Copa América. Los daños colaterales que deja la pelea entre Claudio Tapia y Alejandro Domínguez

El día después de que la AFA iniciara las hostilidades con la Conmebol por el arbitraje de Roddy Zambrano en la semifinal ante Brasil, la Confederación optó por la "calma", como le confiaron a LA NACION. Por más que la AFA grite y patalee a través de sus redes sociales e incluso lo haga su presidente Claudio Tapia en Brasil, la CSF no tomará ninguna decisión durante la Copa América. "Dejamos los análisis y las evaluaciones para más adelante, cuando todo haya terminado", explicó una fuente de la entidad sudamericana.

Dentro de las áreas en estudio, la principal es la del arbitraje, a cargo del brasileño Wilson Seneme, uno de los apuntados por Tapia en su carta abierta al presidente de la Conmebol, difundida el miércoles. Cuando tienen que calificar el trabajo del exárbitro brasileño, los funcionarios de la Conmebol no ahorran elogios: "Buenísimo". Pero de él depende el VAR, que falló en el partido entre la Argentina y Brasil, e hizo retroceder varios escalones el índice de justicia deportiva. Ésa era, justamente, una de las batallas que la Conmebol quería ganar. Y que había tenido en los tres goles anulados a Brasil contra Venezuela uno de sus puntos más importantes.

Mientras la pelota ruede en la Copa, el puesto de Seneme no corre peligro. Fue suya la decisión de que el chileno Roberto Tobar dirigiera la final entre Brasil y Perú. Tobar tuvo una gran Copa América y en la Conmebol están "muy contentos" con su trabajo. Pero el favorito para estar en el encuentro decisivo era el argentino Néstor Pitana. Como en el Mundial de Rusia, el árbitro misionero había estado en el partido inaugural (Brasil vs. Bolivia) y tenía todos los boletos para ser el árbitro de la final.

En cuanto la Conmebol difundió la designación de Tobar hubo quienes vieron un coletazo directo de la crisis bilateral iniciada el miércoles con la carta de la AFA. Pitana habría pagado los platos rotos. Sin embargo, también hubo quienes deslizaron que no designarlo podía ser bueno. ¿Cómo? Porque en caso de una mala actuación, cualquiera podría pensar que era consecuencia de lo ocurrido con el VAR en el partido entre la Argentina y Brasil. El nombre de Tobar evita cualquier tipo de suspicacias. Y la Conmebol se evita tener que darle explicaciones a la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), que hubiera saltado por el aire ante la imposición de un árbitro argentino con el antecedente de la semifinal.

La AFA sabe que su carta es un camino de ida. Por eso instó a los clubes (sobre todo, a los del ascenso) a que a través de sus redes sociales apoyaran el reclamo ante la Conmebol. "Son decisiones difíciles y que van en resguardo de nuestro seleccionado nacional", los arengaron desde la AFA.

El texto no cayó bien en la Conmebol, pero esperan a Tapia en la cena final de la Copa América, luego del partido decisivo del torneo que jugarán Brasil y Perú en el estadio Maracaná. Si el máximo dirigente del fútbol argentino no acude a la cita será una muestra más de su malestar. Y encenderá una mecha para el futuro: ¿qué pasará con los equipos argentinos en la Copa Libertadores? ¿Cómo se organizará la próxima Copa América 2020, cuya sede estará compartida entre la Argentina y Colombia? ¿Cómo queda posicionado Tapia ante el resto de los presidentes de las asociaciones sudamericanas, que en su mayoría apoyan a Domínguez?

Los interrogantes tendrán respuesta cuando la pelota deje de rodar. Y la Conmebol comience a comunicar sus determinaciones. Las decisiones tomadas por el VAR dejaron su huella y cambiaron el mapa del fútbol sudamericano. Hasta hace apenas unos meses, la relación entre la Conmebol y la AFA era excelente. Tapia, por cierto, es el único dirigente sudamericano que ostenta dos cargos jerárquicos: vicepresidente segundo de la Conmebol e integrante del Consejo de la FIFA.