Independiente lo tuvo en el final y terminó empatando ante Unión en Santa Fe

SANTA FE.- En realidad, alcanzar un empate en esta ciudad, contra Unión , que hace 16 partidos que no pierde (11 cotejos en el tramo final de la B Nacional y cinco encuentros en Primera), no es un mal estímulo. Tranquilamente, se puede disfrutar del vaso medio lleno. Sin embargo, para Independiente todo lo que lo rodea tiene sabor a poco. Más aún, luego del título local de Racing. Sobre todo, luego de la polémica por la salida del Rolfi Montenegro. No puede celebrar Independiente una igualdad. Precisa un salto de calidad, un golpe de efecto, una victoria resonante, un triunfo de esos que dejen huella para confirmar, aunque sea de forma tímida, una hipotética candidatura al título. Por ahora, por lo que tiene, por lo que se ve, le falta mucho. Una igualdad en Santa Fe es un buen resultado, para muchos, menos para Independiente.

Tiene un problema fundamental: no avanza. Va hacia los costados, retrocede, pero no crece. Trastabilla, se recompone, busca, encuentra. Pero no se consolida, le cuesta espiar el futuro con optimismo. Sus nombres no invitan a la esperanza. Y sin Mancuello , lesionado, la ilusión tiene el nombre de Pisano . O de Aquino . Poco, verdaderamente. No le alcanza.

La mirada desconfiada, otra vez, se posa en Jorge Almirón , el entrenador que con pocos pergaminos se presentó en sociedad. Hincha de Independiente, nunca entró en el corazón del simpatizante. Ni con buenas decisiones (que las tuvo), ni con buenos planteos (que los tuvo), ni con buenas campañas (que la tuvo). Sin embargo, Almirón no es el problema principal. El plantel no ofrece garantías. No tiene nombres rutilantes para salvarle el pellejo cuando el contexto lo atormenta.

Unión lleva 16 partidos sin derrotas (contando nueve juegos de la B Nacional) y acumula siete puntos, en tanto que Independiente suma ocho unidades y sigue invicto de visitante en lo que va del torneo

Tuvo, hay que decirlo, un adversario con todas las letras. Unión ya no es un improvisado en la categoría. De todos los ascendidos, del grupo de los diez, tal vez sea el que mejor se ha acomodado. Sigue invicto y no se esconde luego de enfrentarse con dos pesos pesados. Primero, contra River, cuando levantó una diferencia de dos goles en el Monumental. Luego, ante Independiente, con un aceptable primer capítulo y una apremiante segunda mitad.

En el mejor momento Rojo, Pisano descubrió una buena asistencia para Albertengo , que pese a pifiarle a la pelota y chocar su botín contra el césped, aprovechó la salida en falso de Castro. Le duró, sin embargo, un suspiro la alegría a Independiente. Un penal (no pareció falta de Aguilera a Triverio y sí otras dos situaciones en el área, ignoradas por Mauro Vigliano) marcado por Malcorra empató el encuentro.

El desarrollo estuvo marcado por la intensidad, por la agresividad, por el vértigo. Pasó por variados momentos. Unión estuvo cerca, también Independiente, en los últimos minutos. Albertengo, Pisano y el ingresado Pizzini tuvieron la potencia necesaria para encontrar el desequilibrio. No contó con puntería Independiente.

Tampoco tuvo lucidez ni fortaleza para ganar contra un rival convencido, en una cancha compleja. Y sobre todo, convencerse de que puede ser un equipo amenazante.