Copa América. Pasión de multitudes: el banderazo en Río de Janeiro, como en 2014
RÍO DE JANEIRO.- Dos banderas ondeaban a la par en las playas de Ipanema, a modo de recordatorio para los ojos argentinos. Una celeste y blanca con un sol en el centro; la otra, inconfundible, con los colores alemanes. Avanzaba la tarde del jueves en la Cidade Maravilhosa cuando esa imagen remitió automáticamente a la final del Mundial 2014, esa puñalada que todavía duele en esos cuerpos que, unos kilómetros más allá, empiezan a cantar. "¡Vamos, vamos selección! ¡Vamos, vamos a ganar!", se animan los primeros, estratégicamente parados a la altura del Posto 4 de Copacabana, la playa más popular de esta capital del mundo. Era el banderazo argentino que daba sus primeros pasos.
La fiesta, que con el paso de las horas llegó a congregar alrededor de mil personas, fue convocada a través de las redes sociales desde dos días atrás. El grupo de Facebook "Argentinos en Río de Janeiro" fue el principal impulsor. Y entonces, un rato antes de las 16 –la hora señalada– las primeras camisetas de clubes argentinos aparecieron desde diferentes lugares. Las banderas rojas indicaban que no era un buen día para meterse al mar. El día nublado y los 25 grados dispararon la reflexión de Diego, un muchacho de 28 años enfundado en la camiseta de Rivadavia de Junín: "Esto es el invierno acá", decía, con el tono de quien ya vivió acá las cuatro estaciones.
Las banderas que habitualmente cuelgan en las tribunas –que se verán este viernes en el Maracaná– encontraron las redes del perímetro de una cancha en la arena para ser exhibidas. Una de San Martín de Tucumán, otra de Almirante Brown, alguna de Talleres de Córdoba... Las cámaras de los fotógrafos y de televisión hicieron el resto: su aparición fue el disparador que juntó esos cuerpos desperdigados en un punto fijo. Empezó el baile, el canto, la promesa de un triunfo ante Venezuela y, como siempre, las dedicatorias a Brasil, el gigante local. Eran de Boca, de River, Unión de Santa Fe. Una tregua: nada de recordar broncas de allá.
Un bombo descansaba en un costado hasta que llegó el portador del palo que iba a golpearlo: lo traía el Tula, ese hincha que está donde la selección en cada torneo internacional desde Alemania '74. Apenas se mueve, casi no habla, pero enseguida lo reconocen y le piden fotos. A un costado, Andrés, un colombiano de poca fe, intentaba revender a 200 reales entradas que había comprado a 220. "Pensé que íbamos a quedar segundos en el grupo", explica, apurado por conseguir compradores para los dos tickets que le quedan e irse a San Pablo: allí jugará su selección ante Chile en el último turno del viernes.
Ese lugar que Andrés creyó de Colombia ahora es de Argentina. La selección llega a esta ciudad bastante antes de lo que podía esperarse: si ganaba el Grupo B solo hubiera pisado el Maracaná en una hipotética final. La ecuación les importa poco a los que se alojan en hostales de esta parte de la ciudad, felices de imaginar lo que será estar en las tribunas del Maracaná. Una cama en una habitación compartida en Copacabana se conseguía a no menos de 100 reales por noche. El precio de estar en Río.
Empieza a atardecer. Sebastián, un vendedor ambulante que llegó hace diez años de Santa Fe, cuenta lo que recaudó. No es tanto. Para volver a ver a su mamá, dice, tendrá que seguir trajinando las playas. Su oferta tiene camisetas de Messi, claro, pero también de Rosario Central, Racing y hasta entradas para el partido. Él no irá: "Me encanta esto, ver tantos argentinos acá. Pero si no trabajo, no como", se resigna, mientras guarda todo y se va rápido. Ahí vienen los "fiscalizadores", policías de a pie a los que el banderazo argentino los tiene sin cuidado.
Más leídas de Fútbol
El último adiós. Aplauso cerrado en el responso a César Luis Menotti en Ezeiza: qué pasará con sus restos
Por el pase de Gaich. La Justicia falló contra San Lorenzo: la multimillonaria suma que debería pagar el club a un fondo suizo
Escándalo. Piñas, empujones e insultos en el partido entre Nacional y River por un fuerte planchazo sobre Aliendro