Miguel Ignomiriello: el “Patriarca” de los entrenadores celebra la lección que Scaloni le dio al fútbol argentino y y reivindica “la escuela” de Estudiantes
A los 95 años, maestro de la formación, destaca el paso ‘pincharrata’ del técnico de la selección y explica por qué, para él, Messi capitán entró en el gran firmamento
LA PLATA.– “Lionel Scaloni es la mayor sorpresa que he visto en todos mis años de trabajo en el fútbol profesional”, afirma Miguel Ignomiriello, a quien han apodado como el ‘Patriarca’ de los entrenadores. Con sus 95 años, dice, además, que la demostración de entrega y virtuosismo de Lionel Messi durante el torneo disputado en Qatar lo convenció de que “es el más grande jugador de todos los tiempos”.
La suya es, sin lugar a dudas, una palabra más que autorizada: lleva casi ocho décadas vinculado al mundo del fútbol. Cuando Don Miguel nació, el 11 de junio de 1927, no existían los mundiales y el fútbol era todavía un deporte amateur. En el ambiente del fútbol suelen destacarse sus virtudes como formador de equipos y jugadores de las divisiones inferiores. En la capital provincial se lo considera como una de los figuras emblemáticas de la llamada “escuela pincha” en la que se identifica, entre otros grandes técnicos, a Osvaldo Zubeldía, Carlos Salvador Bilardo y Alejandro Sabella. Muchos hinchas albirrojos reivindican en las redes sociales a Scaloni como un producto de esa cantera aunque, en rigor, el flamante DT campeón mundial se formó en Newell’s y tuvo un paso breve por Estudiantes antes de partir a Jugar en Deportivo La Coruña.
De Zubeldía destaca su capacidad estratégica para plantear los partidos y enfrentar las vicisitudes durante el juego; de Bilardo apunta que “era un gran laburante y un ganador nato”; y de Sabella señala la disciplina y su inteligencia. El veterano DT no tiene dudas de que para construir su forma de trabajo Scaloni ha tomado “algunos de esos valores surgidos de su pertenencia a la familia de Estudiantes”.
Lo que llaman la escuela del club se relaciona con un estilo y una filosofía de juego, pero también con una conducta. Hay algo de esa impronta que Ignomiriello ve en muchos de los referentes de la selección actual. “Nunca un jugador de la escuela de Estudiantes chocó a la madrugada ni lo encontraron borracho en un cabaret. La esencia de la escuela de Estudiantes pasa porque los chicos trabajaban para ser mejores personas además de buenos jugadores y que esto repercuta en el clima y rendimiento grupal”.
Para Ignomiriello “hay que reconocer que al principio de este proceso casi nadie esperaba mucho de él y, sin embargo, se ganó primero la simpatía de los jugadores y con su trabajo y seriedad el respeto de todos”, apunta sobre Scaloni.
En un distendido diálogo en su casa ubicada en el centro platense donde recibió a LA NACION, este emblema de la institución albirroja sostiene que “el técnico de la selección nos dio a muchos de los que formamos parte del mundo del fútbol una gran lección”. Y agrega: “Sin haber dirigido anteriormente logró ser un muy buen técnico, excelente seleccionador además de un gran conductor del grupo humano”.
La trayectoria de Ignomiriello realmente impresiona. Arrancó en 1943 cuando apenas tenía 17 años. En La Plata, por lo pronto, logró lo que muy pocos: trabajar en Gimnasia y Estudiantes y haber dejado un buen recuerdo en ambas instituciones. En Gimnasia sentó las bases del recordado “Lobo del 62″ que salió tercero en el campeonato detrás de Boca y River. En Estudiantes, el club por el que su corazón vibra con más fuerza, armó la “tercera que mata” –subcampeón en 1964 y campeón en 1965–, un equipo juvenil que fue la base del plantel que, dirigido por Zubeldía y con Carlos Bilardo como jugador, fue campeón Intercontinental en 1968. Hoy una de las tribunas del nuevo estadio UNO de Estudiantes se llama “La tercera que mata”.
Recuerda muy bien a Lionel Scaloni cuando llegó a Estudiantes junto a su hermano Mauro. Los trajo el entonces DT Daniel Córdoba, que había empezado junto a él como preparador físico en Cambaceres y luego siguieron juntos en Talleres de Remedios de Escalada donde en la temporada 1987/88 obtuvieron el pase al Nacional B.
