Italia eliminada por Macedonia: cómo pega en el tetracampeón la segunda eliminación seguida camino al Mundial

Aleksandar Trajkovski conoce el estadio Renzo Barberá, de Palermo, de memoria. Jugó allí cuatro años, con la camiseta rosa del equipo de la ciudad. Ahora tiene puesta la de su país, Macedonia del Norte. La pelota pica una, dos veces. Él desenfunda su pierna derecha y le apunta al arco de Gianluigi Donnarumma. Faltan apenas tres minutos para el final del tiempo adicional. La pelota se cuela en el arco azurro. Unos 1600 macedonios deliran. El campeón de Europa se queda, por segunda vez consecutiva, afuera de un mundial de fútbol. No en medio de la Copa del Mundo, sino en el camino previo.

A Roberto Mancini, el entrenador italiano, lo despide un océano de silbidos. Donnarumma se agacha, incrédulo. Marco Verratti, el Pac-Man de la mitad de la cancha, mira a un lado y al otro. Giorgio Chielini, el veterano de mil batallas, asiste impávido a otra frustración enorme. Nadie entiende cómo esta Italia que gobernó el juego fue incapaz de anotar un gol en su casa. Tuvo más de 30 remates, 15 córneres, abrumó en la posesión (65%) e inclinó la cancha. Pero el partido se define en las áreas y allí falló. Ésa fue su perdición.

“Disastro Italia”, coinciden los medios italianos. “Siamo fuori”, dice La Gazzetta dello Sport. Chiellini se quiebra en una nota televisiva tras el partido. Los hinchas no encuentran consuelo: tendrán que mirar el Qatar 2022 por televisión. Aun más impactante es la novedad porque hace seis meses, apenas, el conjunto azul estableció un récord mundial de encuentros consecutivos sin derrotas: 37. En septiembre superó la marca de 35 que compartían Brasil y España, y éste último fue su verdugo en una semifinal de la Liga de Naciones, cuando en Milán, con un 2-1, le cortó otra serie invicta, de 22 años en terreno italiano. En aquella seguidilla de 37 juegos los dirigidos por Mancini enlazaron 30 triunfos y 7 igualdades, con 93 goles propios y apenas 12 ajenos.

La contracara es la de esos macedonios que blanden sus banderas como estandartes, conscientes de que hicieron historia. Por primera vez Italia perdió en su territorio por eliminatorias mundialistas. Y en una instancia decisiva. Los eslavos ya habían encendido las alarmas al vencer, contra todo pronóstico, a Alemania en Duisburgo por 2-1. Fue aquella victoria inesperada la que, en parte, los condujo al partido de este jueves en Palermo. A otro triunfo épico.

El gol de Macedonia

“Es el momento más difícil de mi carrera”, dice Mancini una vez consumada la eliminación. “¿Mi futuro? No lo sé. Ahora la desilusión es demasiado grande”, asegura. “Hoy ha sucedido lo increíble”, se consuela. En rigor, Italia recibió una dosis de su propio ADN. Porque Macedonia del Norte se dedicó a bloquear todo avance del local y a salir rápidamente de contragolpe, casi como si hubiera visto mil videos del catenaccio. Y se prodigó en defensa como si fuera un equipo de vóleibol. Hubo hasta un beso en la mejilla del arquero Stole Dimitrevski a Ezgjan Alioski luego de que el ex futbolista de Leeds (Inglaterra) se jugara el pellejo para evitar un gol de Domenico Berardi. Cada salvada era celebrada como un gol. Y el tanto macedonio, como una fiesta.

“Hicimos todo para ganar y nos hicieron el gol en el adicional. Parecía hecho a propósito, parecía escrito”. Mancini, el entrenador que llevó Italia a la corona de Europa en 2021, siguió con su lamento. Jorginho, documento brasileño, esencia italiana y alma del mediocampo de Chelsea en Inglaterra, dijo lo suyo. “Creamos mucho. Dominamos el juego, pero no pudimos definir. Es una realidad y hay que decirlo”. Italia se queda fuera del Mundial porque le faltó el gol. Otra vez.

Jorginho asume la responsabilidad por los dos dos penales fallados contra Suiza, que pudieron darle al equipo azzurro la clasificación para el Mundial. Aunque sea tarde para lamentos, el mediocampista ensayó el suyo. “Todos tenemos que ver la realidad. Yo también. Me duele cuando pienso en esos dos penales fallados. Sigo pensando en ellos y lo pensaré toda mi vida, por desgracia. No ayudar al equipo dos veces pesa mucho. Se dice que hay que seguir, pero duele igual”, se lamentó el futbolista de Chelsea en declaraciones recogidas por La Gazzetta dello Sport.

“Salió mal y es difícil de aceptar”, se sinceró Marco Verratti, que se repartió la mitad de la cancha con Jorginho. “Pasamos de la mayor alegría de hace unos meses [la Eurocopa] a lo de hoy. De todas formas, estoy orgulloso de mis compañeros. Todos saben que dieron todo y que hoy no fue suficiente. Hay que hacerse preguntas, por supuesto. Éramos mejores que Macedonia y teníamos que convertir. Lo antes posible. El gol al final fue una pesadilla, una locura”, apuntó Verratti, otro jugadorazo que no estará en Qatar.

Pese a la derrota, que cayó con el peso de un yunque sobre las cabezas de los tifosi azzurri, el presidente de la Federación Italiana no puso punto final al ciclo de Mancini. “Es la ley del fútbol”, razona Gabriele Gravina, el máximo dirigente, en los micrófonos de RAI. Y añadió: “Cuando se integra el mundo del deporte hay que aceptar estos veredictos. Lo siento mucho; lo siento por todos nuestros hinchas. Queda la alegría por la Euro de este verano”. Sobre Mancini y su futuro, Gravina explica: “Espero que se deshaga de inmediato de esta amargura y continúe, porque tiene un compromiso con nosotros. Hay un proyecto y vamos a reaccionar. Hay energías que tenemos que redescubrir”.

Algo de razón tiene Gravina. A Italia le faltaron energía y, sobre todo, frescura. Un futbolista que se escapara del guión, que inventara una gambeta, que quebrara la cintura, que les confirmara a los macedonios que jugaban contra un cuádruple campeón del mundo y vigente monarca de Europa. Italia hizo hasta donde lo dejó Macedonia y se olvidó del gol. Pagó carísima esa carencia. Y su espera para volver a jugar un Mundial se extenderá por al menos ¡12 años! Demasiado tiempo para su historia; demasiado tiempo para sus hinchas.

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