Sergio Lippi. "En la Argentina es el único país donde se desprecia la experiencia de los DT"

A sus 59 años, el DT de Sarmiento es el de mayor edad de la Primera División y cuestiona que se defina a un entrenador por sus años y no por su capacidad; habla de la intolerancia del juego y explica cómo pueden prepararse los clubes más humildes para contrarrestar a los grandes. Cuatro años y medio atrás, Sarmiento se preparaba para comenzar un nuevo desafío en la Primera B Metropolitana de la mano de Sergio Lippi. Hoy, el equipo de Junín ultima detalles para su segundo campeonato consecutivo en la A con el mismo entrenador que logró el título en aquella temporada 2011/2012 y que además lo volvió a llevar a la máxima categoría del fútbol argentino en 2014.

"Tenemos que seguir consolidando al club en la categoría y transitar con tranquilidad el nuevo torneo. Hay una diferencia marcada con el resto de los equipos, pero debemos contrarrestar las individualidades con nuestra tarea colectiva", explica Lippi, quien comenzó siendo ayudante de campo de Héctor Rivoira, en 2003, y debutó como entrenador en 2008 en Sarmiento. Tras pasar también por Douglas Haig y Patronato, de Paraná, vive su tercer ciclo en el club. "Eso de la diferencia generacional es una de las tantas frases hechas del fútbol y que después no tiene sustento".

-¿Cómo prepararon este año?

-Muy bien. Trabajamos mucho en la preparación. Estuvimos una semana en Junín, luego diez días en San Luis y regresamos para las últimas dos semanas. Hicimos cinco amistosos, que los necesitábamos porque hay un grupo casi nuevo. Así que estamos muy conformes, trabajamos muy bien. El grupo se adaptó bárbaro y estamos esperando con ansias el debut.

-¿Qué expectativas tiene Sarmiento?

-El objetivo es seguir consolidando al club en la categoría. Hay que mejorar lo hecho, es muy difícil para nosotros, pero estamos ilusionados con hacer una buena campaña. Queremos sumar buenos puntos. El torneo pasado nos salvamos del descenso cuatro fechas antes y ahí dejamos de sumar y nos quedó esa espina. Hay que sumar y transitar con tranquilidad el nuevo torneo.

-Son 13 los nuevos refuerzos, ¿a qué se debe?

-Necesitábamos un recambio importante. Y tuvimos que hacerlo dentro de las posibilidades económicas del club. Las diferencias con el resto son abismales pero creíamos que había que hacerlo. Lógicamente después hay que demostrarlo y comprobar si acertamos a la hora de competir porque siempre hay que revalidar lo que armamos.

-¿Cuáles son los aspectos a mejorar tras el debut del año pasado?

-No tuvimos el nivel de contundencia que requiere la Primera División. Llegábamos cinco o seis veces por partido y nos costaba convertir y eso te lo hacen notar en tu arco. Es un tema a corregir, que muchas veces no sólo es responsabilidad de los delanteros. La gestación y el peso ofensivo tienen que ver con la construcción. Por eso llegaron volantes de ataque y hay muchachos que han llegado para la delantera. Estamos conformes con el plantel e ilusionados.

-¿Qué idea querés para tu equipo?

-En primer lugar quiero acentuar las cosas buenas. Hay que fortalecer nuestras potencialidades, como por ejemplo el orden que tuvimos. En muchos partidos les peleamos de igual a igual a los grandes y de visitante tuvimos grandes actuaciones. Después quiero recuperar la localía, que es un ADN nuestro y es un punto a corregir. Resignamos muchos puntos de local.

-¿Cómo vivís el momento que está pasando el club?

-Muy tranquilo. Yo tengo muchísima experiencia en ligas regionales, torneos del interior, inferiores... eso te permite tomarlo con tranquilidad. El fútbol sobredimensiona todo, lo bueno y lo malo. Y no hay que creérsela. Estuvimos en dos ascensos, el club ha crecido y la gente lo reconoce, hay mucho afecto. Pero tenemos la obligación de tener los pies sobre la tierra.

-¿Cómo creés que va a ser el campeonato?

-Es corto y por eso es importante el arranque para todos. Y después hay una diferencia cada vez más marcada con los equipos. Los grandes juegan torneos de verano, les va mal un partido y traen tres o cuatro jugadores importantes, que jerarquizan el torneo peor marcan cada vez más la distancia. Uno trata de que la tarea colectiva disimule eso cuando jugás mano a mano con ellos.

-¿Qué análisis hacés del recambio generacional de los técnicos en la Argentina?

-Creo que esa es una de las tantas frases hechas del fútbol y que después no tienen sustento. Este el único lugar del mundo donde técnicos como Russo, Falcioni o Bauza no pueden dirigir de acuerdo a su edad. En la Argentina es el único país donde se desprecia la experiencia de los DT. Yo no estoy de acuerdo con que tienen que dirigir sólo los jóvenes. Siempre digo que es muy cierta la frase de César Menotti cuando dijo que lo único que no podía hacer Vicente Del Bosque era jugar. A todos les va bien y mal, a los jóvenes y los grandes. La división tiene que ser entre entrenadores preparados y no preparados, por ahí pasa la cosa. Indudablemente los más chicos tienen un acercamiento generacional con los jugadores pero eso tiene que ver con el nivel de preparación. Hoy hay que preparase para dirigir un vestuario que no es el de años atrás.

-¿Cómo ves el presente del fútbol argentino?

-Nosotros hace cuatro años estábamos en la B Metro y venimos sintiendo los cambios porque a medida que vas subiendo hay otra exigencia, otro ritmo y otra capacidad técnica. Pero después veo que el fútbol no está exento de la intolerancia de la sociedad. Se vive alocadamente, cada partido es una batalla y así ocurren las cosas que pasaron en el verano. Todos lo repudiamos pero es un poco lo que pasa en la calle. El campo de juego es el reflejo de lo que ocurre día a día y todos somos responsables. Todo el mundo lo repudia, hasta los mismos jugadores de Estudiantes y Gimnasia tras la pelea. Pero pasa por estar metidos de lleno en esa vorágine que no te deja pensar. Se profundizan detalles que alejan a todos de la tranquilidad para jugar. Ahora viene este torneo con un solo descenso, pero en el otro hay cuatro, cada vez más necesidades y el nivel de juego siente eso y se deteriora.

-¿Cuánto afecta a la hora de jugar las presiones que tienen los equipos?

-Indudablemente tienen que ver. Cuando uno juega por situaciones deportivas como un descenso el nivel de presión es diferente y eso afecta. Son muchos los equipos que despojados de alguna necesidad se sueltan más y metidos en la vorágine decisiva no tienen la misma soltura. Todo tiene que ver con todo. Vivimos colaborando para que esa presión sea cada vez mayor y los elementos para atenuarla son cada vez son menos. El espectáculo no es lo que debería ser. Lo mismo pasa desde los medios, porque los jugadores escuchan todo. Por ejemplo, si estamos peleando porque vuelvan los visitantes, lo que pasó el otro día no ayuda. Y todo tiene que ver con lo que van recibiendo.

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