Racing pensó mucho en Independiente antes del clásico y Newell’s lo dejó con una mueca de disgusto

Antes de que Racing entrara a jugar, los temas de conversación en Avellaneda eran lo que ocurrirá el próximo domingo. Se hablaba en las plateas de la designación de Yael Falcón Pérez como árbitro para el clásico. Se cantaba en las tribunas sobre la situación que atraviesa Independiente. Hay “fantasmas de la B” repartidos en algunos sectores del estadio. Hasta se ve también una bandera dedicada a Santiago Maratea, que impulsa una colecta para ayudar al Rojo. “Que el domingo cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar”, piden los hinchas.

Pero es miércoles. Racing debe jugar con Newell’s por la fecha 11 de la Liga Profesional de Fútbol. Si los partidos previos a los clásicos siempre son difíciles de jugar, el clima que vive Independiente desde la renuncia de su presidente Fabián Doman lo vuelve más difícil aún.

A Fernando Gago y a Gabriel Heinze los une una amistad especial. Compartieron la cancha 84 veces con tres camisetas distintas: la de la Selección, la del Real Madrid y la de la Roma, nada menos. Además, Heinze dirigió al ex mediocampista en Vélez, el club donde Gago terminó su carrera. Fue en ese período que el surgido de Boca se terminó de convencer de que quería ser entrenador de fútbol. En las contadas apariciones públicas de cada uno, con un perfil un tanto chúcaro ante la prensa, suelen cruzarse elogios.

Este cruce entre Racing y Newell’s fue la primera vez que los encontró al costado de la línea de cal. Si se mide un equipo de Gago con otro de Heinze, la esperanza es que salga un partido entretenido, bien jugado, con ocasiones en los dos arcos. Nada de eso ocurrió. Si la Academia tiene en el horizonte el choque contra Independiente, la Lepra todavía arrastra la mochila del clásico rosarino del pasado fin de semana.

Todas esa sensaciones previas al clásico estuvieron cerca de explotar a los 15 minutos del segundo tiempo, cuando Fernando Espinoza le mostró la tarjeta roja a Matías Rojas. El 10 de Racing se había sacado de encima a Guillermo Ortiz, que lo tenía sujetado de la camiseta. Espinoza entendió que fue una reacción desmedida. El VAR lo corrigió: amarilla. No le alcanzó a la Academia para despertar.

Atenuantes que pueden explicar un muy mal partido de fútbol. También puede haber razones tácticas. Quizá con la intención de sorprender a su amigo del otro banco de suplentes, ambos equipos salieron con formaciones particulares. La rareza en el once inicial de Gago esta vez pasó por salir a jugar con cuatro delanteros: Matías Rojas, Nicolás Reniero, Paolo Guerrero y Gabriel Hauche. Heinze, en tanto, dispuso cinco defensores. Por eso salió un partido estático, con poco juego y pocas transiciones.

El único camino que encontraba el local al arco de Lucas Hoyos eran los zurdazos de Matías Rojas. Cuando ya se había jugado más de una hora, la Academia solo tenía tres remates: tres tiro libres lejanos del paraguayo que no pasaron del “uhh”. Newell’s había avisado con un mano a mano claro que resolvió mal Marcos Portillo. Pero después de esa jugada inicial no se había acercado al arco de Arias. Un tiro de esquina le alcanzó para ponerse en ventaja, gracias a una palomita de Víctor Velázquez. Un cabezazo que valió tres puntos.

Y que deja el mal clima instalado en las dos veredas de Avellaneda, más allá de las distancias. Ante Newell’s, Racing acumuló su segunda derrota consecutiva, que dejó peores sensaciones que el resultado. En ese contexto deberá medirse ante Independiente, en un clásico que tendrá una temperatura especial y al que Racing llegará sin margen por estas inesperadas caídas hilvanadas.