La intimidad de River entre el rock, la cumbia, los mates y los invencibles en la Play

"Rock o cumbia", esa parece ser la cuestión central en los vestuarios de fútbol. En River no es la excepción, y pese a que todavía varios futbolistas -sobre todos los más grandes- son amantes del estilo rockero, la cumbia es lo que más suena puertas adentro. Es Gabriel Mercado, madrydense, el encargado de trasladar los parlantes para que suene y fuerte. Leonardo Pisculichi todavía presiona para que los Rolling Stones o Pappo acompañen al plantel, aunque sin éxito.

Algunos llevan ya varios años jugando juntos. Otros apenas algunas semanas, pero en River el grupo parece ser lo más fuerte y una clave fundamental para el éxito. "Estamos unidos, tiramos todos para el mismo lado", decía ayer Fernando Cavenaghi, el capitán, el que decidió no continuar más en el club. La cinta hace rato ya que la comparte con Marcelo Barovero, quien quedará dueño de ese privilegio. Curiosamente el arquero es de los más tranquilos, callados, pero con una fuerte influencia en el resto, sobre todo adentro de la cancha.

Si de privilegios se trata, Barovero parece haberse quedado con otro: el monopolio del mate. Como buen uruguayo, Rodrigo Mora era el encargado de las rondas de mate. El arquero no se quedaba atrás. Pero el delantero, otro que se irá de River, lo lleva a todos lados. Amargos, con yerba que se trae desde Uruguay, Mora comparte con sus compañeros. Carlos Sánchez y Camilo Mayada, presentes en cada ronda. Ahora el uno quedó en ese lugar y lo cumple a la perfección: en Ezeiza, antes de partir a Japón, se lo vio con mate y termo en mano.

Marcelo Gallardo es otro que comparte varias rondas, no sólo con el plantel, sino con su cuerpo técnico. Para descargar tensiones, algunos de sus ayudantes suelen acompañarlo a correr alrededor de las canchas de entrenamiento. Si de deportes se habla, cuando tiene la oportunidad juega al golf junto a Matías Kranevitter. El tucumano -primo del golfista Andrés Romero- supo ser caddie en Yerba Buena. En la cuestión musical, el DT tira para el lado del rock. "Tuve momentos muy diferentes. En un principio era muy rockero: Led Zeppelin, Metallica, Iron Maiden, Deep Purple. Después, escuchaba a Cerati, me parecía uno de los músicos más extraordinarios de nuestro país, pero también iba a los recitales de los Redondos. No estaba de acuerdo en eso de que si eras ricotero no podías escuchar Soda Stereo. Fui a ver a los dos. Crecí mucho con el rock (...) tengo unos cedés de Bunbury (Enrique) y mis discos de Calamaro. El disco de la Bersuit, La Argentinidad al palo, es mi caballito de batalla", dijo en una entrevista tiempo atrás.

Un grupo más nuevo y tranquilo es el que integran los jugadores más experimentados. Luis González y Javier Saviola se pasean juntos a cada lado. Ya compartieron varias concentraciones juntos. A ellos se le suman Pisculichi o Jonatan Maidana, quien recientemente cumplió 30 años, el día de la final de ida ante Tigres. Lo celebraron con una gran comida, lejos de lo que suelen hacer en Buenos Aires: picadas en el vestuario provistas de un local ubicado muy cerca del Monumental.

La música no es lo único que lleva al vestuario Gabriel Mercado. Le gusta leer y varias veces aparece en fotos junto a alguno de los libros en los que se sumerge. "Herr Pep", el libro de Martí Perarnau fue el que tuvo en estas instancias finales de la Libertadores. Pero en los ratos libres aparece la Play, con dos imbatibles: el madrydense y Ramiro Funes Mori. Metegol y tenis de mesa son los otros dos pasatiempos que los jugadores tienen en las concentraciones.

La unidad parece ser el elemento central de este River, que en el último tiempo sufrió -y sigue sufriendo- el recambio de gran parte de su plantel. Teo Gutiérrez, Ariel Rojas, Germán Pezzella, Osmar Ferreyra, Bruno Urribarri o Giovanni Simeone son algunos de los que se fueron. Sumados a Pablo Aimar -jugó poco pero compartió mucho tiempo con el plantel- y Martín Aguirre, quien con sus lesiones tampoco estuvo adentro de la cancha, pero era una sonrisa asegurada afuera de ella. Los que llegaron parecen haberse acoplado a la perfección: Tabaré Viudez -otro matero- Lucas Alario, Javier Saviola, Lucho González o Nicolás Bertolo.

Ahora en Japón buscará un nuevo título, pero siempre con la misma unión, adentro y afuera de la cancha.

tb/at

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