Entre otras virtudes de Scaloni el entrevistado enumera: “Declaraciones mínimas y prudentes, hombre de familia y, sobre todo, la decisión de quedarse a vivir en Europa, donde están los jugadores, son todas cosas que hablan de una persona que trabaja a conciencia y atiende tanto los detalles como las cuestiones esenciales”.
Ignomiriello destaca también como un gran acierto del técnico la elección de jugadores y, especialmente, la incorporación del arquero Emiliano “Dibu” Martínez. “Cuando lo sumó al plantel muy pocos lo habían visto y terminó siendo una figura clave para la consagración en el Mundial”, apunta.
Pese a algunos dolores en su rodilla derecha que días atrás se golpeó al tropezar con una manguera, Don Miguel sigue admirablemente activo. Antes de la pandemia de Covid andaba con ganas de viajar para conocer los escenarios en que nació el fútbol en Inglaterra. “Pero, bueno tengo 95 años y la cosas no son tan fáciles”, se lamenta.
El DT, que hace gala de una memoria prodigiosa, reserva elogios para Claudio “Chiqui” Tapia por haber avalado el proceso y estado cerca del grupo en todo momento: “A eso hay que asignarle el mérito que merece”, dice al tiempo que recuerda la intervención de Julio Grondona que “trajo a Messi cuando estaba a punto de sumarse a la selección española”, rememora.
Al analizar la incidencia de Scaloni en el juego de Messi en este Mundial, Ignomiriello considera que “el técnico le dio forma al equipo y el rol de conductor a Messi para que desarrollara plenamente sus aptitudes. En cambio, señala, antes el 10 de la selección solo era el mejor jugador de un grupo del que era un integrante más. Ignomiriello se detiene en detalles que para otros pueden pasar inadvertidos y dice que en el abrazo entre Scaloni y Messi tras el triunfo en Brasil, en 2021, hay muchas pistas sobre el tipo de vínculo que une a estas piezas claves para explicar el éxito en la Copa del Mundo.
En la charla con alguien que lleva casi ocho décadas viendo fútbol no puede faltar la pregunta por Messi y su lugar en la historia.
En ese sentido, Ignomiriello reconoce que hasta este año consideraba que el mejor jugador que había conocido era Alfredo Di Stéfano. Sin embargo, a partir de lo visto en Qatar su mirada cambió. “Messi me convenció de que es el más grande de la historia del fútbol mundial”. Según su visión “hay que analizar varios factores. Messi tiene su vida y la de toda su familia resuelta por varias generaciones; hasta tiene un avión privado en el que viajó su familia para asistir al Mundial de Qatar. Es decir, Messi es alguien al que no le falta nada, sin embargo, cuando entra a la cancha se juega la vida y corre todo el partido; no corre 30 o 40 minutos, ¡corre los 120 minutos que le toca jugar!”, enfatiza. Y propone resaltar su figura ejemplificadora: “Messi no quiere perder a nada, siempre quiere jugar, no quieren que lo saquen del campo de juego. Además de un gran jugador es un modelo a seguir para las presentes y futuras generaciones futbolísticas”. “Sabes qué pasa, Messi es Messi, nació Messi y eso lo hace único y, por suerte, es argentino”, concluye emocionado.
En su juventud Ignomiriello se formó como profesor de Educación Física en la Universidad Nacional de La Plata; años más tarde hizo el curso de director técnico. Dirigió una docena de equipos. Entre otros, a Nacional de Montevideo, donde formó a jugadores como Juan Ramón Carrasco. En Rosario fue entrenador de César Luis Menotti. Y en 1973, siendo técnico del seleccionado juvenil dirigió, a Mario Kempes y Ricardo Bochini. Ese año, mientras la selección mayor conducida por Enrique Sívori jugaba amistosos en Europa le encargaron que armar un equipo alternativo para jugar contra Bolivia en la altura de La Paz. Ocurre que Sívori había estipulado en su contrato que no dirigiría en la altura. Estuvo un mes en el norte y, con una formación sin figuras conformó lo que se conoce como la “selección fantasma”, que obtuvo el triunfo que puso a la Argentina a un paso de la clasificación para la Copa que se disputó en Alemania en 1974.
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