo Juan Angel Napout, es uno de los motivos para mudar este Congreso extraordinario a Río para tenderle una mano al inmóvil Del Nero y allanar el camino para su sucesor brasileño. "El clima está muy caliente y estos movimientos de fichas no podrán ser tan fáciles como pretende el presidente. El fútbol brasileño necesita un cambio real", enfatizan los reformistas locales que también especulan con una nueva derivación del FIFAGate en los próximos días en busca de Del Nero.

Cuando tenés la casa revuelta es muy difícil abrir las puertas para los invitados. Sin embargo, la CBF no atendió esta regla y desde esta tarde, cuando se realizarán las reuniones preliminares, intentará ser el anfitrión de una cumbre del fútbol sudamericano que busca un nuevo aspecto a nivel global.

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