El cambio de opinión de Guillermo y la prueba de Rossi: Boca no sabe si buscar otro arquero o no
Pocas serán las veces que a Boca le tocará vivir la previa de un superclásico con la cabeza repartida en dos, como pasa en estos días. Por un lado, está la lógica concentración y ansiedad de encarar un partido de la Superliga ante River. Y por otro, está invadido por la incertidumbre de cómo actuar ante la baja sensible de Esteban Andrada debido a la doble fractura de mandíbula que sufrió ante Cruzeiro y que lo dejará afuera de las canchas, posiblemente, hasta 2019.
Porque la etapa crucial que transita el equipo en la Copa Libertadores hace más grande el problema: tanto los mellizos Barros Schelotto como los dirigentes del xeneize están perseguidos por el temor de que Agustín Rossi, su reemplazante, sea protagonista de un eventual imponderable y tengan que acudir a la inexperiencia para afrontar semejante responsabilidad.
Rápidamente informado el diagnóstico de la lesión del mendocino, en el club empezó la evaluación del cupo extra que Conmebol otorga ante la lesión de un arquero y que le posibilita a los de la Ribera contratar a un reemplazante. En el comienzo del jueves, día posterior al triunfo 2-0 ante los brasileños, se trataba de un asunto que como respuesta tenía un "no" rotundo por parte de Guillermo. Sin embargo, en las últimas horas comenzaron las dudas en él y en la cúpula dirigencial.
Porque sin Andrada, las únicas dos opciones de ese listado son Rossi y el chico Javier Bustillos (21 años), al que le ven grandes condiciones, pero que aún no debutó. Analizando este último punto, las partes razonaron que sería un riesgo para las aspiraciones azul y oro que el joven arquero deba hacer su presentación, ante una supuesta baja del exEstudiantes, en una competición de tanto peso y en un contexto de fuertes obligaciones boquenses.
Por eso es que en los pasillos de la Bombonera hay un solo nombre instalado: Marcos Díaz, el N°1 de Huracán. No es un rumor: existió un mínimo sondeo que no saltó la barrera de lo informal para conocer las condiciones que imponen en Parque de los Patricios, quienes no verían con malos ojos la operación debido a que el jugador de 32 años aún no renovó contrato y, si no lo hace, a fin de año queda en libertad de acción.
Entonces, ¿por qué en Boca no aceleraron? A la vez, el nombre no termina de convencer. No porque crean que no estará a la altura de un arco tan grande, sino más bien porque no ven conveniente incorporar a un arquero titular. "No hay una decisión tomada, pero estoy dudando por el tema de que solo tenemos juveniles por detrás de Rossi. Mi arquero es él", sentenció el Mellizo en la conferencia de prensa del viernes, dándole confianza a quien fue muy resistido en las tribunas en sus últimos meses de titularidad.
Con este panorama, la posibilidad de incorporar hoy está más del lado del "no" que del "sí". Si estuvieran en medio de la pretemporada, Boca ya le habría puesto punto final al problema contratando un arquero sin tanto cartel.
La cuestión es que la ecuación arroja varios aspectos a favor de mantener todo como está. Porque muchos dirigentes coinciden con el apoyo del técnico, argumentando que el suplente está para reemplazar al titular cuando éste no puede atajar. "Además, se trata de una cuestión patrimonial. Si compramos a un sustituto, a Agustín (Rossi) lo estaríamos tirando por la ventana. Porque a partir de ese momento pasaría a valer cero. Y Díaz no creo que acepte venir para sentarse en el banco", le aseguró a LA NACION una fuente dirigencial.
Por otro lado, la cláusula de salida que le impuso el Globo es de 3.000.000 de dólares, un precio que no cierra teniendo en cuenta que por Andrada ya se pagaron casi cinco. Sobre todo en tiempos económicos difíciles: aunque Daniel Angelici consiguió en su gestión un importante superávit, que se agrandará en el próximo receso con la exorbitante venta en euros de Cristian Pavón y las probables salidas de Nahitan Nández y Wilmar Barrios por grandes números, quiere cuidar al máximo las cifras del club.
Con este panorama, la posibilidad de incorporar hoy está más del lado del "no" que del "sí". Si estuvieran en medio de la pretemporada, Boca ya le habría puesto punto final al problema contratando un arquero sin tanto cartel (tiene que ser un apellido que no haya participado de la actual Libertadores), pero todos están en plena competencia y la resolución es compleja.
No obstante, tampoco hay que desestimar por completo al arquero de Huracán. Si bien hay confianza en que Rossi se pondrá los guantes con personalidad, la misma no es total. De esta manera, el superclásico puede aportar un granito de arena. En el club hay quienes prefieren ver su actuación ante River antes de emitir opiniones: si soporta con éxito la presión, todos mirarán hacia adelante con seguridad; si las dudas del pasado se hacen presente en la Bombonera junto a murmullos y desaprobaciones, entonces la mentalidad puede cambiar y ahí sí podrían decidir ir en busca de la experiencia de Marcos Díaz.
Así vive Boca. Con el clásico entre ceja y ceja, pero con el arco lleno de preocupación pensando en el futuro copero.
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