Un paso al frente en la lucha contra la violencia
La violencia puso recurrentemente al fútbol contra las cuerdas. Más de una vez se paralizó la actividad para tomar medidas y buscar consensos que permitieran controlar un flagelo que aleja a los hinchas de las canchas. Por acción u omisión, la dirigencia del fútbol está señalada en la espiral de la violencia. Ya sea por la connivencia con los barrabravas o por la escasa colaboración para atacar el foco del problema. La situación empeoraba por la ineficacia de muchos operativos policiales.
Un límite parece haberse fijado a partir de la intervención del juez Mariano Bergés en los incidentes de Boca-Chacarita y de las estrategias fijadas en la provincia de Buenos Aires, con el Coprosede que dirige Mario Gallina, y en la Ciudad de Buenos Aires, área de Javier Castrilli.
-Grondona, ¿siente que la dirigencia del fútbol hizo todo lo necesario en la lucha para erradicar la violencia?
-Creo que sí. A ningún dirigente le interesa que haya violencia en el espectáculo que organiza. Si hay violencia, el aspecto económico se cae a pedazos. Pero las circunstancias sociales fueron empeorando y se hicieron imparables. Ahora, el país está pasando por una crisis de seguridad, pero cuánto hace que nosotros protestamos por leyes que no corresponden, por condiciones que no se cumplen.Yo siempre lo dije: si no enfrentamos la violencia, hay que irse. Pero no es fácil. La situación del país en general nos está dando la pauta de lo que pasaba en el fútbol. Ahora, ¿qué pasó? Tuvimos la fortuna de que la Justicia actúa, las autoridades actúan. Ahí fue cuando la dirigencia futbolística se encolumnó. La voluntad es seguir así, es la única salida viable que tenemos. Los progresos son evidentes en la cantidad de público que va a la cancha. Hay más mujeres y chicos. Antes iban a ver al seleccionado nada más.
-Favoreció mucho la actuación del juez Bergés y de Castrilli (director del Comité de Seguridad en el Fúbol).
-Para mí sí. Creo que todos lo entienden así. Antes de la intervención de ellos teníamos problemas serios y ahora todo está más normalizado, todos tratan de hacer buena letra. Por algún motivo tiene que ser. Nada viene del aire. Cómo no los vamos a reconocer. La cuestión es querer.
-Es paradójico lo de Castrilli. Dejó el arbitraje como enemigo de la AFA y ahora se convirtió en un auxiliar de gran utilidad.
-El llegó a ese cargo por convicción, sin ninguna obligación ni deberle nada a nadie. Ojalá que esté por mucho tiempo.
-¿Tuvieron que limar asperezas?
-No. Habría que remontarse a cuando Castrilli comenzó en el referato. Yo lo cuidaba muchísimo. Con su temperamento, él no era lo ideal para la mayoría de los dirigentes, pero sí para mí. Lo que pasa es que el ambiente del referato en la Argentina no es fácil. Hay mucha competencia. En este país debés tener mucho equilibrio y darte cuenta de que si vas subiendo, tenés que mirar a los costados porque seguramente hay alguno que quiere poner un palo.
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