La emoción del Chapa Retegui, fanático de River, tras el debut de su hijo Mateo... en Boca

Carlos Retegui se hizo lugar en la historia del hockey argentino como un mediocampista de destacada trayectoria en la selección nacional y entrenador de las Leonas, pero sobre todo, como conductor de los Leones , el equipo masculino que consiguió la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Al margen de esto, es un ferviente seguidor del fútbol. Y es fanático de River , dicen quienes lo conocen. Hace un par de años, recibió incluso un reconocimiento en el estadio Monumental, de manos del presidente Rodolfo D'Onofrio.

Pero, por esas cosas del destino, Retegui, tiene un hijo futbolista, Mateo. Que, en sus primeros tiempos en las inferiores, era volante. Con el tiempo, creció como delantero. ¿Adónde? En Boca , nada menos...

Más aún: Mateo, que ya se había concentrado en varias ocasiones con el equipo de primera, debutó ayer en la máxima categoría al entrar en los últimos minutos en la victoria de Boca en la Bombonera sobre Patronato (1-0). En ese lapso, Retegui ofreció despliegue y se ganó -merecidamente- una tarjeta amarilla por una fuerte falta sobre el arquero Bértoli.

El Chapa, su padre, no pudo evitar la emoción, que desgranó en una carta: "Llegó el día, Mateo Retegui! Grandioso, agradece a todos los que ayudaron a que estés ahí! A tus compañeros, todos los entrenadores que tuviste (que hicieron lo mejor para sumarte), a Diego, Gustavo, Guillermo, el Pata, el Profe, tu club, que es uno de los más grandes del mundo, a la gente (que hace lo imposible por alentarlos), a tu mamá, tu hermana, que te acompañaron, a tus amigos, a VOS por ser como SOS, compañero, solidario, te gusta esforzarte. Sé humilde (la gente daría la vida por estar en tu lugar), seguí así, da lo mejor de vos, tu mejor versión cada segundo de tu vida deportiva, uno juega como entrena! así que a dar todo cada segundo. Te amo con mi ser, Papi".

No es la primera vez que el Chapa se refiere a Mateo. Hace unos meses, en una entrevista con LA NACION, contaba: "Soy futbolero de alma. Quiero que Mateo sea feliz, y a él lo hace feliz jugar al fútbol en Boca. Estamos orgullosos de lo que está pasándole y agradecidos por cómo lo arroparon sus compañeros y el cuerpo técnico". Y aquí, claramente, el afecto familiar supera con holgura la distancia entre los colores de las camisetas.