David Trezeguet se postula como vicepresidente River, un club al que observa “mal estructurado”

Tras dejar su puesto de embajador de Juventus de Italia en junio pasado, el argentino David Trezeguet decidió postularse a la vicepresidencia de River en las elecciones previstas para diciembre próximo, en la lista que encabezará uno de los candidatos opositores, Antonio Caselli.

Campeón del mundo con el seleccionado de Francia en 1998, el ex delantero, de 44 años, hará campaña junto con Caselli y, según afirmó en Radio La Red, lo hace porque pretende ayudar a un River que está “mal estructurado”, que tiene que “volver a ser un club de los socios”. Asimismo, estuvo de acuerdo en que la institución se encuentra “en el camino correcto” en el aspecto deportivo.

“Hoy en River está todo bloqueado, no tenés acceso a ningún tipo de referencia. Si vas a la piscina tenés que pagar aparte. Hay todo un sistema que se ha perdido, al menos de la época en la que yo viví, que era algo más natural, más familiar, en el que se compartían más cosas. Hoy vi un club estructurado, pero estructurado de mala manera, privado, de prestigio, al que puede ir una clase social particular”, declaró Trezeguet en Radio La Red.

Trezeguet nació en Rouen y ahora reside en Turín, pero se crió en Villa Martelli y se siente más argentino que nadie. Debutó a los 16 años en Platense, y a los 37 se retiró en el FC Pune City, en la ciudad de Hyderabad, la quinta aglomeración urbana de la India.

En diciembre de 2011, Trezeguet se incorporó a River para competir en el Nacional B y terminó siendo una pieza fundamental en la operación retorno del conjunto millonario.

Trezeguet impulsa la continuidad de Marcelo Gallardo como DT. Sólo una temporada coincidieron ambos como jugadores en Mónaco, la 1999/2000. Y salieron campeones. En una entrevista con LA NACION, Trezeguet apuntó sobre el Muñeco: “Cuando nos conocimos, él tenía 22 años y yo 21. Éramos muy jóvenes, cómo imaginar el técnico que sería Marcelo. En esa época, yo venía a un pibe que disfrutaba de jugar. Él era la magia del fútbol y a mí me gustaba hacer goles. Él le devolvió la identidad a River, esa identidad con la que él creció. La esencia del protagonismo, el cuidado por las inferiores y jugadores de un prestigio notable”.

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