Los penales que eliminaron a River de la Copa Libertadores: el “perdón” de Mercado, el doble golpe que el VAR sancionó y el arquero héroe... por su pie derecho

Un juego de altísimo voltaje, con máxima tensión jugaron Inter, de Porto Alegre, y River en el estadio Beira Rio, desquite de los octavos de final de la Copa Libertadores. Inter se impuso por 9-8 en los penales (había ganado por 2-1 en los 90 minutos) y se clasificó para los cuartos de final, donde se medirá con Bolívar (Bolivia), que también selló su pase desde los once metros, frente a Athletico Paranaense. La eliminación de River en Porto Alegre tuvo de todo: dos goles del local en ocho minutos, que liquidaba la serie, el gol de Robert Rojas en el descuento -que le permitió a River llegar a la tanda decisiva- y una definición que necesitó de la intervención del VAR, remates certeros e incluso un cambio de arco por el mal estado del punto del penal a medida de que la progresión avanzaba...

Los penales fueron una historia en sí misma. Armani y el uruguayo Sergio Rochet, de buenas actuaciones en la serie, quedaron frente a un pelotón que resultó implacable en la tanda inicial de cinco disparos: Agustín Palavecino, Lucas Beltrán, Nacho Fernández, De la Cruz y Facundo Colidio (debutante, ingresó sobre el final, con el partido 0-2 para River) anotaron con solvencia para River, mientras que Luiz Adriano, Enner Valencia, Bruno Henrique, Pedro Henrique y René lo hicieron para los gaúchos. Tan bien pateados estuvieron los penales que apenas Rochet rozó el remate de De la Cruz, mientras que Armani nunca estuvo cerca de contener uno en ese tramo. Con el agregado de que River pateaba primero, por lo que a partir de su quinto remate, Inter siempre estaba obligado a anotar para no ser eliminado.

El de Colidio tuvo el valor de un debutante elegido por el entrenador para patear el quinto de la serie. El atacante, recién llegado desde Tigre, se paró con decisión y remató con clase a la izquierda de Rochet.

Rodrigo Aliendro abrió la nueva llave, en donde el que fallaba se rendía, pero Mercado no se dejó envolver por los fantasmas del pasado y empató, extendiendo la precisión de los ejecutantes. El exdefensor de River juntó sus manos sobre la cabeza como quien pide “perdón”, mirando hacia la tribuna donde estaban los hinchas argentinos, luego del remate. Lo mismo había hecho cuando anotó el gol del 1-0 durante el partido. Dos goles al equipo con el que salió campeón de la Libertadores en 2015, dos veces disculpas, señales de un hombre agradecido y también muy profesional.

La tanda llegó a siete y Solari fue el que se encargó del remate de River. Del gol y el festejo a la protesta de Eduardo Coudet y el arquero Rochet, que apuntaron a un doble toque en el momento de golpear la pelota: el pie izquierdo, el de apoyo, provocó el contacto y el VAR anuló la conversión. La sanción se dio luego de un par de minutos, con la expectativa y los nervios por las nubes: jugadores de uno y otro equipo conversaban con Matonte, que aguardaba la indicación definitva desde la sala del VAR.

Luego de ese controvertido episodio, el uruguayo Carlos De Pena tenía la clasificación de Inter a su merced, pero hizo estrellar la pelota en el poste izquierdo de Armani, cuando el arquero había escogido el palo opuesto. Inter dejaba pasar una oportunidad de oro la primera vez en la definición que quedaba a tiro de la victoria.

Fue el momento de Enzo Díaz, que lanzó con suficiencia y devolvió a River a la cima, pero el estadounidense Johnny Cardoso emparejó; el chileno Paulo Díaz, de derecha cruzó la pelota y los millonarios expusieron otra vez a los brasileños al error: Igor Gomes, que en el cierre del partido cometió un error que casi cuesta la serie, anotó con suspenso.

El mal estado del punto del penal, motivo que provocó el resbalón de Solari, generó el cambio de arco. Matonte decidió ir al área de enfrente. Aquí también, hubo un antecedente cercano: hace unas semanas, San Lorenzo le ganó a Platense por penales (4-3) en la cancha de Lanús, en una serie en la que Gonzalo Luján falló su remate por un resbalón, y el árbitro de ese cotejo, Yael Falcón Pérez, dispuso mudar la serie al otro lado.

Fue Rojas, el héroe que había devuelto a River a la serie, el encargado de rematar y se convirtió en villano al estrellar la pelota en el travesaño. El arquero Rochet tomó la responsabilidad: jugador determinante en el encuentro de ida, fue símbolo de la victoria al anotar con clase, de derecha, y sentenciar el 9-8 que desató la euforia de los brasileños y despidió a los millonarios.

Era el final de una serie dramática, repleta de matices, con 20 penales ejecutados y apenas tres fallados (ninguno atajado por los arqueros). River se iba de la Copa mucho antes de lo imaginado, apenas en octavos de final. Un golpe que costará asimilar. “Se perdió, pero no hay que perder la calma, no hay que perder la armonía, seguiremos trabajando”, dijo el entrenador Martín Demichelis en rueda de prensa. En los 90 minutos, el conjunto brasileño abrió el marcador a los 70 con un remate de cabeza del experimentado Gabriel Mercado y amplió la diferencia ocho minutos después por intermedio de Alan Patrick. El gol agónico de River que llevó la serie a la definición por penales lo anotó al minuto 90 el paraguayo Rojas.

”El partido fue bastante equiparado, nos hicieron dos goles de pelota parada, uno de córner y otro de tiro libre. Hay que seguir trabajando”, añadió el técnico Demichelis tras la eliminación en octavos de final.

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